Los invitamos a conocer la conversación completa entre Josefina MacGregor y Javier Garciadiego.
Historia

Del liberalismo al anarquismo. Ricardo Flores Magón (1873-1922), centenario luctuoso. Conversación de Josefina MacGregor con Javier Garciadiego

Para recordar a Ricardo Flores Magón, cuyo centenario luctuoso marcó este 2022 en México, publicamos esta conversación entre los historiadores Josefina MacGregor y Javier Garciadiego. El ideólogo, periodista y luchador social fue siempre un crítico de las instituciones a la vez que reflexionaba sobre una mejor sociedad. Pasó la mitad de su vida en prisión por defender sus ideales, el último de los cuales fue la creación de una ciudad de la justicia y de la paz.


Por Javier Garciadiego
 

Javier Garciadiego (JG): Amigas y amigos lectores de la revista Liber, vamos a platicar con la doctora Josefina MacGregor –a quien le voy a decir Josefina ya que somos colegas y amigos desde hace mucho tiempo–, sobre Ricardo Flores Magón, personaje, sin lugar a dudas, importante en la Revolución mexicana y en las postrimerías del porfiriato, de quien se cumplió el centenario de su fallecimiento este 21 de noviembre. El presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que 2022, en términos históricos, es el año de Ricardo Flores Magón. Me imagino que muchos mexicanos y mexicanas ven, constantemente, la imagen de Ricardo Flores Magón atrás del presidente, pero es probable que no sepan bien a bien quién fue. Sus primeras publicaciones fueron hechas por sus compañeros de grupo político. Luego recibió mucha atención de los historiadores de Baja California, allá en los años cincuenta o sesenta, por la famosa “incursión filibustera”[1]. Pero yo creo, Josefina, que el primer estudioso académico serio, fue tu maestro, Eduardo Blanquel. Quisiera que nos dijeras, primeramente, quién fue él y por qué su interés por Flores Magón.

Josefina MacGregor (JMG): Muchas gracias por la invitación, Javier, y por recordar a mi maestro. Yo también tengo la impresión de que el primer gran trabajo sobre Ricardo Flores Magón fue el de Blanquel. Él, cuando hace este trabajo, es un joven historiador; de hecho, es su tesis de maestría, y lo que he destacado de este trabajo es que tiene dos influencias muy fuertes; por un lado, la de don Edmundo O’Gorman, por su forma de interpretar la historia, de trabajar, su metodología, etcétera, historia de las ideas, finalmente; y por otro lado, la de don Daniel Cosío Villegas, que es muy importante. De hecho, Blanquel fue becario de un programa al que dio inicio don Daniel para empezar a revisar la historia de la Revolución mexicana. A él le toca revisar a los precursores y se clava en el tema; concretamente, le interesa el pensamiento político de Ricardo Flores Magón. Por eso insiste mucho en que le importa la documentación que va a ser pública, no la privada, aunque también revisa mucho la correspondencia con los correligionarios. Con esto empieza a perfilar sutrabajo, que está muy dirigido hacia Flores Magón, pero, como buen historicista, plantea toda la circunstancia, el medio en el que se dan estas ideas, y trata de localizar de dónde vienen las influencias del pensamiento de Flores Magón. Entre los elementos más importantes de su aporte, logra diferenciar etapas en ese pensamiento porque sus partidarios lo que habían destacado era su etapa anarquista, y entonces la historiografía lo retoma como un hombre que desde niño era anarquista. O sea, lo que el mismo maestro Blanquel decía, para otros casos, de convertir al hombre en estatua, como si permanentemente hubiera sido igual. Él, en cambio, va a demostrar que hay etapas en el pensamiento de Ricardo en donde primero es liberal, luego empieza a tener una influencia mucho mayor del socialismo y del anarquismo, concretamente de Kropotkin, y posteriormente, se sigue radicalizando. Él más que un teórico es un hombre práctico, quiere hacer la transformación hasta llegar al anarquismo; atraviesa, entonces, por un proceso. El maestro Blanquel, incluso, detecta otra etapa, que es la del utopista, cuando Flores Magón está en el último de sus encarcelamientos, durante el que muere. Recurre a esta idea de él: ya no puede hacer campaña, no puede estar en la política, ni tratando de cambiar el mundo, y entonces lo empieza a hacer desde la fabricación de una ciudad de la paz.

 

Eduardo Blanquel.
Fuente: Instituto de Investigaciones Estéticas / UNAM.
 

 

JG: Iba a proponerte otra etapa anterior, pero digámosle a nuestros lectores que Ricardo Flores Magón nació en San Antonio Eloxochitlán. Hijo de un militar juarista, quien, como tantos juaristas, como tantos militares oaxaqueños, brincó al porfirismo. Esa familia tiene suficientes recursos como para que los tres hermanos, Jesús, Ricardo y Enrique, vengan a estudiar a la Ciudad de México. Entran a la Escuela Nacional Preparatoria y luego a la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Su primera formación ideológico-filosófica es positivista, y yo creo que Blanquel subrayaba eso, porque es muy importante que hayan sido positivistas.

JMG: Totalmente, es la circunstancia en la que ellos crecen. Finalmente, lo que sostenía el maestro siempre es que el liberalismo, pasando por el positivismo, tiene la posibilidad de dirigirse hacia el anarquismo; es un desarrollo que puede ser natural. Lo que trata de demostrar es que el pensamiento de Ricardo era materialista, basado en la realidad, positivista, en ese sentido; entonces hay una convergencia, como después se dará con los marxistas, cosa que él no fue.

JG: Él es primero positivista en términos, vamos a decir, ideológicos, filosóficos, pero en términos políticos, en ese primer momento, estos jóvenes son liberales que le reclaman a Porfirio Díaz –creo que él aparece en la política pública en el 92, en este movimiento estudiantil, ¿verdad?–. Ahí empieza su carrera como periodista, incluso.

JMG: Periodista que es encarcelado. Después, sale y ya no continúa estudiando, se queda en el tercer año de la carrera de Derecho. Su hermano Jesús sí la concluyó; y, en muchas ocasiones, sacaría a los integrantes del Partido Liberal o del grupo liberal de la cárcel cuando se encuentran presos. Es decir, es el que mueve mucho las cosas.

JG: Político y un gran abogado. Entonces, este muchacho viene a estudiar a la preparatoria, un poco en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y luego se mete a un periodismo de oposición a Porfirio Díaz, pero, desde una perspectiva liberal, en la que le reclama que se haya alejado de los principios liberales. Ahora, él saca el periódico Regeneración, que le da nombre al partido político del actual presidente. Por eso la importancia de este personaje, un hombre con densidad histórica, el nombre Regeneración también nos lleva al positivismo y al evolucionismo de su época. No está convocando a la Revolución, sino a una regeneración del sistema y a una aplicación de los aparatos de justicia. Eran abogados o estudiantes de jurisprudencia. Y luego, ¿qué pasa?: se van a Estados Unidos…

JMG: Sí, pero es importante señalar que, antes de que se fueran a Estados Unidos, en San Luis Potosí se gestaría la idea del Partido Liberal Mexicano (PLM). Fue Camilo Arriaga quien en 1900 convocó a una convención a los liberales de todo el país, para aglutinar a quienes estaban cuestionando al régimen en estos términos liberales: “No se cumple con la ley, no se respetan los derechos políticos, no se respeta la Constitución del 57”. Empiezan a señalar problemas en el sistema de justicia; creo que es el punto central en ese momento. Ahí es cuando Flores Magón se da a conocer a nivel nacional, señalando abiertamente que el gobierno de Porfirio Díaz es una cueva de bandidos. Mucha gente se alarma, se espanta por la rotundez de sus afirmaciones, pero finalmente sale convencida de fundar clubes liberales por todo el país. Así fue como Flores Magón regresó a la Ciudad de México para comenzar con la fundación de una agrupación.

JG: Pensando en luego crear el Partido Liberal.

JMG: El tema es que la reunión, cuando se vuelve a convocar en 1902, no llega a realizarse porque es perseguida. Y entonces, el Club Ponciano Arriaga, que dirigía Camilo Arriaga, se traslada a la Ciudad de México para tratar de aglutinar esto. Fue en 1903. De entonces es la famosa imagen, donde están estos hombres en un balcón, que dice “La Constitución ha muerto” con el moño de luto; una foto que está muy presente en muchos mexicanos. Pero la persecución sigue, y deciden trasladarse e irse, aunque algunos están prisioneros, y Jesús debe sacarlos primero de la cárcel. Posteriormente se van a Laredo y luego a San Antonio. En San Antonio, en 1905, empiezan a intentar crear una junta organizadora del Partido Liberal, y en esta junta se produce un quiebre en el grupo. Camilo Arriaga se separa, y vemos estos momentos de cambio en el pensamiento de Ricardo Flores Magón: ya no se conforma con esa parte política de cuestionar la no aplicación de las leyes, sino que está tratando de introducir la cuestión social y la idea de una revolución.

 

Los hermanos Flores Magón et al., en los balcones del periódico El Hijo del Ahuizote, 1903, Ciudad de México.
Fototeca Nacional INAH.

 

 

JG: Pero al año siguiente redactan el Programa del Partido Liberal y todavía es un programa liberal, no convocan a la revolución.

JMG: No, pero es una idea que está detrás. Una de las cosas que he tratado de trabajar es que en 1905, cuando se convoca la creación de la Junta Organizadora del Plan del Partido Liberal Mexicano, se está hablando de la organización en este sentido, pero también se empieza a hablar de la necesidad de armarse y prepararse. Ellos consideran que hay que hacer dos tipos de campaña: una pública para organizar un partido con una serie de principios; y por otro lado, una privada en donde ya se hable de la revolución, que, para que pueda llevarse a cabo, tiene que ser organizada clandestinamente. Desgraciadamente, mientras ellos creían que actuaban clandestinamente y en secreto, resulta que el sistema de espionaje de Porfirio Díaz, la persecución a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, de la Embajada de México en Estados Unidos, etcétera, sabe todo lo que están haciendo, conoce sus nombres, sus alias… todo.

JGYo diría, Josefina, que en esos documentos –hay algunos en el Archivo de Relaciones Exteriores– se ve, por un lado, la infiltración –sabemos, incluso, qué oficina de agentes secretos trabajaba para los consulados–, pero también la ingenuidad de los Flores Magón y de los otros liberales que están ahí. Es obvio que te van a infiltrar, y luego con esas comunicaciones de “te mando unas varas y necesito tantos melones”… Pues está hablando de balas de cañón y de rifles, ¡por Dios!, no se necesita mucha inteligencia para descifrar esas claves.

Me encantaría que siguieras con esto y que nos platicaras en qué consistió el Programa del Partido Liberal de 1906. Por otro lado, es cierto, estaban buscando una lucha clandestina, que es muy difícil de organizar, como se vio el año siguiente.

JMG: El Programa del Partido Liberal es un documento sumamente interesante que ha merecido la atención de mucha gente. El maestro Blanquel decía que era el primer gran programa de síntesis de los problemas nacionales del siglo XX. Fue a fines de 1905 cuando se convocó la organización de la junta y se empieza a trabajar en el programa que el partido debe tener para que se vayan sumando integrantes. Es también un momento de crisis del grupo, porque aunque en ese momento están en San Luis, Misuri, a causa de la persecución tienen que moverse. Entonces se da una diáspora. Flores Magón, de hecho, va a tener que salir hacia Toronto y Montreal. Otros se quedan, algunos como encargados; por supuesto, deberíamos hablar de los otros también: Juan Sarabia, Antonio I. Villarreal, Enrique Flores Magón… Jesús ya se ha separado totalmente desde la primera etapa. Se supone que han discutido, tanto entre sí como por correspondencia, los principios que debe tener el partido, y empiezan a elaborarlos. Aunque en las cartas publicadas por quienes han dado a conocer el material de Flores Magón, algo que no se había hecho evidente era el proceso de elaboración del programa. Para mí, fue muy interesante poderlo apreciar, porque ellos, en abril, decidieron publicar, en el número de Regeneración, una convocatoria para que la gente opinara sobre el programa.

JG: Una consulta.

JMG: Una consulta; personalmente, es la primera que encuentro. 

JG: Yo también. Esa investigación ya te la leí, porque eres la única que la ha trabajado. Eso es maravilloso.

 

El Manifiesto a la Nación del Partido Liberal Mexicano se publicó en el periódico Regeneración,
el 1 de julio de 1906.
Fuente: Archivo General de la Nación.
 

 

JMG: Para mí fue sorpresivo. En mis clases en la Facultad de Filosofía y Letras, yo he trabajado el Programa del Partido Liberal, es un documento que leemos con los chicos de Historia. Fue muy interesante ver cómo se gestaba, cómo lo estaban manejando entre la convocatoria de la junta y la elaboración del programa. Ellos convocaron a una consulta, proponiendo seis rubros generales sobre los que había que trabajar: en la situación de los trabajadores del campo, la justicia, las reformas a la Constitución… seis temas gruesos. Y dan un tiempo para que se dé a conocer. Lo deciden en febrero, y en abril se difunde el primer resultado de las opiniones. Ofrecen seguir reelaborando esto las veces que sea necesario, pero no lo cumplen, por supuesto, por la premura del tiempo y por la crisis entre ellos, porque se están moviendo y les es imposible consolidarlo. Entonces deciden: “Lo vamos a poner a votación y vamos a ir rectificando todo lo que sea rectificable para que sea una opinión de los liberales de México”. En abril se da una primera versión, una segunda en junio, con las reformas que se han hecho, y finalmente, el programa se dará a conocer en julio.

JG: Ya es la fecha canónica.

JMG: Exactamente. En un primer momento consta de dos partes, con la introducción que se le agregó al programa, compuesto por 52 artículos enumerados, cortos, directos y muy programáticos sobre lo que tienen que hacer, en donde manifiestan que han quitado los principios porque no es necesario ponerlos, debido a que los tienen asumidos y ya se conocen. 

 

Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano a fines de 1910. De izquierda a derecha:
Anselmo Figueroa, Práxedis G. Guerrero, Ricardo Flores Magón, Enrique Flores Magón y Librado Rivera.
Fototeca Nacional INAH

 

 

Los seis grandes rubros que se habían armado, ahora, suben a nueve. Les agregan una introducción, que es un poco confusa porque asume que ya conoces el programa. Cuando se publica, se le agrega un manifiesto, un llamado a la gente para que se una al movimiento. Lo interesante del programa es que enumera, en términos políticos, de acuerdo con los diferentes rubros, los temas a abordar: los políticos –eliminar la vicepresidencia, ir respetando la soberanía, en fin, este tipo de elementos–, pero también empieza a plantear temas muchísimo más concretos. Se ha dicho que es anticlerical porque presenta una resistencia brutal hacia las prácticas de la Iglesia. Yo diría que incluso va más allá: formula un ataque a la propia religión. Le pone mucho énfasis a la importancia de la educación, al incremento de las escuelas y, por supuesto, plantea la educación laica y la eliminación de las escuelas religiosas. No elimina la educación privada, sino la religiosa. Y va pasando al tema de los trabajadores, que tiene que ver, seguramente, con la gran cantidad de gente que leía y que participaba en el grupo, porque ofrece un conocimiento profundo de las circunstancias en las que trabajan. Directamente plantea la reducción de las jornadas, la mejoría de la situación en las fábricas, el establecimiento de lo que después se llamaría el salario mínimo, pero en algún momento también dicen que habría que diferenciarlo según las regiones; salarios mínimos diferenciados de acuerdo con las posibilidades regionales. Prohibición del trabajo infantil, cuidados para el trabajo femenino. Es todo un apartado, quizá uno de los más robustos del programa. También aparece la parte agraria, aunque menos contundente o menos clara, pero ya planteando que las tierras tienen que ser productivas. Lo que necesita México es que se produzca, y para ello hay que quitarle a la gente, a través de expropiaciones, los terrenos que no se trabajan.

JG: Las llamadas “tierras ociosas”, como si las tierras decidieran no trabajar. Ociosas eran, en todo caso, las condiciones de trabajo que había y de propiedad; gente que tenía tantas extensiones de terrenos.
JMG: Es una propuesta de expropiar los terrenos ociosos para que las manos que quieran ser productivas los trabajen, e incluso sirve para la gente que ha salido del país. El programa empieza a poner también atención a la gente que ha abandonado el país.

 

Detención de los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón, grabado de Nicolás Reveles
publicado en la portada de Regeneración, 29 de abril de 1916.
Fuente: Wikipedia.

 

El programa se firma en San Luis, Misuri, ciudad a la que emigraron porque, en ese momento, es la tercera más importante en Estados Unidos, sólo por detrás de Nueva York y Chicago, algo que se nos olvida pues sería rebasada por otras ciudades. San Luis tenía una gran cantidad de migrantes y de trabajadores, entonces, seguramente, los Flores Magón no eran los únicos mexicanos en esa situación, pero, además, habían conocido a los de San Antonio, a los de El Paso, en fin. Por ello, tienen esa claridad, aunque todavía no haya un procedimiento claro, ni de las formas en que se va a realizar. Justamente, lo que aparece en el programa es un deseo de que México entre a una etapa de progreso económico a través de una explotación mucho más amplia de sus riquezas, pero dentro de un régimen capitalista. El programa no habla todavía de la desaparición de capitales, ni del Estado ni de nada de esto. Al contrario, lo que pide es un Estado interventor.

JG: O sea, todavía no es anarquista.

JMG: Todavía no es anarquista. Blanquel le dio a este programa, en 1963, el nombre de “neoliberal”.

JG: Cuando tenía otra connotación.

JMG: Sí, no tenía la actual connotación. Él dice “esto no es liberalismo, no es anarquismo, no es socialismo”. Es otra cosa, es una intervención todavía respetando la existencia del capitalismo, la propiedad y el Estado, pero que está pidiendo una intervención estatal, no la separación que exige el liberalismo.

JG: Es interesante esta visión de tu maestro Blanquel, porque hoy en día, al contrario, neoliberal es la menor participación del Estado, prácticamente su desaparición.

Josefina, recuerdo también que ya en el Programa del Partido Liberal se habla de protección a las comunidades indígenas y de un acercamiento a América Latina, lo cual es curioso. Pero me gustaría ir por otro lado. Por una parte, convocan a que la gente opine sobre el programa, que se afilie al Partido Liberal; y por la otra, empiezan a convocar a rebeliones armadas. Lo hicieron en 1906 y en 1908, no tuvieron mucho eco porque es muy difícil organizar una rebelión y que la gente tome las armas, si tú estás en el extranjero.

 

Ricardo y Enrique Flores Magón, circa 1914-1915.
Fototeca Nacional INAH.

 

 

JMG: En el extranjero y sin recursos, y tratando de llevar esta secrecía. Además, es evidente que en 1908 –cuando sí hay unos levantamientos, en Viesca y en Las Vacas, en Coahuila– se sabe que se van a levantar.

JG: Están totalmente infiltrados.

JMG: Totalmente infiltrados. Por ello no tienen éxito. En fin, de repente hay quien ha querido estudiar la organización del ejército del Partido Liberal en estos años, lo cual es imposible porque ¿cuál ejército?

JG: No hay tal.


JMG: En las cartas a sus correligionarios más cercanos, a los que tenía más confianza, incluso en las dirigidas a los periodistas, lo que se ve es esta insistencia de Ricardo Flores Magón. Había un sistema de periódicos muy importante que quizá valga la pena recordar. El periódico tenía una edición de algunos artículos, pero se acostumbraba que otros partidos tomaran ciertos artículos y los reprodujeran. Con esta reproducción, la gente conocía muchas noticias. Pero Ricardo Flores Magón también les pedía que, en lo privado, insistieran en la revolución y en armarse; en fin, de hacerlo con quienes se tuviera confianza, mientras que públicamente difundían el programa, sin hablar mal de la revolución para no poner algún problema, algún obstáculo en la gente, sin decir que era necesaria; mantener todo oculto.

JG: Y luego, en 1906, sale el programa y empiezan a convocar a rebeliones. En 1908 sucede lo mismo, no tienen gran eco. Flores Magón sufre incluso encarcelamiento por haber convocado a tomar las armas, violando las leyes de neutralidad. Paralelamente, aparecen el reyismo, el antirreeleccionismo. Creo que tú sabrás mucho más de esto, de las escisiones. Algunos de sus colaboradores dijeron: “Pues mejor vámonos a la línea pacífica. Me hago reyista y, sobre todo, antirreeleccionista”. Y viene la Revolución mexicana. ¿Y qué pasa con Flores Magón y la Revolución mexicana? ¿Qué pasa con Flores Magón y Madero? Tú conoces perfectamente a los dos personajes.

JMG: Hay un momento de cercanía entre los dos alrededor de 1904-1905. Incluso Madero apoya el periódico…

JG: Le compraba muchas suscripciones.

JMG: Y le llegó a dar dinero. Después se separan. A Madero le parece que son ideas demasiado radicales las que sostiene Ricardo, y que es un hombre intemperante.
JG: Y la llamada a las armas tampoco le gustó a Madero.

JMG: Desde el Partido Liberal ya no lo apoya más. Está más cerca de Camilo Arriaga, con el que sigue teniendo correspondencia.

JG: Y del hermano Jesús.

JMG: Y del hermano Jesús, que va a ser uno de sus secretarios de Gobernación. Entonces sí hay esa cercanía. Sin embargo, hace unos días pensaba en que siguieron la misma trayectoria, nada más que Ricardo se le adelantó; son de la misma edad, habría que decirlo también. Nacieron en 1873, fueron totalmente contemporáneos. Se acercan al tema político, a la crítica, al gobierno de Díaz. Muy pronto, Ricardo pasa a la certeza de que hay que levantarse en armas, y lo hace en un momento también electoral. En cambio, Madero lo deja, lo pospone, y tras participar en la parte electoral, en 1910, también toma la decisión de que no hay otro camino que las armas. Sé que algo que te ha inquietado a ti muchísimo es por qué un hombre pacifista, un hombre que busca la vía electoral inicialmente, se levanta en armas, siguiendo un poco en este cuestionamiento a Gómez Morín. Pareciera que las circunstancias de las luchas electorales mueven a la gente a tomar la decisión de que el cambio no es posible, sino únicamente a través de las armas.

 

Jesús Flores Magón, colección George Grantham Bain, biblioteca del Congreso, Washington D . C .
Fuente: Wikipedia.

 

JG: Tienes toda la razón. Todos los semestres en que doy la clase de Revolución mexicana les digo a mis alumnos: ¿Cómo un hombre pacifista y espiritista convoca a las armas? Pero regresemos a hablar de la revolución maderista y de la opinión de Flores Magón al respecto.

JMG: Está la discusión con la gente que comulga con las ideas de Flores Magón, que lo ve como anarquista desde tiempo atrás, como decíamos. En su lucha política de 1908 se distingue ya un pensamiento anarquista, pero cuando se vuelve realmente público es en el manifiesto del 23 de septiembre de 1911. Aquí sí, el documento es mucho más corto, directo, belicoso, y plantea la destrucción del Estado, al capital y a la Iglesia. Ya no hay transiciones, ya no hay ningún elemento que palie o busque otros métodos. Y bajo estas normas, ya se está organizando justamente ese movimiento al que hiciste referencia sobre Baja California, en donde mucha gente habla de la traición de Flores Magón, cuando, según los principios internacionalistas en los que él ya se está moviendo, no hay fronteras…

 

Retrato fotográfico policiaco de Ricardo Flores Magón, 18 de agosto de 1918, prisión de la isla McNeil.
Fuente: Archivo Magón.

 

JG: Sí, porque cuando él llega a Estados Unidos, después de San Luis, Misuri, se va a Los Ángeles. Y ahí es donde encuentra muchos internacionalistas, migrantes de Europa y demás, americanos, socialistas… Y para ellos, si vives en Los Ángeles, en San Diego, Baja California es un territorio abierto. 

JMG: Y además, se vincula con la International Workers of the World. Hay incluso ya un autor que ha hablado de la influencia del pensamiento magonista en la asociación norteamericana.

JG: Regeneración empezó a tener una hoja en inglés que redactaba la esposa de John Kenneth Turner…

JMG: Ethel Duffy

JG: Sí, Ethel Duffy, pero ¿qué opinaba de la Revolución mexicana, de la lucha maderista?

JMG: Está en total desacuerdo. Habla de que es una revolución que da lo mismo quien sea, si es Reyes, si es Madero o si es Carranza. A Carranza lo ataca muchísimo: “Es lo mismo, son grupos burgueses que están queriendo favorecer al capital extranjero”, etcétera. Vale la pena que insistamos en esto: parte de la importancia del pensamiento de Flores Magón se refleja en el lema “Tierra y libertad”, un lema anarquista que él maneja de manera muy, muy franca en toda su documentación.

JG: Aunque no es el lema del Programa del Partido Liberal.

JMG: No lo es.

JG: Era “Reforma, justicia y ley”, algo así. Cuando vemos la imagen del presidente López Obrador y detrás suyo la cara de Flores Magón se lee: “Precursor de la Revolución mexicana”. Por ello es muy importante que quienes nos leen sepan que hay dos momentos: Ricardo Flores Magón fue un crítico del porfiriato, y en ese sentido es precursor de la Revolución, pero después, fue un crítico terrible. Terrible. Es durísimo con Madero, lo llama burgués, dice que eso de la democracia es secundario, que lo importante son los cambios estructurales de fondo. Es muy duro con Pancho Villa, con Carranza, con la Constitución del 17, con Zapata…

JMG: Con Zapata no.

JG: Tienes toda la razón. Y a lo mejor es porque hay un elemento –que se llama Díaz Soto y Gama– que los vincula. Pero sí tenemos un Flores Magón, que a partir de 1910, desde que Madero convoca a las armas hasta que se muere, es crítico de la Revolución mexicana y de las instituciones. Por eso digo que el presidente López Obrador se está refiriendo al Flores Magón anterior, y no al que fue muy crítico de otro personaje al que el presidente admira mucho: Madero.

 

Portada del primer número del periódico Regeneración, fundado por los hermanos Flores Magón, 7 de agosto de 1900.
Fuente: Wikipedia.

 

JMG: Sin embargo, a mí me parece –y creo que en esto también hemos tenido alguna divergencia– que el Programa del Partido Liberal que firma Ricardo Flores Magón, entre otras personas, tiene una gran influencia durante la Revolución mexicana.

JG: En la Constitución del 17 es total.

JMG: En la Constitución del 17, sí. Muchísimos de los planteamientos del programa fueron incorporados directamente. Desde luego, en el constituyente aparecen algunos miembros que fueron integrantes alguna vez del Partido Liberal de la época de 1906-1908.

[…]

JG: Yo concluiría con esto, Josefina, está muy bien que se haga, que se decrete 2022 el año de Ricardo Flores Magón, pero sería bueno que no nada más se decretara, sino que hubiera más de estos programas, más discusiones, que la gente supiera quién fue Ricardo Flores Magón, personaje fascinante.

JMG: Sigue siendo de los personajes más queridos por los jóvenes. Yo diría que nosotros tenemos afecto a dos de nuestros personajes, a Carranza y a Madero, pero a los jóvenes les gusta Flores Magón, les gusta Villa y les gusta Zapata.

JG: Son los personajes icónicos de la Revolución mexicana, pero, de esos tres, el único con una visión global del Estado mexicano es Ricardo Flores Magón.

JMG: Sí, él está en otra dimensión. No es comparable de ninguna manera a los planteamientos de Madero ni nada de esto. El maestro Blanquel destaca la vitalidad, la pasión, con la que siempre está hablando, escribiendo… Es decir, a pesar de la salud, a pesar de todo, cómo Flores Magón está insistiendo en esa necesidad de los cambios, de las transformaciones. Incluso, él marca que es un hombre que se anticipa a su tiempo. Yo no sé que tan seguro es esto de que se anticipa, sino que más bien, creo, que no hay estas condiciones para que se desarrolle un pensamiento de esa naturaleza, pero me parece que a veces ni siquiera gente que lo sigue o que pretende profundizar en su obra, acaba de entender completamente su pensamiento.

JG: Más que una imagen, ese con el pelo alborotado. Entrañable personaje de verdad y de los más bellos de la historia de México. Josefina MacGregor, muchísimas gracias y ojalá fuera uno alumno tuyo para el curso sobre Flores Magón (risas). Muchísimas gracias.

JMG: Gracias. 

 

Sepelio de Ricardo Flores Magón, quien murió en la prisión de Leavenworth, Kansas. El traslado de los restos a México fue auspiciado por el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros. Fuente: Wikipedia.
 

 

Ciudad donde no hay “ninguna torre de iglesias apuntando a las alturas como en un esfuerzo para hacer al hombre ver con desprecio las cosas de la vida”. Ciudad donde “no hay muros almenados … ni una prisión … ni el edificio del capital”. Es “la Ciudad sin pecado ni virtud”… cuyos “habitantes son naturales … ni buenos ni malos ... sino sencillamente hermosos como los árboles, como las aves y las estrellas… Ciudad donde se va desnudo” sin que sea signo de pobreza, sino porque “¿hay algo más bello que la desnudez del hombre y la mujer?”. “Ciudad donde no hay pobres y el trabajo es agradable.”

Referencia de Eduardo Blanquel a la idea de la Ciudad de la Paz,
“El anarco-magonismo”, en la revista Historia Mexicana 
de El Colegio de México (1964).

 

 

 



[1] Se refiere al intento separatista denominado “rebelión de Baja California” o “separación de Baja California”, una campaña anarquista promovida por el Partido Liberal Mexicano en 1911. Para algunos historiadores, se trató de una “incursión filibustera”. [N. de la r.]

 

Josefina MacGregor es historiadora y profesora universitaria. Realizó sus estudios de licenciatura, maestría y doctorado en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la U N A M . Recibió el Premio Salvador Azuela, otorgado por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana; el Premio Marcos y Celia Maus por la mejor tesis de maestría en Historia; y el Premio Universidad Nacional 2010. Es autora de ocho libros, entre ellos: México y España del porfiriato a la Revolución, 1910 -1913; Revolución y diplomacia: México y España, 1913 -1917; y Belisario Domínguez: moral y ética, impronta de vida. Es miembro de la Academia Mexicana de la Historia.

Javier Garciadiego (Ciudad de México, 1951) es doctor en Historia de México por El Colegio de México, y doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Chicago. Su especialidad es la historia de la Revolución mexicana. Fue director del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México y presidente de dicha institución en el periodo 2005-2015; se encuentra al frente de la Capilla Alfonsina desde 2017; y es director de la Academia Mexicana de la Historia desde febrero de 2018. Es miembro del Seminario de Cultura Mexicana. Su obra más reciente es Hacia el centenario de la Constitución. Discurso de ingreso a El Colegio Nacional (2016).



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