Ilustración: imagen de la película "La sombra del caudillo"
18
Artes visuales y diseño

La sombra del caudillo. Reflexiones sobre la película más censurada del cine mexicano

David R. Maciel analiza la película La sombra del caudillo, basada en la novela homónima de Martín Luis Guzmán. A decir del historiador e investigador cinematográfico, fue censurada por su visión crítica de la corrupción, la manipulación y el enriquecimiento ilícito de la clase gobernante. “Hoy puedo afirmar que he logrado la ambición más grande de mi vida y la culminación de mi carrera de director cinematográfico. Es más, podría morir ahora mismo”, diría Julio Bracho, su realizador. Esta obra maestra del cine mexicano ha sido restaurada, recientemente, por el Laboratorio de Restauración Digital de la Cineteca Nacional con el patrocinio de Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego.


Por David R. Maciel

En torno al cine mexicano, la década de los sesenta constituye ante todo una era de transición, que por cierto no ha recibido la atención adecuada de los especialistas. Es sin duda una etapa difícil, compleja y contradictoria que marca el fin de la época de oro: ese glorioso período que llevó al cine mexicano a dominar como industria y espectáculo a todo el mundo de habla castellana. La relación cine-Estado no sólo se hace más compleja, sino que sentaría las bases para los dramáticos cambios conducentes a una enorme y directa participación del Estado en todas las etapas y esferas del cine industrial mexicano en los años siguientes (García y Coria: 1997).

La cinta La sombra del caudillo (1960) del director Julio Bracho ocupa un lugar singular en los anales del cine mexicano, no sólo porque fue la película más censurada en toda su historia, sino porque se trató de una obra maestra del cine político e histórico mexicano merced a su dirección, su guion, sus actuaciones, y, fundamentalmente, a su absoluta fidelidad a la esencia de la novela de Martín Luis Guzmán –una de las obras más sobresalientes de la literatura mexicana.

El proyecto de la película La sombra del caudillo se inició cuando el director de cine Julio Bracho leyó por primera vez la novela en 1936 y su gran sueño fue llevarla a la pantalla. Tuvieron que transcurrir más de dos décadas para que el proyecto de la filmación empezara a materializarse. En 1959, cuando Martín Luis Guzmán recibió el Premio Nacional de Literatura, Bracho le comentó al presidente Adolfo López Mateos su idea de filmar La sombra del caudillo. El presidente, amigo personal de Martín Luis Guzmán desde que ambos fueron militantes en la campaña de José Vasconcelos para la presidencia de 1929, e interesado en el tema del cine, accedió a tal petición. “Ya era tiempo de que se filmara esa película” –le respondería el presidente López Mateos (Luna: 1984)–. Otro hecho favorable para el proyecto fue que México en 1960 celebraba el cincuentenario de la Revolución mexicana y por ende existía mucho interés oficial por apoyar propuestas relacionadas con esta temática.

Para la filmación, se podía acceder a los fondos gubernamentales disponibles. De hecho, el Banco Nacional Cinematográfico, a través de su director Federico Heuer, simpatizó con el proyecto y apoyó la iniciativa de que la Sección de Técnicos y Manuales produjera la película. El banco otorgó 700 000 pesos de anticipo, los cuales fueron íntegramente dedicados a la producción. Por lo demás, los Estudios Churubusco cobraron una cuota reducida por el uso de sus instalaciones y en el material empleado se obtuvo una gran rebaja. En señal de solidaridad, el Sindicato de Actores ofreció una colaboración importantísima: ningún actor cobraría salario de antemano (Ramírez de Aguilar: 1962). El eminente elenco incluía a Antonio Aguilar, Bárbara Gil, Kitty de Hoyos, José Elías Moreno, Miguel Ángel Ferriz, Tito Junco, Carlos López Moctezuma, Ignacio López Tarso y Tomás Perrín, entre otros.

Cuando la Secretaría de Gobernación le dio su aprobación al guion de La sombra del caudillo, se abrió la puerta al inicio oficial de la filmación en febrero de 1960. Durante el rodaje, Bracho recibió ayuda de varias instituciones gubernamentales. Con el fin de crear el mejor realismo posible, el director filmó varias escenas en la Cámara de Diputados, en el Castillo de Chapultepec y en cuarteles militares. La producción se concluyó en cinco semanas y media.

 

CaEntonces como ahora: la cargada. Las fuerzas vivas apoyan al general Aguirre (Tito Junco), en La sombra del caudillo, de Julio Bracho.
Cortesía del acervo de la Cineteca Nacional México.ption

 

 
Narciso Busquets interpreta al diputado López Nieto, simpatizante de la candidatura del General Aguirre, en La sombra del caudillo, de Julio Bracho.
Cortesía del acervo de la Cineteca Nacional México.
 

La trama

Construida como un thriller político, La sombra del caudillo retrata la lucha descarnada por el poder en los años de la posrevolución. La trama gira en torno a la pugna entre las facciones políticas y sus abanderados; en ella queda de manifiesto que los ideales de la Revolución mexicana fueron evidentemente traicionados por políticos que sólo mantenían su discurso revolucionario como fachada. La visión crítica que presenta de los principales dirigentes del país era que se enriquecían mientras grandes sectores populares seguían en la pobreza. La película muestra también dramáticamente la intriga, el uso/abuso del poder, la traición, la venganza. También se describe cómo en las contiendas políticas se hace uso de los aparatos coercitivos del gobierno, del chantaje político, y de la manipulación de la opinión pública a través de la prensa. En suma, la cinta subraya el lado oscuro de los orígenes del sistema político posrevolucionario en los años veinte (y de sus fundadores).

La visión crítica que presenta de los principales dirigentes del país era que se enriquecían mientras grandes sectores populares seguían en la pobreza. La película muestra también dramáticamente la intriga, el uso/abuso del poder, la traición, la venganza.

El autor