Ignacio López Tarso como Pablo Picasso en Un Picasso, drama de Jeffrey Hatcher. Fotografías: cortesía Revista Central.
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Teatro

Ignacio López Tarso (1925-2023): el sacerdocio de la actuación

El pasado 15 de enero se conmemoraron cien años del nacimiento de Ignacio López Tarso (1925-2023), reconocido como un pilar esencial del cine y el teatro en México. Felipe Jiménez rinde homenaje al primer actor, recordado por sus papeles en Macario, El hombre de papel, El gallo de oro, La vida inútil de Pito Pérez, Tarahumara y Nazarín; películas que, además, fueron sus preferidas.


Por Felipe Jiménez

Su padre era militar de carrera por lo que constantemente cambiaba de destino. Así, además de en la Ciudad de México, la familia López López vivió en Veracruz y Guadalajara, donde don Alfonso fue jefe de una administración de Correos. En la capital de Jalisco, el matrimonio procreó otros dos hijos: Alfonso y Martha. Y fue en Guadalajara donde Ignacio tuvo su primer contacto con el teatro. Una tarde, junto a sus padres, acudió a una función en una carpa de barrio, donde quedó deslumbrado con lo que sucedió cuando se levantó el telón. Según relató en declaraciones a TV Azteca, “sucedían cosas que te mantenían totalmente subyugado durante mucho tiempo. Al terminar se bajaba el telón, la gente aplaudía y entonces tomaba conciencia de que estaba sentado ahí junto a mis padres, en una banca de madera, eso era muy atractivo. Tener a un público absolutamente absorto en lo que estás diciendo y haciendo… ¡eso era mágico!”.

Más tarde, el padre de Ignacio fue enviado a Valle de Bravo, donde se desempeñó como administrador de Correos y jefe de la Oficina General de Hacienda. Allí, a su lado, el joven Ignacio tuvo su primer trabajo. “Fui cartero de la oficina de Correos de mi padre porque el cartero que estaba contratado se enfermaba, y cuando eso pasaba yo lo suplía y salía con mi bolsa de cuero y un palo para los perros, porque había muchos perros callejeros y había que andar prevenido”.

 

Seminarista en Temascalcingo

Fue entonces cuando apareció el padre Eduardo Ferrusca, director de la secundaria donde Ignacio estudiaba, quien le sugirió entrar al Seminario Menor de Temascalcingo, donde podría seguir la carrera de sacerdote sin necesidad de pagar nada, solo esforzarse y demostrar muchas ganas de aprender. Lo que nadie imaginaba es que en el seminario hallaría su vocación, pero no como cura, sino como actor. “Había un maestro ahí que formó un grupo de teatro, y cuando pidió voluntarios de inmediato me apunté y participé. Allí tuve mi primer contacto con un escenario, en el pueblo de Temascalcingo, Estado de México, donde estaba el seminario. Ahí representamos una obra de teatro escrita por un compañero nuestro”.

“Había un maestro ahí que formó un grupo de teatro, y cuando pidió voluntarios de inmediato me apunté y participé. Allí tuve mi primer contacto con un escenario, en el pueblo de Temascalcingo, Estado de México”. IGNACIO LÓPEZ TARSO

 

Mientras se preparaba como sacerdote, su desenvolvimiento escénico se fue afianzando. “No tenía vocación, ahora lo comprendo. Estaba ahí por estudiar, por continuar mis estudios, y en el seminario se estudiaba muy bien. Había muy buenos maestros, se hacía mucho deporte, y pasé años muy felices. Hice teatro durante los cuatro o cinco años que estuve en el seminario”.

Eran los años cuarenta y las noticias sobre la Segunda Guerra Mundial tensaban el ambiente. A Ignacio le llegó el momento de cumplir, como todo mexicano, con el servicio militar. Fue acuartelado en Querétaro y poco después lo mandaron a Veracruz. Su disciplina lo hizo sobresalir y obtener el rango de cabo de tropa en el 11.º Batallón de Infantería. “Los más altos de estatura estábamos en la compañía de ametralladoras. Disparar una ametralladora era divertidísimo. Todos andaban a pie menos nosotros, porque en los jeeps iban las ametralladoras. Eran calibre 50 y dispararlas era formidable”.

“Tienes que pisar el escenario primero con mucho cuidado, como si pisaras lumbre, el escenario es de mucho respeto. Cuando pises un escenario con autoridad, entonces serás un actor profesional, el público te aplaudirá, y cuando te aplauda el público ya estará tu satisfacción colmada”. XAVIER VILLAURRUTIA

 

Grave accidente en California

Y como tantos jóvenes mexicanos, al concluir el servicio militar Ignacio sintió el llamado de salir a buscar el sueño americano y lograr una vida mejor. “Me fui de bracero a los Estados Unidos, contratado, no de mojado”. Se empleó como recolector de naranjas en el condado de Merced, California, pero el sueldo era menos de lo que tenía que pagar por su alojamiento y comida. Aun así, estaba decidido a ganar muchos dólares, pero un gravísimo accidente terminó con sus aspiraciones: mientras recolectaba naranjas en la copa más alta de un árbol, pisó una rama muy delgada que se rompió a causa del peso, haciéndolo caer al vacío. Su espalda golpeó fuertemente contra las cajas de madera que guardaban las naranjas y se lesionó la columna vertebral. Horas después, despertó en la cama de un hospital con un corsé de yeso y la advertencia de que podría quedar inválido.

De regreso a México, Ignacio se sometió a una peligrosa cirugía en la columna vertebral. Le fue extraído un hueso de la tibia para incrustarlo en la columna y que esta soldara; después vinieron seis meses de inmovilidad para recuperar poco a poco los movimientos. Al cabo de un año, fue recuperando la movilidad. Una vez que pudo caminar, reinició su vida normal.

Los largos meses de inmovilidad hicieron que buscara entretenimiento en la lectura. Así descubrió los textos del poeta y dramaturgo Xavier Villaurrutia que hablaban sobre las técnicas teatrales y el desempeño del actor. “Cuando supe que Xavier Villaurrutia era maestro de teatro, me fui a Bellas Artes a pedirle un autógrafo. El maestro me sometió a un interrogatorio, y cuando terminó me dijo: ‘¿Por qué no te quedas a mi clase como oyente primero? No te inscribas todavía’. Y así fue, me dio la oportunidad, pasé al escenario, me dio trabajo, me dio lecturas, me empezó a impulsar y me puso a estudiar. Me decía: ‘Tienes que pisar el escenario primero con mucho cuidado, como si pisaras lumbre, el escenario es de mucho respeto. Cuando pises un escenario con autoridad, entonces serás un actor profesional, el público te aplaudirá, y cuando te aplauda el público ya estará tu satisfacción colmada’ ”.

Retrato de Ignacio López Tarso con dedicatoria autógrafa, 1960. Colección Carlos Monsiváis / Museo del Estanquillo, Ciudad de México.
Ignacio López Tarso y Luis Aceves Castañeda en una foto fija realizada por Manuel Álvarez Bravo durante la filmación de Nazarín, película de Luis Buñuel, en 1958. Exposición Buñuel en México, Cineteca Nacional.

 

Homenaje a San Pablo de Tarso

Hombre clave en la carrera de Ignacio, fue Xavier Villaurrutia quien le hizo ver que con su nombre verdadero no podría ser actor ni alcanzar el éxito, así que le recomendó que adoptara un nombre más artístico. Y le sugirió llamarse Ignacio López Tarso, que tiene que ver con san Pablo, originario de la ciudad de Tarso, actual Turquía. Así, al entrar a la escuela de teatro cambió su nombre y se dedicó en cuerpo y alma a aprender a ser actor.

Su debut teatral como estudiante fue en la obra Sueño de una noche de verano de William Shakespeare. Su debut profesional fue en 1951 con la obra Nacida ayer de Garson Kanin. Después vendrían Hipólito de Eurípides; Edipo Reyde Sófocles; y La Orestiada de Esquilo. Además, Otelo de Shakespeare; Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand, y Los empeños de una casa de Sor Juana fueron algunas piezas que moldearon la experiencia de Ignacio López Tarso en el escenario.

 

Nazarín y Macario

Paralelamente a su incursión como actor de teatro, López Tarso también empezó su carrera de actor en el cine. La desconocida, Chilam Balam, Feliz año, amor mío y Vainilla, bronce y morir antecederían su participación en Nazarín, filme dirigido por el cineasta español Luis Buñuel, inspirado en un relato de Benito Pérez Galdós. Susana López Aranda, hija del actor, comenta respecto a esta película que “cuando llegó a la locación, Buñuel no lo vio caracterizado y se sacó mucho de onda, es la verdad. Entonces dijo: ‘Bueno ¿pero esto qué es? Yo necesito a alguien que tenga la barba crecida’… En fin, Buñuel se puso muy nervioso. Pero Gabriel Figueroa le dijo: ‘Tranquilo Luis, él sabe caracterizar muy bien porque viene del teatro’. Al día siguiente apareció caracterizado como el buen ladrón y Buñuel ya se tranquilizó mucho. No le tuvo que hacer mayores indicaciones, simplemente filmaron y quedó muy satisfecho. Y es una escena que es central en la película”.

Cartel para el estreno estadounidense de la película Macario (1960) de Roberto Gavaldón. Fuente: Wikipedia.

 

“La repercusión y el reconocimiento mundial que obtuvo Macario en diversos festivales internacionales de cine convirtieron a esta cinta en su mayor y más importante logro fílmico”.

 

Otro de los filmes decisivos en su carrera fue Macario, la célebre novela de Bruno Traven, que en 1960 se convirtió en la primera cinta mexicana en ser nominada al premio Óscar como mejor película en lengua extranjera. Macario cuenta la historia de un indígena que mantiene un trato peculiar con la muerte. Se trata de un personaje muy gracioso y simpático, a pesar de representar la terrible tragedia del hambre del campesino y del indígena mexicano. Además de conmovedora, es una historia muy divertida, como la escena del diablo vestido de charro que trata de engañarlo para quitarle su comida. Explica el actor: “Es un cuento muy antiguo de la tradición oral mexicana. Mi padre cuando yo estaba estudiando el libreto me dijo: ‘Oye, pero yo conozco esa historia desde hace mucho, no es de Traven’. ‘Bueno, Traven la firmó y él la registró como suya’, le contesté”.

Ignacio López Tarso interpreta al protagonista de la película epónima Macario (1960) de Roberto Gavaldón.

 

La repercusión y el reconocimiento mundial que obtuvo Macario en diversos festivales internacionales de cine convirtieron a esta cinta en su mayor y más importante logro fílmico.

Además de Macario, El hombre de papel fue la película que le dio al actor los mayores reconocimientos y satisfacciones internacionales. Dirigida por Ismael Rodríguez, cuenta la historia de un hombre mudo cuya máxima aspiración es convertirse en padre. Sin pronunciar un solo diálogo, el intérprete conquistó al público con su extraordinaria actuación.

 

Filmes favoritos

En una conversación con Cristina Pacheco, López Tarso reconoció un gusto especial por algunos trabajos suyos en el cine, es decir, tener algunas películas favoritas. Sus personajes predilectos fueron “Macario, el mudo de El hombre de papel, el gallero de El gallo de oro, cuento de Juan Rulfo que recuerdo mucho porque yo era gran admirador de la belleza de la voz, de la alegría y el talento de Lucha Villa, que aparece en la película. La vida inútil de Pito Pérez me gusta también, igual que Tarahumara. Y por supuesto Nazarín, el filme de Buñuel, una gran película con una participación mía muy pequeña pero fundamental. Interpreto al buen ladrón, que hace al personaje de Nazarín reconsiderar su posición”.

Grabó en total ocho discos en los que declama romances y corridos, la mayoría alusivos a la Revolución mexicana, trabajo que disfrutaba de manera especial. Algunas de estas grabaciones fueron con Raquel Olmedo y otras en vivo desde el Teatro de la Ciudad. También se presentó en Madrid y en el teatro Hidalgo de la capital mexicana junto a la célebre actriz y cantante española Nati Mistral. Y en Cuba, en compañía de María Teresa Rivas.

Luis Aguilar e Ignacio López Tarso en El hombre de papel (1963) de Ismael Rodríguez.
Ignacio López Tarso interpreta a Dionisio Pinzón en la película El gallo de oro (1964) de Roberto Gavaldón.

 

Miembro honorario del Seminario de Cultura Mexicana 

Su fascinación por los corridos, relataba, le nacía de la letra de los mismos, “textos muy inocentes, muy simples y populares, de voces anónimas pero con un contenido que refleja el sentir del pueblo mexicano. Es el caso de La maquinita, Benito Canales, La muerte de Zapata, Pancho Villa…, en fin, todos esos corridos maravillosos que sirven de ejemplo a las siguientes generaciones”.

Miembro honorario del Seminario de Cultura Mexicana, Ignacio López Tarso intervino en innumerables telenovelas; fue secretario general de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) de 1986 a 1990 y diputado federal por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) del 1.° de septiembre de 1988 al 31 de agosto de 1991.

 

Dibujar en escena como Pablo Picasso

Ignacio López Tarso representó a Pablo Picasso al lado de Aracely Arámbula en Un Picasso de Jeffrey Hatcher. Fotografía: cortesía Revista Central.

 

El genial pintor español Pablo Picasso fue uno de los últimos personajes interpretados por Ignacio López Tarso en la puesta en escena Un Picasso, representada en el teatro San Jerónimo de la Unidad Independencia, en la que el actor compartió créditos con Aracely Arámbula.

Original de Jeffrey Hatcher, la obra recrea un fragmento de la vida del autor del Guernica durante la ocupación alemana en Francia. El artista es detenido e interrogado por la señorita Fischer, una alta funcionaria de cultura, para que reconozca y certifique que tres de sus obras son auténticas. Con la fuerte personalidad que lo caracterizaba, Picasso consigue seducir a la funcionaria hasta convertirla en su más ferviente admiradora y aliada.

Aracely Arámbula forjó una fuerte amistad con el actor durante las semanas que trabajaron juntos, al punto que don Ignacio no la olvidó poco antes de morir y le dejó un legado, algo simbólico, pero de un gran valor sentimental. Durante parte de la representación, el personaje de Pablo Picasso aparecía en escena dibujando a la alta funcionaria con la que compartía créditos. Estaba situado en un extremo, de manera que ni el público ni la actriz podían ver el dibujo.

Pues la sorpresa fue que Ignacio López Tarso se adentró tanto en el personaje del pintor malagueño que en realidad sí se puso a retratar a Aracely Arámbula, y durante las sucesivas representaciones le dio consecutivamente algunos retoques.

La sorpresa para la actriz al ver el dibujo fue absoluta, porque ni siquiera sospechaba que su compañero de reparto en realidad sí la hubiera estado dibujando durante la obra.

Ignacio López Tarso en Una vida en el teatro de David Mamet, teatro San Jerónimo Independencia, agosto de 2019. Fotografía: Tania Victoria / Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

 

 

Fuentes consultadas

Associated Press, “Fallece el actor mexicano Ignacio López Tarso”, Los Angeles Times (diario), 11 de marzo de 2023.

Bravo, Evelyn y Zurisaddai González, “Murió Ignacio López Tarso a los 98 años tras agravarse la neumonía que sufría”, Infobae,12 de marzo de 2023.

Constantino Aguilar, Jesica, “Macario y las mejores películas del actor Ignacio López Tarso”, TV Azteca. 11 de marzo de 2023. Disponible en <https://www.tvazteca.com/aztecanoticias/mejores-peliculas-actor-ignacio-lopez-tarso-murio>.

Conversando con Cristina Pacheco, “Ignacio López Tarso”, Canal Once, reproducido por Canal Catorce, 28 de agosto de 2024. Disponible en <https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=z1--Nhyensg>.

Cruz Bárcenas, Arturo, “López Tarso protagoniza la puesta en escena Un Picasso”, La Jornada (diario), 12 de abril de 2016.

Hernández, Gabriel, “Fallece Ignacio López Tarso. Hasta siempre, Macario”, Fuerza informativa Azteca, 11 de marzo de 2023. Disponible en <https://www.youtube.com/watch?v=zM8slrBPNZM>.

Homenaje a Ignacio López Tarso en el Palacio de Bellas Artes, Canal 22, 12 de marzo de 2023. Disponible en <https://www.youtube.com/watch?v=UJPcpdIAMAQ>.

Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, “Ignacio López Tarso, gran actor del cine, teatro y televisión en México”, boletín 274, 11 de marzo de 2023. Disponible en <https://inba.gob.mx/prensa/17494/ignacio-lopez-tarso-gran-actor-del-cine-teatro-y-television-de-mexico>.



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