25 de febrero al 25 de mayo
Galería abierta de la tienda Elektra Malinalco
Av Del Panteón S/N, Barrio San Juan, Malinalco, Estado de México.
A lo largo de varias décadas, la pasión del señor Ricardo B. Salinas Pliego por el arte y la cultura de nuestro país lo ha llevado a reunir una considerable colección de fotografías; entre miles de ellas, hemos seleccionado las que conforman esta exposición, como una unidad estética. Con esas espléndidas imágenes, de alto valor artístico, queda demostrada la capacidad que tiene la fotografía para contar historias y acercarnos a diversos aspectos de nuestra cultura y nuestras tradiciones.
En esta magnífica selección de imágenes, resaltan tres temas principales: el paisaje, la arquitectura –civil y religiosa– y los retratos. Cinco de esas fotografías fueron tomadas en el Estado de México: dos en Tenancingo, dos en Toluca y una en Huexotla.
Los invitamos a descubrir, a través de la mirada de Paul Strand, escenas de la vida cotidiana de nuestros antepasados, hace casi un siglo.
¡Que disfruten en familia y con sus amigos la exposición Fotografías de México 1932-1933!
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Paul Strand (Nueva York, EE. UU., 1890 – Orgeval, Francia, 1976), es considerado uno de los más importantes fotógrafos del siglo XX. Interesado en las diversas culturas del mundo, viajó a nuestro país en 1932, a invitación del gran músico Carlos Chávez (1899-1978), entonces titular del Departamento de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública. Durante su estancia de varios años en México, Strand tomó una gran cantidad de fotografías que han merecido un amplio reconocimiento internacional.
Paul Strand recorrió diferentes estados de la República Mexicana, mostrando un interés particular por pequeñas comunidades, en las que observaba con delicadeza la cultura comunitaria y el arraigo a sus costumbres y tradiciones. Estos elementos son los que inspiraron al fotógrafo para realizar imágenes que combinan un gran sentido artístico con un profundo compromiso social.
Su amigo y colega profesional Leo Hurwitz se expresó así del célebre fotógrafo:
“La fotografía ha sido la vida de Paul Strand. Es la herramienta con la cual ha penetrado en lo más recóndito de la naturaleza y de la gente; con ella ha podido transmitir al mundo su mirada aguda, la vivacidad de su sensibilidad y el clamor de un discernimiento apasionado”
David Alfaro Siqueiros y Leo Hurwitz sobre la carpeta fotográfica de Paul Strand
David Alfaro Siqueiros y Leo Hurwitz escribieron unas palabras sobre el trabajo de Paul Strand en la reedición de 1967 del portafolio Photographs of Mexico (Fotografías de México), rebautizado como The Mexican Portfolio (El portafolio mexicano), producido por Aperture para Da Capo Press.
David Alfaro Siquerios
“Nuestro movimiento pictórico mexicano, con sus conceptos plásticos y su nuevo realismo en abierta rebeldía contra el formalismo, está basado en el hombre y el entorno físico en el cual se desenvuelve, lucha y muere.
Tras llegar a México, en 1932, Paul Strand incursionó en el cine con una fuerza documental y una técnica incuestionables. Al igual que su antecesor, Sergei Eisenstein, Strand hizo una contribución sobresaliente con su película Redes, un trabajo notable de realismo dinámico muy emotivo y con perspectiva social. Es una obra maestra, un clásico mexicano y, por extensión, latinoamericano. Lo mismo podemos decir de las fotografías que conforman The Mexican Portfolio (El portafolio mexicano).
El punto de vista de Strand concuerda con el de los pioneros del muralismo mexicano y su lucha contra el formalismo. Como cineasta y fotógrafo, tanto en Estados Unidos como en muchas otras partes del mundo siguió desarrollando en su obra una visión fundamentalmente humanista. Consideramos que Paul Strand es una figura prominente del arte internacional por su consagración a la experimentación técnica, su preocupación social y por su vida misma. Quisiera rendir homenaje a la grandeza de este "americano-mexicano o, mejor aún, este ciudadano del mundo cuyo trabajo ha iluminado el arte más objetivo de nuestro tiempo.”
Leo Hurwitz
“La fotografía ha sido la vida de Paul Strand. Es la herramienta con la cual ha penetrado en lo más recóndito de la naturaleza y de la gente; con ella ha podido transmitir al mundo su mirada aguda, la vivacidad de su sensibilidad y el clamor de un discernimiento apasionado. Es el lenguaje con el que escribió una alabanza moderna y elocuente a la fuerza y a la dignidad del hombre, a la violencia agazapada, a la belleza de la naturaleza. Su trabajo es la cúspide de una gran tradición fotográfica.
Es breve la historia de la fotografía, pero en poco tiempo se ha convertido en un medio universal con un enorme alcance y un poder expresivo tremendo, logró colarse en el transcurrir del tiempo y por eso ha sido posible captar el rostro de un hombre a punto de morir, un microbio teñido, un barco que se hunde mientras su tripulación salta al mar por la borda, el halo solar de un eclipse, un niño que se roba una botella de leche, la corona que se forma al caer una gota de agua, el clavadista que sale de la piscina y regresa a la orilla del trampolín, un cuerpo carbonizado colgado de un árbol. La fotografía ha traído consigo una forma nueva de transmitir las noticias, la información; nos lleva a lugares donde pocas veces, o nunca, hemos estado y su poder de descripción e interpretación le revela al hombre la actualidad en la que vive. Se usa de mil maneras distintas: en el periodismo, la ciencia, el juego, el amor y las biografías familiares. Se experimenta con ella constantemente y se han ido descubriendo técnicas innovadoras en su beneficio. Es como una Babel de lenguas, pero a la vez el suyo es un lenguaje sencillo que todos podemos entender. Todo es fotografía. El público, las editoriales y los propios fotógrafos apenas pueden distinguir entre la variedad de propósitos de este medio, sus distintos fines y niveles emotivos, lo que crea una profunda confusión. Es como si no existiera una distinción clara entre la manera de escribir de Hemingway o Christopher Marlowe y otros usos legítimos del lenguaje escrito como las recetas médicas, las noticias, los anuncios publicitarios o las cartas al editor. O entre las obras de Orozco y EI Greco, por un lado, y muchos otros medios de comunicación visual, como las tiras cómicas, las gráficas que se emplean en economía o el cartel de una película. Es una confusión que ha permeado por doquier y que degrada la visión del fotógrafo, la técnica, la calidad de impresión, los materiales y los métodos de reproducción.
En años recientes surgió una escuela "documental" de fotografía que busca diferenciarse de lo que considera el carácter degradante de la fotografía publicitaria e ilustrativa, así como de las limitaciones del fotoperiodismo. Pretende relacionarse más estrechamente con la realidad de la gente y de nuestro tiempo para revelar verdades importantes. Pero aun así, a pesar de que se han llevado a cabo esfuerzos valiosos, esa confusión de tantos años en la que todos los niveles de la fotografía han estado hirviendo en la misma olla, por decirlo de alguna forma, a menudo ha producido resultados muy limitados por la falta de cuidado y de un enfoque integral. Con frecuencia, lo que se fotografía es más impactante y más conmovedor que la fotografía en si misma. En términos generales, la fotografía debe leerse, explorarse, y hay que saber separar lo esencial de lo irrelevante. Rara vez se expresa como un todo organizado. No es un arte en si mismo; es la materia prima del arte.
La fotografía es muy sencilla. El mundo visible es un lugar tan interesante que no se requiere mucha pasión, conocimiento, sensibilidad o trabajo riguroso para tomar una foto digna de captar la atención, aunque sea por un instante. Pero a la vez es muy difícil. Ese mundo visibles duro y obstinado. Se aferra a su propio contexto. Para lograr una imagen sincera, libre de paja, que conmueva al espectador y haga comprender el significado de aquello que fue fotografiado, hace falta un ojo muy rápido, mucha intuición y una técnica escrupulosa.
Con este portafolio de Paul Strand, y los que le sigan, el público y los fotógrafos podrán volver a la fuente de la gran tradición fotográfica que comenzó con David Hill, que continuó con la obra de Atget y Stieglitz y que alcanza su máxima expresión con el trabajo de Paul Strand. Refleja el origen de todo gran arte: pasión, integración orgánica del material y las ideas, y un profundo compromiso con la verdad y la riqueza de la experiencia.
Algunos espectadores inexpertos han expresado su admiración por Strand diciendo que sus fotos parecen pinturas. No es que la obra de Strand imite los métodos o los efectos de la pintura, sino que en ella se observa algo similar a la unidad formal que caracteriza a las mejores pinturas, así como su expresividad y la relación entre el tratamiento y la idea. Entre la gente que ha visto su trabajo por primera vez es muy común este tipo de reacciones: produce la sensación de estar ante algo totalmente nuevo, poco visto en la fotografía. Lo primero que se comenta es lo brillante de la técnica. Los entendidos dicen: ¡qué real!, ¡qué efecto tridimensional! Los fotógrafos dicen: ¡qué textura!, ¡qué escala tonal!, ¡qué
calidad de impresión! Son las primeras reacciones pero las menos significativas. Todo ese virtuosismo está al servicio de lo que Strand quiere expresar, de la idea
detrás de las fotos. Ninguna de ellas busca deslumbrar por deslumbrar. Para él, el objeto es indispensable, y las imágenes representan un esfuerzo mayúsculo por revelar el significado emocional del objeto. Es un método de trabajo que busca la sencillez al máximo. En ese sentido, sus fotos son impersonales, desinteresadas. Y aun así, transmiten una emoción intensa y sentimientos muy poderosos acerca de su mundo. La pasión ha agudizado su visión a tal grado que sólo las manifestaciones de mayor fuerza pueden complacerlo. Ha logrado un dominio magistral de la técnica, de manera tal que el medio no es un obstáculo para la expresión y como resultado, nos revela un mundo nuevo en el ámbito fotográfico y de la experiencia humana. Ha escrito una autobiografía de si mismo en función de las cosas que ha visto. Sus fotos van más allá de las apariencias y la superficie; son imágenes vivas que crecen y que irán adquiriendo una nueva belleza y significado en tanto la gente pueda seguir admirándolas.”