- I -
La histórica situación que actualmente se vive no sólo invita, sino impone recordar una de las grandes obras maestras del siglo dentro de la historia de la ópera. Me refiero a The Visitors, la ópera con libreto de Chester Kallman y música de Carlos Chávez, estrenada en 1957 en Nueva York. La obra, injustamente desconocida para el gran público, se ha mencionado actualmente aduciendo su trama: un grupo de personajes se encierra en una casa durante una epidemia de peste sucedida en Florencia. La situación recuerda el marco narrativo de El Decamerón de Giovanni Boccaccio y la gran peste de 1348-1352 donde diez personas encerradas se relatan cuentos para distraerse. Es improbable que la referencia no escapara a sus autores. Aún más: existe una clara relación entre ambas obras al retomarse intertextualmente algunos de los personajes de Boccaccio en la ópera. Por una carta de octubre de 1952 sabemos de la proposición de Carlos Chávez a Salvador Novo para desarrollar el libreto. Queda claro que el tema lo concibió Chávez. Novo no pudo o quiso realizar el proyecto. La situación coincidió con la oferta de Lincoln Kirstein para realizar una obra para los Estados Unidos. Por recomendación de Igor Stravinsky, Chávez contactó a W. H. Auden, el cual a su vez recomendó a Chester Kallman. Este poeta estadounidense ya tenía experiencia en el campo de la ópera por haber colaborado con Auden en el libreto de The Rake’s Progress para Igor Stravinsky. Por cartas de Chávez a Kallman sabemos de las muy precisas ideas del compositor sobre el desarrollo de la trama y la estructura interna de cada acto y su duración. Tal precisión es sorprendente e inédita en la historia de las colaboraciones operísticas. Ni aun en la muy documentada colaboración entre Richard Strauss y Hugo von Hofmannsthal hay algo similar a las indicaciones de Chávez al trabajar con Kallman. El estreno mundial de la ópera se realizó el 9 de mayo de 1957 en el Brander Matthews Theatre de la Universidad de Columbia, Nueva York. Las ocasiones posteriores en que se representó, la ópera sufrió variaciones. Entre otras cosas, se tradujo el magnífico libreto de Kallman al castellano. Finalmente, en 1999 se estrenó la versión definitiva de la ópera en la cual estuvo trabajando Chávez hasta el final de su vida.
La plaga de Florencia en 1348, según relato de Giovanni Bocaccio en El Decamerón, grabado de L. Sabatelli, basado en una pintura de su autoría, 1877, Wellcome Collection, Londres.
The Visitors es la única ópera que recuerdo que trata el motivo de la epidemia. No así al respecto del motivo del encierro, que encontramos en tres óperas por demás notables: Aniara, libreto de Erik Lindegren y música de Karl Birger Blomdahl, estrenada en el Teatro Real de Ópera de Estocolmo en 1958. La segunda, una de mis favoritas, Die schwarze Maske, con libreto de Harry Kupfer y basado en Die schwarze Maske de Gerhard Hauptmann y música de Krzysztof Penderecki, basada en la obra homónima de Hauptmann y estrenada en el Festival de Salzburgo en 1986. Finalmente, The Exterminating Angel, con libreto de Tom Cairns basado en el guión escrito por Luis Buñuel para su película El ángel exterminador. Esta ópera también se estrenó en el Festival de Salzburgo, pero del año 2016.
En The Visitors encontramos los motivos del encierro, la enfermedad y la peste resueltos en un lieto fine que ha desconcertado a los críticos. Personalmente considero tal final como el correcto para esta ópera. El motivo de la peste y del encierro son, en realidad, cuestiones accidentales, mientras que el tema de la obra es una cuestión teórica: la catarsis. El lector podrá sorprenderse de que considere un problema teórico el tema central de la ópera, pero me permito recordarle que existen antecedentes en la historia del género donde cuestiones teóricas envueltas en una trama son el tema de la obra. Al respecto invoco el caso de Palestrina de Hans Pfitzner o el de Capriccio con música de Richard Strauss y un libreto basado en una idea de Stefan Zweig desarrollado por Joseph Gregor, Clemens Krauss, Hans Swarowsky y el mismo Richard Strauss. Para explicar mi idea recordaré en un primer inciso la trama de la ópera, y, en un segundo paso, explicaré algunos de los problemas del concepto de catarsis para entender la razón del lieto fine.
- II -
La trama presenta cuatro personajes encerrados en una mansión florentina para protegerse de la peste: Dioneo, Elissa, Pánfilo y Lauretta. Los cuatro corresponden a personajes de Il Decamerone. De tal suerte, la intertextualidad existente en la situación que detona la acción en la obra de Boccaccio y en la ópera de Kallman/Chávez, es decir, la peste, se confirma por la aparición de personajes de la primera en la segunda. Dioneo es en Il Decamerone un personaje que no se deja dominar por preocupaciones y se inclina hacia la superficialidad. En la ópera su carácter cambia: es un taciturno y reflexivo escritor de obras de teatro. Al final, contagiado de la peste, se considera condenado a la muerte, pese al caso de Lauretta, que se ha recuperado de la enfermedad, al igual que el de muchas otras personas, como el coro, que han entrado a la mansión donde se desarrollan los actos, en busca de un espacio para sanar de la enfermedad. La Elissa de la ópera corresponde en sus características con la de Boccaccio. El nombre corresponde a otro con el cual se conoció a la reina Dido de Cartago, abandonada por su amante Eneas. La relación entre la Elissa de Il Decamerone y The Visitors es transparente: también a ella la abandona su amante, que en la ópera es Pánfilo. Su homónimo en Il Decamerone representa al amante feliz y despreocupado. Estas características las hereda en The Visitors, aunque, en la parte final cambia su carácter, volviéndose oscuro y desgarrado, después de ver enfermar y morir a la gente por la peste. Al inicio, nos enteramos de que Pánfilo se refugió en la mansión junto con su amante, Elissa, pero ahí conoció a Lauretta, de la cual se enamoró. Esta situación triangular, Elissa-Pánfilo-Lauretta, será central en la trama y se refleja en las obras de teatro que los personajes representan a lo largo de la ópera. Finalmente, el último personaje importante de The Visitors es Lauretta, la joven muchacha de la cual se enamora Pánfilo. También ella tiene su correspondencia homónima en Il Decamerone. En la obra de Boccaccio, el personaje es reminiscencia de Laura, la enamorada de Petrarca y símbolo del amor puro e idealista. En The Visitors, su pasado es turbio. En una de las obras de teatro representadas dentro de la ópera, ella hace el papel de la pecadora María Magdalena, que se ha entregado a un cliente representado por Pánfilo. Al final de la ópera, el espectador se entera que al momento de tal escena Lauretta quedó embarazada. Estos son los cuatro personajes centrales de The Visitors, pero la trama se complica porque cada uno se desdobla en otros personajes. Esto sucede cuando, para distraerse dentro del confinamiento en el cual se ven recluidos en su empeño por huir de la epidemia, deciden representar obras de teatro escritas por Dioneo. Su obra principal se basa en el mito de Psique y Cupido, cuya única fuente antigua se encuentra en Las Metamorfosis o El asno de oro de Apuleyo. Ahí la historia se intercala a modo de una novela breve en medio de las peripecias de Cárite; una construcción en abismo donde un personaje cuenta la historia de otro personaje que a su vez cuenta la historia de Psique y Cupido. Su relato se realiza para lograr el cambio psicológico de Cárite, el personaje en Apuleyo que escucha el mito. Es de llamar la atención que, como en la fuente latina, también en The Visitors, la historia de Psique y Cupido se intercale dentro de otra historia y tenga, al final, por efecto de la catarsis, la misma consecuencia de transformar a un personaje.
El mito de Psique y Cupido es uno de los motivos más recurrentes en las artes plásticas, como lo muestran las obras correspondientes de Bertel Thorvaldsen, Antonio Cánova o Auguste Rodin. En la investigación de las estructuras del cuento popular, se considera el texto correspondiente de Apuleyo como primer ejemplo del motivo del novio bestial. Pero ante todo, el mito ha sido durante siglos, fuente para interpretaciones que van desde procesos herméticos hasta viajes de anábasis o procesos psicoanalíticos.