Lejos de mostrarse como una creación artística decimonónica, con un lenguaje y conceptos temáticos anticuados y distantes, la ópera Parsifal llega a nuestros días con una actualidad absoluta. No solamente el mensaje de esta obra es completamente comprensible –la compasión es necesaria para lograr redimir nuestras faltas–, sino que la hondura espiritual de la trama y el sentido que encierra nunca habían sido tan diáfanos y penetrantes.
Parsifal es fruto de la madurez. La primera noticia que le llega a Richard Wagner sobre la leyenda de Parsifal o Perceval se le presenta en 1840, durante su primera estancia en París. Allí su amigo el filósofo judío Samuel Lehrs le presta un libro que acaba de editar la Sociedad Alemana de Königsberg, Estudios históricos y literarios, en el que aparece un capítulo donde se habla del personaje de Parsifal como padre de otro personaje, Lohengrin. Es la primera referencia que el compositor tiene sobre el tema, y se presenta en una fecha muy temprana. Wagner concibe su ópera en 1857, pero no la completará hasta 25 años después, y su estreno será en 1882, apenas un año antes de su muerte.
La ópera no se estrenó en México, sino hasta 2024, es decir 142 años después, durante el Liber Festival, el 18 de abril de 2024, en el Teatro del Bicentenario “Roberto Plasencia Saldaña”, de León, Guanajuato, con una producción en la que la puesta en escena, escenografía e iluminación estuvieron a cargo del maestro Sergio Vela, promotor artístico, músico y académico mexicano.
“En el año 2013 –indica Sergio Vela– dirigí Parsifal en ocasión del bicentenario de Wagner en el Teatro Amazonas, sede del Festival Amazonas de Ópera, en Manaos, Brasil, con la invitación de mi querido amigo Luis Fernando Malheiro. Y 11 años después estoy revisitando Parsifal en México, haciendo una revisión exhaustiva de aquella puesta en escena, de tal suerte que es una versión, digamos, depurada, no quisiera decir aumentada, porque no creo haberla aumentado, más bien modificado. Las ideas seminales de la primera puesta en escena son las mismas que sigo defendiendo ahora para mi interpretación de Parsifal”.

Una idea afortunada
El maestro Vela explica que “la tarea de estrenar Parsifal en México fue mayúscula, hubo que concitar muchísimas voluntades. Jaime Ruiz Lobera, titular del Teatro del Bicentenario, me planteó hace poco más de un año la posibilidad de que en este recinto se hiciera una producción wagneriana por primera ocasión. Pudiendo haber elegido algún título menos arduo en su preparación, creo que la idea de presentar Parsifal por primera vez en nuestro país resultó particularmente afortunada”.
El rumbo que debería haber en nuestro país para la promoción cultural es el de sumar voluntades, sumar esfuerzos, multiplicar los recursos y tener la posibilidad de ascender a cúspides que, de otra manera, resultan prácticamente irremontables. SERGIO VELA
Para el director y diseñador de ópera “no deja de ser significativo que a la inversión realizada por el Teatro del Bicentenario, como parte del Forum Cultural Guanajuato, se haya sumado la colaboración de la Universidad de Guanajuato, con la participación de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato; y al mismo tiempo, con el respaldo de Banco Azteca y de Fundación Azteca Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego pudo volver a llevar a cabo en 2024 un pequeño pero significativo Liber Festival, en el que el plato fuerte escénico fue justamente el estreno en México de Parsifal.
”Hablamos de sumar voluntades –prosigue Vela–, en este caso, las de los titulares del Teatro del Bicentenario, del Forum Cultural Guanajuato, y, por otra parte, en el sector privado la propia voluntad de Ricardo Salinas Pliego de respaldar con una organización de su estructura de acción social, como es Arte & Cultura, la difusión de las artes y la producción y la construcción de alianzas. Me parece que es una señal muy halagüeña de un rumbo que debería haber en nuestro país para la promoción cultural, que es el sumar voluntades, sumar esfuerzos, multiplicar los recursos y tener la posibilidad de ascender a cúspides que, de otra manera, resultan prácticamente irremontables”.José Luis Reynoso (Titurel) y Jorge Lagunes (Amfortas). Fotografía: Naza PF.


Parsifal: estreno en México
La experiencia única de llevar a cabo esta histórica producción ha sido ahora recogida meticulosamente en el documental Parsifal: estreno en México, dirigido por Jaime Casanova y producido por Mérida1 TV, un canal de televisión independiente, alternativo y cultural, que ha realizado reportajes–documentales en varios países como Argentina, España, Francia, Italia, Austria y Alemania, además de México. El video sobre la ópera de Wagner tiene una duración de casi una hora y está disponible en el canal de YouTube de Mérida1 TV en el siguiente enlace: <Parsifal: Estreno en México>.
Parte esencial en el estreno de Parsifal fue la participación del reconocido director de orquesta italiano Guido Maria Guida como director concertador. En entrevista para el documental, el maestro Guida rememora: “Mi experiencia con Wagner nació cuando era estudiante y escuché Tristán e Isolda y Parsifal, luego Tannhäuser, que me fascinaron. Después tuve la suerte de estudiar y trabajar como asistente de Giuseppe Sinopoli, que era un gran director, muy dedicado al repertorio alemán. Y sucedió que Sinopoli fue invitado a dirigir el estreno de una nueva producción de Tannhäuser en 1985, en el Festspielhaus de Bayreuth, y él mismo me llevó como su asistente en esta producción. De esto nació una relación muy fuerte como asistente de él con el teatro de Bayreuth. Yo fungía como director de estudio; prácticamente era responsable de los ensayos con los cantantes, dirigía los ensayos escénicos cuando Sinopoli no estaba y también los coros.
”Es un gran honor –prosigue Guido Maria Guida– para mí participar ahora en este proyecto, dirigir el estreno de Parsifalen México, una vez más con el maestro Vela, que, aparte de la amistad que nos une, es un artista al que quiero y valoro mucho. Tenemos siempre las mismas opiniones, especialmente sobre el repertorio wagneriano. Es también un honor trabajar en el Teatro del Bicentenario, que es maravilloso, con una acústica de gran teatro”.


Fotografía: Naza PF.
Escrita como una obra sacra
La soprano de origen australiano Fiona Craig, que encarna al personaje de Kundry, opina que “lo que separa a Parsifal de las otras obras wagnerianas es que fue escrita como una obra sacra, no específicamente como una ópera. No sé si se puede decir que es una combinación de todas las ideas filosóficas de Wagner, pero definitivamente refleja una madurez muy profunda de algunas de las ideas que el compositor estaba explorando a través de Schopenhauer, el budismo y otras filosofías que están muy presentes en Parsifal”.
Con respecto a su trabajo de interpretación, opina que “Kundry es un personaje muy especial en mi repertorio, es la representación de un alma que ha vivido cientos de años, y, por lo tanto, es una mujer muy complicada, multifacética, misteriosa, pero también seductora; es un personaje complejo y multidimensional. Está muy torturada y trata de escapar de la maldición que la persigue. A través de la historia, ella alcanza su libertad, pero la odisea que atraviesa es bastante inusual y no creo que exista algo semejante en otra ópera”.
Hernán Iturralde, barítono argentino que da vida al personaje de Gurnemanz, señala que este “vendría a ser como un jesuita, si bien, como se aclara en la ópera, es uno de los guardianes del Santo Grial. La lanza con la cual Longinus lastimó a Jesús en la cruz está desaparecida, y eso es una parte fundamental de la trama de esta ópera”. Iturralde comenta que “siendo la última, esta obra es una especie de culminación de todo lo que Wagner aprendió, estudió y desarrolló durante su carrera”. Al respecto, José Luis Reynoso, cantante mexicano con tesitura de bajo que presta su voz al personaje de Titurel, refiere en relación al compositor alemán: “Sé que también él era el propio libretista de sus óperas, él escribía los libretos a la par que escribía la música”.
El tenor búlgaro Martin Iliev encarna al personaje de Parsifal, del que subraya que “experimenta un gran crecimiento; comienza como un niño que no conoce el mundo, creció solo con su madre y luego se separó, sigue a unos caballeros y quiere convertirse en uno de ellos. No ha tenido contacto con la civilización y de repente se encuentra en una atmósfera desconocida para él, en un entorno nuevo. Se encuentra con personas que al principio no puede entender en absoluto, no comprende de qué están hablando, cuáles son sus ideas, cuáles son sus pensamientos, qué hacen, por qué lo hacen. Posteriormente, Parsifal llega a convertirse en una persona espiritual e intelectualmente muy rica, e incluso toma el trono en un Estado cristiano”.
Parsifal experimenta un gran crecimiento; comienza como un niño que no conoce el mundo. Posteriormente, Parsifal llega a convertirse en una persona espiritual e intelectualmente muy rica. MARTIN ILIEV



Jorge Lagunes, barítono mexicano al que corresponde el personaje de Amfortas en el reparto, declara en el documental: “Siempre es bonito hacer a los reyes, y yo soy el rey de los caballeros del Grial, pero soy un rey herido. Tengo que estar el 95% del tiempo inclinado porque estoy herido. Los movimientos escénicos son muy especiales, muy particulares. Esto también puede llegar a ser una dificultad, porque los cantantes estamos acostumbrados a cantar de cierta manera, y tener que cantar en posición de inclinados es complicado porque tienes que cambiar las fuerzas que usas para cantar. Soy un rey que fue lastimado por la lanza sagrada y estaré en ese estado hasta los últimos momentos. Entonces hay una dificultad escénica porque tienes que mantener una tensión física muy particular y muy específica durante toda la ópera”.
Al personaje de Klingsor lo encarna el barítono mexicano Óscar Velázquez, quien considera que su personaje “representa la parte oscura del ser humano, la inconsciencia, el ego que muchas veces domina cierta parte de la personalidad en algunos momentos de nuestra vida. En ese afán de encontrar esa santidad, esa iluminación, Klingsor incluso llega a mutilarse para con esto apaciguar los deseos; todo aquello que él no puede controlar. Pero como para los templarios el cuerpo implica un templo, el automutilarse está prohibidísimo. Así es como queda excluido. Entonces, guiado por ese ego, guiado por esa oscuridad, Klingsor busca acabar de una vez por todas con todos los que lo hicieron a un lado y no valoraron su sacrificio”.
Un coro de cien voces
A cargo de los coros está Jaime Castro, quien en la entrevista para el documental refiere: “Grandes retos supone montar una obra de este calibre, primero, porque es un estreno en México. El otro reto es el musical, el artístico. Cuando yo empecé a leer la obra, e investigar un poco también sobre ella, me di cuenta de que es un reto porque está escrita para cinco coros simultáneos en diferentes partes del teatro. ¿Cómo se resuelve esto en esta puesta en escena del maestro Sergio Vela? Los coros están puestos en diferentes alturas del teatro y en diferentes lugares; así, escuchamos de repente un coro cantar abajo del lado izquierdo, y de nuevo un coro arriba del lado derecho, y los niños siempre lo hacen bajo la gran cúpula que tenemos en el Teatro del Bicentenario. Son 40 voces del coro del Teatro del Bicentenario, 30 voces del coro del Conservatorio de Celaya, y otras 30 voces más del coro de niños del Valle de Señora. Entonces tenemos 100 personas cantando sobre el escenario, de manera simultánea, divididas en cinco coros; algo en verdad impresionante”.
La coreógrafa y directora de escena Ruby Tagle, a cargo del movimiento y la coreografía en la producción, se sincera al comentar que “hacer Parsifal no es producir una ópera, es un viaje iniciático porque nos cambia; al sonar la música y escucharla, nos lleva a territorios de uno mismo”. Y explica: “Yo me ocupo del movimiento de toda la ópera con todos los personajes, los solistas, las solistas del coro, las solistas doncellas–flores, y las bailarinas. Hago la coreografía de ellas, y hago la gestual de los personajes, esto es cómo se desplazan, cómo habitan el espacio, cómo cuentan desde su cuerpo y cómo se presentan. Por ejemplo, cómo la herida determina que Anfortas se vaya inclinando más; cómo Titurel al probar el cáliz nuevamente se reconstituye…”.
Violeta Rojas, responsable del vestuario, relata que “Parsifal se diseñó originalmente en el 2013 para la Ópera de Manaos, para una puesta en escena que se hizo allá, y lo que hicimos ahora es reproducir exactamente los mismos diseños, salvo con el personaje de Kundry. Para este personaje modificamos completamente el vestuario, todo el diseño, porque no encajaba lo que teníamos con las características físicas de nuestra Kundry actual”.


Un trabajo colectivo
Sobre la experiencia vivida, Violeta comparte que “siempre es un gozo trabajar con Sergio porque da una libertad enorme, es un hombre que tiene muy claro como director su trazo desde el principio, lo comparte con todo el equipo y nos deja fluir. Termina siendo un trabajo colectivo; no es un director que imponga, no es un director rígido, sino que tiene una cosa que a mí me encanta y es que ‘juega’ y nos ‘da cuerda’ a cada uno en el área que nos corresponde. Y esa libertad que nos da, no tiene precio. Para mí trabajar con un director como él me alimenta infinitamente; nos especifica el carácter de cada uno de los personajes con una claridad que pocos directores tienen. Y todo esto ahora lo veo en el resultado final, que ha sido como una esfera que se cierra completamente, es un círculo que cubre todo perfecto. Hay una armonía en cuanto a color, en cuanto a trazo, están como muy definidas y muy claras las familias, los rangos, las posiciones de cada uno de los personajes”.

A cargo de las proyecciones, Ghijú Díaz de León explica la forma en la que trabajó con el director de escena: “Empezamos a construir un diálogo y en conjunto a desarrollar una serie de imágenes o puntos de partida. Lo que me parece interesante era construir un tableau vivant proyectado, que fuera bastante estático, pero que estuviera de alguna manera vivo, respirando, y empezamos a consultar libros y diferentes materiales sobre esa época: escultura de piedra, arquitectura gótica… y a partir de ahí empezó la construcción de este escenario virtual. Fue un proceso que tomó un par de meses; tuvimos un par de reuniones presenciales y lo demás era a distancia. Yo le enviaba bocetos a Sergio, me comentaba, y así lo fui desarrollando. La construcción de la imagen, pues, toma cierto tiempo cuando tiene esa necesidad de ser algo realista, en escala, en representación. La construcción de los personajes fue a partir de esculturas existentes, pero no son tal cual, como existen o existieron en la realidad, o como están documentadas en libros. Lo que hice fue componer algunas, les tuve que poner la cabeza de otras, quitar algunos elementos, en fin, fue como formar un frankenstein”.
El dulce acento yucateco de Ilka Monforte, quien se ocupó del maquillaje y la peluquería, va iluminando a todo el que la escucha: “La idea y directriz de Sergio me dieron pie a hacer unos bocetos preliminares de cada uno de los personajes, y, al enviárselos, él me iba diciendo: ‘este sí, este no, este me gusta…’. Una vez que quedaron los bocetos finales, hicimos las primeras pruebas. A pesar de que los bocetos fueron realizados de acuerdo a los rostros de los cantantes, ya en vivo hubo muchas cosas que no funcionaron y que tuvimos que cambiar y mejorar. La verdad es un privilegio tener tantos días de ensayo y de pruebas, porque puedes ir puliendo cada personaje: el cabello, el maquillaje, los colores, las texturas, los materiales. Tuvimos mucho tiempo para que cada cantante se sintiera dentro del personaje. El maquillaje y la peluquería son una herramienta para que ellos se empoderen, entren de una forma más profunda en cada personaje”.
Calidad humana
“Parsifal es una ópera larga –continúa Ilka–. Debemos, entonces, tener materiales que tengan durabilidad. Aunado a esto teníamos que empezar cuatro horas antes con los primeros, con las bailarinas, por ejemplo, y después con cada uno de los personajes. Entonces eran jornadas muy largas, pero fue maravilloso porque todos estaban en la mejor disposición; estaba la calidad humana de todo el equipo de trabajo, tanto los asistentes de maquillaje y peluquería como todo el equipo de cantantes, de baile, de producción, de dirección… todos apoyándonos unos a otros. Todos vivimos momentos de mucha sensibilidad, de una profunda espiritualidad, y, en algún momento durante la obra, nos conectamos con algo de nuestra infancia, con vivencias que generan momentos difíciles”.
El diseño escenotécnico y la coordinación técnica de la producción estuvieron al cuidado de Iván Cervantes, quien explica en qué consistió el trabajo: “Comenzamos con Sergio un trabajo muy bonito que es leer la ópera juntos, nos va contando de qué va, qué es lo que nos quiere decir el autor, cuál es su perspectiva acerca de eso y qué es lo que él quiere contar. Y empieza a darme ideas, a darme unos bocetos, y yo sobre eso comienzo a trabajar. Le doy estructura, le doy forma, la forma final, y vamos intercambiando ideas sobre los detalles que necesita que tenga. Que sea un poco más grande aquí, un poco más pequeño acá, qué es lo que va a necesitar que el elenco haga dentro de esa escenografía, y con base en eso se comienza a trabajar en el diseño técnico”.
“Antes de llegar al teatro, hay un trabajo previo, además del diseño; normalmente lo hacemos en la computadora, se hacen los diseños y junto con el plano arquitectónico del teatro se implanta la escenografía, si hay algún ajuste se hace ahí y después de eso se manda construir. Mi labor después de que el constructor entrega es establecer: esto va acá, esto se mueve así, esto va en tal lugar, esto se va a mover en este momento, esto va a funcionar de esta manera, con lo que los técnicos se apropian de la escenografía, la pueden manipular y saben qué es lo que tiene que ocurrir”.


Rogelio Riojas-Nolasco, asistente musical, refiere: “El trabajo de un correpetidor es muy bonito, muy interesante, bastante complejo y poco conocido. Las características principales que debe tener un correpetidor son el conocimiento de los idiomas, principalmente alemán, italiano y francés, que son las lenguas más comunes en la ópera. Esto es muy importante porque ayudamos mucho a que el cantante pueda pronunciar correctamente estos idiomas, y entenderlos, saber su significado, conocer los estilos de época, de cada compositor, de cada cultura, si es Bizet, si es Bellini, si es Puccini, si es Wagner, si es Strauss. Conocer mucho también sobre orquestación; cuando un cantante está montando un rol nuevo, un personaje, y hay dinámicas, hay colores, mucho de esto depende de cómo está escrito, qué instrumentos están tocando, qué significado quiere darle el compositor”.
¡Lo que importa es ‘el viaje’!
“Yo me encargo de organizarlos a todos”, dice la productora ejecutiva, Juliana Vanscoit. “Desde el señor que limpia el teatro, a qué hora nos abren la puerta, quién viaja, cuándo, cómo, dónde, cuántos días queremos que esté, y también organizar los tiempos de ensayo, organizar cuándo necesitamos que esté el coro, cuándo necesitamos empezar con la orquesta, qué partes… Entonces implica que, como productor, hay que tener un conocimiento de la obra ‘al centavo’, porque todo eso se tiene que traducir. Si queremos un trueno, y el trueno aparece en el acto segundo al final, entonces que esté el señor del trueno en ese momento. Y a mí me toca también que todo mundo tenga todo para que se concentren en la parte creativa. El otro día estaban hablando justamente de que lo que importaba era el resultado, ¿no? No, lo que importa es ‘el viaje’, y si encima de todo hay un buen resultado de lo que le presentamos al público, si conmueve y los lleva a sentir, entonces sí hicimos bien el trabajo”.
Fernanda Lugo es la gerente de producción. “Trabajo en conjunto con la productora para hacer que todo el espectáculo funcione, que todos los que tienen que estar estén en donde deben estar, conforme a todos los calendarios y los tiempos que tenemos programados. Trabajo en conjunto con el personal del teatro, el personal administrativo, el personal técnico, para hacer que todas estas cosas, y esta gran maquinaria, funcione. Soy como este enlace también entre el equipo artístico con todo el elenco, con todo lo que necesita el equipo creativo, y finalmente mi chamba también es ayudar a que todo salga, y que todo se vea”.
Vicente Hinojosa, jefe de foro en la producción, habla en el documental en representación del recinto que acoge a toda la compañía: “El Teatro del Bicentenario se inauguró el 7 de diciembre de 2010, dentro del marco del bicentenario de la Independencia, y nace de una iniciativa ciudadana. Precisamente lleva el nombre de Roberto Plasencia Saldaña, que fue un ciudadano leonés que impulsó la cultura y la apoyó mucho. Es una fortuna que León tenga un teatro como este, en el que se puedan presentar producciones de gran tamaño y formato, es decir, no solo contar con las instalaciones, sino también que se usen con ese propósito. Somos muy afortunados por trabajar en un teatro maravilloso, y haciendo además producciones realmente importantes”.
Las últimas palabras que se escuchan en el video las pronuncia Sergio Vela, dirigiéndose a todo el elenco y formulando un deseo: “Que lo que hemos vivido juntos estas semanas, y en particular en estos últimos días, quede en el recuerdo más entrañable de sus vivencias”.
Créditos del documental Parsifal: estreno en México
Dirección: Jaime Casanova; fotografía y dron: Diego Baranda, Jaime Casanova y Joaquín Miranda; edición: Jaime Casanova y Diego Baranda; micrófono/audio: Sofía Baranda y Camila Baranda; guion: Jaime Martínez; supervisión musical: Lili Amar y Jaime Casanova; relaciones internacionales: Manuel Aguilar y Gerardo Domínguez; producción: Jaqueline Martínez y Jaime Casanova; productores asociados: Alfredo Medina, Jaime Castro, Liz Navarro y Sergio Vela; producción ejecutiva: Ulises Barrera, Miguel Faller, Carolina Zapata, Ringo Cárdenas, Joaquín Miranda, Andrés Ortega, Nuria Macías, Christi Romero, Ángela Casanova, Roberto Baranda, Olivia García y Antonio Posada. Agradecimientos especiales a todo el equipo de Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego y a todo el staff del Teatro del Bicentenario “Roberto Plasencia Saldaña”. Es una producción de Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego, Skywalker Media y Mérida 1 TV.