A lo largo de sus entregas, quienes hacemos Liber hemos dedicado varias páginas a celebrar el trabajo de famosos intérpretes de la historia, al encomio de los músicos, gracias a quienes los secretos escondidos en las partituras se revelan y manifiestan. Son magos, demiurgos y en no pocas ocasiones, verdaderos daemones que nos revelan la voz de los dioses. No por nada a Paganini le gustaba dejar correr el rumor de que tenía pacto con el diablo…
Menos han sido, sin embargo, las ocasiones en las que Liber se ha ocupado de los intérpretes mexicanos contemporáneos; un enorme contingente de artistas que hace música en México al más alto nivel; intérpretes que de manera cotidiana –en la sala de conciertos, en el escenario, en el estudio o en el salón de clases– dan muestra de su maestría y de la madurez alcanzada tras años de dedicarse al arte de la música.
Al saludar la trayectoria y figura de la gran soprano Lourdes Ambriz no hacemos sino devolver un poco del aprecio y admiración que una intérprete tan destacada nos merece. Queremos creer que en estas páginas queda materializado algo de lo que nuestros efímeros aplausos han querido gritar en múltiples ocasiones: ¡Bravo…! ¡Brava, maestra!