Edward Weston (Highland Park, Illinois, Estados Unidos, 24 de marzo de 1886–Carmel Highlands, California, Estados Unidos, 1 de enero de 1958). Fotógrafo experimental, uno de los más importantes del siglo XX. Su manejo de la luz, la composición y la forma tuvo una influencia radical en la evolución del arte fotográfico. Su pasión por las formas naturales se refleja en sus imágenes de paisajes, naturalezas muertas y desnudos en blanco y negro. Se distinguió por utilizar cámaras fotográficas de placas con un formato de 18 x 24 cm., y por recurrir al primer plano en temas naturales, con lo que consiguió composiciones poco comunes. En 1921 conoció a Tina Modotti, quien se convertiría en su pareja. Posteriormente abriría un estudio en México, lo que propició que se relacionara con los movimientos artísticos de la época. La influencia de Diego Rivera transformó el estilo de sus composiciones. Igualmente, entabló amistad con Frida Kahlo, Nahui Olin y Manuel Álvarez Bravo.
Asientos populares que bien pudieran ser rituales; equipales de la región de Jalisco por el rumbo de Sayula, Tlajomulco o Zacoalco; piezas cotidianas, austeras, con huellas impresas de manos diestras y oficios milenarios; poltronas vacías que parecieran recién desocupadas, con prisa y sin demora. O quizá están a la espera, atentas, inmutables; tronos de palma tejida, efigies de tradición, figuras de permanencia, de historia, de pasado remoto y de presente transmutado, activo, vivo. Estrados de futuro eterno, de identidad, de país.
Ana Elena Mallet
Curadora
La imagen que estoy viendo me lleva a tres reflexiones: cómo el tiempo ha transitado a través de un monumento arqueológico. Después, el tiempo colonial da la idea de que estuviera sobre las ruinas, como en realidad ocurrió con la Conquista. Y tercero, el movimiento del 68, dirigido desde el edificio Chihuahua, que es el que aparece atrás de la Iglesia de Santiago Tlatelolco. Realmente es una foto histórica. Lo que vemos es parte de nuestra historia. Ese tránsito del tiempo, de lo prehispánico a lo colonial y moderno, es lo primero que me inspiró esto que estamos viendo.
Eduardo Matos Moctezuma
Arqueólogo
José María Lupercio (Guadalajara, Jalisco, 29 de diciembre de 1870 - Ciudad de México, 2 de mayo de 1929). Estudió primero Pintura, en el taller de Félix Bernardelli, donde conoció a Gerardo Murillo, el famoso Dr. Atl, a Rafael Ponce de León y a Jorge Enciso. Posteriormente, se decidió por el oficio de fotógrafo, tras encargarse del taller fotográfico de Octaviano de la Mora. Después de mudarse a la Ciudad de México, fue designado fotógrafo del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, cargo que desempeñó hasta su muerte.
La obra de Lupercio tuvo un impacto notable en la fotografía mexicana. Obtuvo importantes reconocimientos, entre los que destacan la me- dalla de plata en la Exposición Universal de París, en 1900; medalla de plata en la Exposición Panamericana en Búfalo (Nueva York), en 1901; diploma de honor en el Primer Concurso de Fotografía realizado en Madrid, en 1903; y medalla de oro en la Exposición Universal de San Luis, Misuri, en 1904.
Este retrato de un indio huichol, tomado por José María Lupercio a principios del siglo XX, me parece realmente evocativo. El hombre mira con intensidad; nos intriga saber qué es lo que estaría pensando. Los huicholes han conservado tradiciones milenarias, a pesar de su contacto por siglos con la cultura occidental. En el lado izquierdo se asoman dos flechas, seguramente acompañadas por un arco; esto se relaciona con las tradiciones de cuando eran recolectores y cazadores nómadas. Si bien ahora son sedentarios, todavía conservan la caza ritual del venado, elemento fundamental de la cosmovisión huichol. El peyote, el maíz y el venado forman una potente trilogía de dioses. Si se mira con detenimiento, este retrato revela rasgos fundamentales de la cultura huichol.
Pablo Ortiz Monasterio
Fotógrafo