El solsticio de verano en el hemisferio norte es el momento en el que el sol llega de forma más directa al Trópico de Cáncer, es el día más largo y la noche más corta del año. Este hecho, relacionado con la fertilidad y la alegría, ha recibido con celebraciones y rituales a la época estival en las distintas culturas del planeta.
Desde la antigüedad, diferentes manifestaciones eran celebradas para simbolizar el triunfo de la naturaleza. Las fiestas paganas celebraban el solsticio de verano o “Litha” aludiendo a la abundancia, la fertilidad y la buena cosecha. El calendario egipcio, por su parte, daba inicio en el solsticio de verano, en coincidencia con la aparición de “Sirius” —la estrella más brillante del cielo nocturno—a la que le atribuían el crecimiento en los niveles del Río Nilo y que beneficiaba la agricultura. Para los antiguos chinos, el solsticio de verano era el yin, símbolo de feminidad y el solsticio de invierno el yang.
En Europa, a partir de 1982, gracias a la iniciativa Jack Lang (Ministro de Cultura) y Maurice Fleuret (Director de la Música y Danza) por celebrar La fiesta de la música (originalmente Fête de la Musique en francés), se estableció el 21 de junio como el Día Internacional de la música en coincidencia con la llegada del solsticio de verano, conmemoración que ha traspasado fronteras y cobrado protagonismo, al punto que hoy en día es celebrada en más de 120 países que adaptan esta tradición a sus especificidades culturales y establece que “la música es una manifestación popular y tiene que estar abierta a todo el mundo”.
En el caso de México, esta efeméride es celebrada desde el 2003 con la finalidad de democratizar la práctica musical en la población, la cual pretende impulsar la participación de músicos amateurs, así como la programación de diferentes actividades como conciertos y festivales abiertos a todo público, en el marco de esta fecha. La celebración se ha expandido considerablemente, y con el tiempo se ha replicado en diferentes ciudades del territorio nacional, promoviendo la universalidad y la evolución de la música.
En la actualidad, un gran número de turistas visitan el enigmático círculo de piedra Stonehenge en Reino Unido para presenciar el amanecer y celebrar la llegada del solsticio de verano. Mientras en el Mediterráneo español las hogueras iluminan la noche de San Juan, en los países escandinavos, los días en torno al solsticio se celebran como “Midsommar”, considerada la fiesta más importante del año después de Navidad, en la que la música, el baile, las flores y un gran banquete son los protagonistas de esta conmemoración. En nuestro país miles de personas se reúnen en Chichen Itzá, para ver el efecto de luz y sombra en el emblemático sitio, y vivir las celebraciones que incluyen antiguas tradiciones mayas.