Andrea Cesarman, Emilio Cabrero y Marco Coello, directivos de C Cúbica, empezaron hace treinta años siendo tres amigos de la escuela que compartían el gusto por la arquitectura, el diseño, el arte, la ciudad y el mundo, pero sobre todo con un profundo amor por México. Abrieron su primera oficina en la calle de Ahuehuetes con tres restiradores, un fax y el sueño de hacer grandes proyectos juntos. Crecieron en una ciudad completamente distinta a la que conocemos ahora, rodeados de obras y referencias de Luis Barragán, Vladimir Kaspé, Pedro Ramírez Vázquez, Aldo Rossi, Philippe Starck, Zaha Hadid, y maestros como Mario Pani y Agustín Hernández.
Poco a poco comenzaron a comprender la importancia y la complejidad de su trabajo, la responsabilidad de crear espacios profundamente humanos que respondan a las necesidades del programa, al contexto, al medio ambiente y al tiempo histórico.
Una larga trayectoria de trabajo y experiencia proyectando y construyendo espacios hacen de C Cúbica uno de los despachos más multidisciplinarios y versátiles en México.
Una larga trayectoria de trabajo y experiencia proyectando y construyendo espacios de varias escalas que van desde la residencial, vivienda vertical, arquitectura de interiores, diseño y restauración hasta espacios públicos y culturales hacen de C Cúbica uno de los despachos más multidisciplinarios y versátiles en México.
El amor por su país y la convicción de fortalecernos como sociedad por medio de la colaboración y la participación le han permitido a esta firma gestionar proyectos de comunidad, arte, cultura y ecología, mediante la promoción de las industrias creativas con plataformas como Design Week Mexico, México Territorio Creativo, Espacio CDMX, Arch Days CDMX, México Capital Mundial del Diseño 2018.
Su portafolio reconoce y celebra, además del trabajo, el profesionalismo y la entrega del gran colectivo de arquitectos, ingenieros, diseñadores, artesanos, especialistas, proveedores, clientes, familiares y amigos que han participado a lo largo de sus treinta años de experiencia. Ahora pueden decir que aún siguen siendo las mismas personas, con los mismos sueños e intereses y con la misma fascinación por aprender y sorprender.
La creación de una comunidad
Desde hace 14 años, Design Week Mexico ha sido una de las plataformas más importantes en la difusión del diseño no sólo desde sus productos finales, sino del proceso creativo, técnico, industrial y artesanal que pudiera existir detrás de cada pieza. En torno a este proyecto, surgieron comunidades colaborativas, así como eventos cuya convocatoria resulta cada vez más popular y participativa.
Design Week Mexico ha sido una de las plataformas más importantes en la difusión del diseño no sólo desde sus productos finales, sino del proceso creativo, técnico, industrial y artesanal que pudiera existir detrás de cada pieza.
Andrea Cesarman, Marco Coello y Emilio Cabrero son las mentes detrás de este concepto, y cada uno, desde sus propios intereses y experiencias, ha aportado elementos personalizados a Design Week México. Como socios, se definen como “complementariamente diferentes”, en palabras de Emilio Cabrero; sin embargo, su amistad es tan grande que les ha permitido ver nacer, desarrollarse y crecer un proyecto cuyas raíces sembraron, y del cual siguen recogiendo los frutos, esperando que día a día sea un producto que alcance a un mayor número de personas con un firme propósito: ampliar la comunidad que poco a poco fueron creando.
Desde el inicio, las metas han sido claras; y la forma de lograrlo, casi evidente: formar una comunidad a través de la colaboración entre pares –y externos– con el único fin de ofrecer una plataforma “como no la había antes y como nosotros la imaginábamos y la queríamos”, afirma Andrea Cesarman. Los conceptos han cambiado: el tamaño de los eventos, las sedes, los programas, pero, sobre todo, el público.
Un programa diverso que suma a la sociedad
“Hace 14 años, el diseño mexicano tenía un panorama muy distinto al que hoy existe. Nuestra intención fue establecer puentes de comunicación con la escena creativa ya que sabíamos que había muchos personajes haciendo cosas muy interesantes, pero la colaboración entre el gremio no era tan estrecha. La exposición de Diseño y personalidades fue la primera intención concreta de sumar también a la sociedad en el discurso del diseño: queríamos hacer evidente que el diseño es un actor fundamental en nuestra cotidianidad. Invitamos a líderes de comunicación, artistas, filántropos y personajes destacados de la sociedad mexicana a compartirnos su silla favorita o la que desearían tener, y tuvo un gran recibimiento”, acota Coello, “es apasionante ser parte de esta plataforma donde han participado diseñadores de todo el país. El Museo de Arte Moderno fue una de las sedes de las primeras exposiciones porque pensamos que era el lugar donde debía estar el diseño. Osvaldo Sánchez era el director y nos dio la oportunidad de hacer nuestros pininos. Entre ellas está Croquis para la que reunimos maquetas y diseños de destacados arquitectos, e inclusive Agustín Hernández escribió el prólogo. Es imposible hablar de todas, pero tengo muy presente la exposición de Pedro Ramírez Vázquez; su familia nos abrió todos los archivos, vimos dibujos que nunca imaginé que existieran, y el equipo entero del Museo de Arte Moderno trabajó impecablemente con nosotros; aprendimos infinidad de cosas”.
Diseño es la ciudad, diseño es un libro bien hecho, diseño es una decisión de vivir mejor, de dignificar nuestro entorno. Diseño es la decisión de crearnos una mejor vida.
Viendo hacia atrás, una de las exposiciones que más llamó la atención de la comunidad creativa de México fue Fábrica Mexicana, diseño industrial contemporáneo, la cual mostró una cara mucho más amplia del diseño per se. Fue más allá del objeto y puso en la mesa un tema de todos conocido, pero que nuestra sociedad no ha concientizado del todo: diseño es la ciudad, diseño es un libro bien hecho, diseño es una decisión de vivir mejor, de dignificar nuestro entorno. Diseño es la decisión de crearnos una mejor vida. Vimos desde coches, asientos de avión, y un sin fin de objetos cotidianos hechos por manos y mentes mexicanas.
El diseño y el arte van de la mano con la artesanía. Con ello en mente, conciben el proyecto Visión y Tradición, que les abrió las puertas de otro de los grandes recintos culturales de nuestro México, el Museo Nacional de Antropología. En este proyecto, el contexto de cada diseñador y artesano se ve profundamente materializado en cada una de sus piezas. Visión y Tradición ofrece no solamente la oportunidad de visualizar dicho contexto a través de materiales y formas producidas por artesanos y comunidades mexicanas –casi en peligro de extinción–, sino que deja ver el corazón de cada uno de ellos a través de sus procesos y resultados, en piezas no solamente bellas, sino sensorialmente expresivas.
Si una de las premisas de Design Week Mexico (DWM) era formar una comunidad en torno al diseño, no se podía soslayar la tradición de producción a través de los artesanos de distintas localidades a lo largo del país. Visión y Tradición ha sido desde 2015 un proyecto que humaniza el diseño al abordarlo desde el diálogo entre artesanos y diseñadores, “no les dices qué hacer, sino que juntos llegan a opciones para desarrollar los productos de una mejor –o diferente– manera. Lo más bonito es la parte humana. Das vida e ilusión a comunidades casi en el olvido; entiendes una conexión con algo más importante, y de ahí la energía que tienen las piezas. El juego del diseño en su comunidad, el valor del artesano y la redignificación del arte popular, pero, también, el desinterés con el que los artesanos comparten sus técnicas y procesos. Esto es lo que hace de este programa uno de los más humanos y favoritos de la DWM”, apunta Coello, a la vez que reconoce que no hubiesen llegado a tantos grupos y asociaciones sin el apoyo de Cándida Fernández de Calderón, directora de Fomento Cultural Banamex, de quien también aprendió el arte curatorial.
Como espectadora, habiendo tenido la oportunidad de ver y escuchar a los artesanos que han sido parte de esta iniciativa, puedo decir que son los más orgullosos de participar en este proyecto, pues han podido redignificar su trabajo y han aprendido a comercializar mejor sus obras, gracias a los talleres que les da el equipo de la DWM de la mano del Centro Ricardo B. Salinas Pliego.
La colaboración es fundamental para los proyectos que conforman la DWM. En Inédito –la plataforma para talentos emergentes en el diseño–, el trabajo incluyente resulta crucial. En este caso, no solamente el trabajo artesanal entra en lo colaborativo, sino también un elemento más rebelde y “belicoso”: la juventud a través de las universidades. “Las instituciones universitarias y su participación dan congruencia a la DWM. Se convierten en un relevante factor de innovación, pero también de crítica y de inconformidad; por ende, incomodan y nos ayudan a trabajar en ser mejores con cada edición venidera. La juventud te reta a ser una mejor persona, a pensar más, a entender de los errores y no conformarte con lo que ya se hizo. Hay que escucharlos para saber por dónde debes ir para crear más congruencia”, afirma Cesarman, quien también se enorgullece de ver participar a diseñadores con más trayectoria. Inédito es una de las plataformas con más prestigio en nuestro país. Al principio su sede fue el Museo Tamayo, para después emigrar al Espacio CDMX, y gracias a una fina curaduría de piezas que dialogan entre sí con una franqueza insólita, es una visita obligada durante el Mes del Diseño en México –nombrado así por la extensa cartelera de actividades–. El hilo conductor es la innovación en la aplicación de materiales locales, pero también la utilización de técnicas avanzadas, para que no haya piezas semejantes entre sí; y claro, lo más sustancioso en cuanto al discurso estético es que cada obra posea una narrativa única.
Desde 2015, cada año se invita a un país y un estado –Italia y Chiapas fueron los primeros, y asimismo se han recibido a Inglaterra, Francia y Estados Unidos, entre muchos otros–, lo que ha propiciado un verdadero diálogo entre pares, mutuamente enriquecedor. Las redes colaborativas se tejieron hace 14 años y al día de hoy, “buscamos inspirar, generar oportunidades a través del diseño y hemos trabajado en todo tipo de proyectos como equipo. Somos una comunidad que se apoya mutuamente, y trabajamos en beneficio de nosotros mismos. Colaboramos, inclusive, con la competencia pensando únicamente en beneficio del diseño y la creatividad mexicanas”, puntualiza Cabrero.
Cada año se invita a un país y un estado –Italia y Chiapas fueron los primeros, y asimismo se han recibido a Inglaterra, Francia y Estados Unidos, entre muchos otros–, lo que ha propiciado un verdadero diálogo entre pares, mutuamente enriquecedor.
La comunidad que se ha ido formando se nutre de diferentes actores: “El hecho de que cada programa se alimente de una convocatoria abierta es lo más importante del proyecto, escuchar a todas las voces. Eso está en el ADN de la DWM. Somos un proyecto inclusivo que reconoce el trabajo de toda la gente que ha contribuido a la escena del diseño en México”, refiere Marco Coello.
“Hemos creado y fortalecido relaciones institucionales; trabajamos en una programación adecuada para cada evento y proyecto, con estrategias de comunicación, la parte comercial y de difusión, la producción; son muchas vertientes que nos han llevado a crear un proceso con mucha empatía entre todos los colaboradores, y siempre lo hemos hecho de una manera muy honesta y cordial”, señala Cabrero.
El arduo trabajo en la creación de un programa que da sustento y consolida el diseño mexicano a través de la D W M tuvo como parteaguas un evento sin precedentes en Ciudad de México: su nombramiento como Capital Mundial del Diseño en 2018.
La Ciudad de México: Capital Mundial del Diseño, 2018
La Organización Mundial del Diseño (WDO por sus siglas en inglés) es un organismo no gubernamental con reconocimiento internacional, que busca promover y desarrollar los procesos dentro de la disciplina del diseño industrial, así como destacar sus aportaciones a la vida económica, social, cultural y de sustentabilidad para mejorar las condiciones de vida de los grupos sociales de cada país.
El arduo trabajo en la creación de un programa que da sustento y consolida el diseño mexicano a través de la DWM tuvo como parteaguas un evento sin precedentes en Ciudad de México: su nombramiento como Capital Mundial del Diseño (WDC por sus siglas en inglés) en 2018. En ese momento “se puso en el centro de la atención la importancia del diseño en todos los sectores. Para mí, como arquitecto, significó la maduración para optar por otro tipo de proyectos. Ya no hacer elefantes blancos para que sean exitosos, sino proyectos que integren a la sociedad”, comenta Coello.
Por su lado, Emilio Cabrero recuerda, en torno al año 2018 que “significó un gran momento para la DWM por la cantidad de eventos que debimos realizar, así como por nuestra participación en recintos tan emblemáticos de la Ciudad de México como el Museo Universitario del Chopo, El Palacio de Bellas Artes, la Ciudad Universitaria e inclusive, el bosque de Aragón. Fue un momento importantísimo, tal y como cuando llegamos por primera vez al Museo Nacional de Antropología con Visión y Tradición”.
Por su apertura regional y su programación, la DWM ha sido merecedora de muchas distinciones a nivel nacional e internacional, al tiempo que se ha convertido en un símbolo de prestigio para las disciplinas creativas presentes en sus eventos. Desde el nombramiento de la Ciudad de México, han sido capitales mundiales del diseño dos ciudades europeas: Lille (2020) y Valencia (2022). Para el próximo 2024, con la designación de Tijuana –junto con San Diego–, México volverá a tener una capital mundial del diseño.
La arquitectura y el interiorismo, pilares del diseño
El tercero de los programas estrella de la DWM es, sin duda alguna, Design House, cuyos preceptos reimaginaron Emilio Cabrero y los directivos con base en eventos realizados en otras ciudades y países del mundo, aplicándolos al contexto mexicano.
“Design House es un proyecto muy noble por la generosidad de todos los que participan en él. Ha servido, a lo largo de cada edición, para formar lazos con personas que no eran cercanas. Y para abrir los ojos a otras personas y colaboradores que hacían el mismo trabajo, pero de manera distinta. Podría decir que, antes de Design House, no había una cultura de la arquitectura de interior y también que el propio contexto de ese momento ayudó muchísimo, pues con el boom de la importación de muebles se abrieron las fronteras. Cuando iniciamos, todo estaba acomodado para que cuadrara. Las formas son diferentes, pero los conceptos siguen siendo los mismos”, menciona Cabrero.
Para Cabrero, rememorar cada edición de Design House es evocar los espacios innovadores y emblemáticos de cada una, al tiempo que recuerda las propias colaboraciones de C Cúbica, donde “Andrea, Marco y yo hemos dejado un sello personal en cada espacio que nos ha tocado diseñar; desde aquella sala con una larga chimenea, hasta la cocina con antecomedor o el patio trasero con el café para esta última edición”.
Design House es un proyecto que, como los demás, ha evolucionado con sus participantes, dando cabida a una nueva visión de la arquitectura e interiorismo. Una de sus metas como programa integral de diseño es en palabras de Cabrero “la posibilidad de identificarnos y vernos como mexicanos, con piezas y procesos que van desde lo local hasta la mezcla conceptual con las tendencias internacionales. Los jóvenes han evolucionado y son el nuevo referente del diseño contemporáneo mexicano”.
Para Cesarman, Design House ha sido la más grande lección de su vida. “Han sido tantos aprendizajes de colegas en estos 14 años que no puedo estar más agradecida con la vida; he aprendido tantas maneras de hacer arquitectura interior, que sin duda me ha ayudado a ver con distintos ojos mi propio trabajo”. Visto desde afuera, uno de los logros más destacados de Design House es haber cambiado la percepción de lo que es decoración y arquitectura interior: la casa es una manifestación de ideas que se desarrollan en un lenguaje arquitectónico, no es una selección de piezas al azar; cada espacio de la casa se desarrolla por un equipo de profesionales de la arquitectura y el interiorismo, y se nota en cada centímetro cuadrado. Hablamos de que por cada espacio –en cada edición hay entre quince y veinticinco espacios– existe un equipo de diez a treinta personas, entre arquitectos, proyectistas, arquitectos del paisaje, diseñadores de iluminación, expertos en color, maestros albañiles, ingenieros, azulejeros… un sin fin de profesionales que logran que la casa sea un escaparate de grandes dimensiones de las tendencias del interiorismo. En lo personal, he visitado proyectos similares en Miami, Madrid y en Argentina, y sí, logran, efectivamente, ser muestras interesantes. La diferencia que tiene la cereza del pastel de la DWM es que los arquitectos invitados se involucran de tal manera que sus espacios logran hablar y conmover a los visitantes, y lo más destacable: los participantes comerciales, que nunca parecen estar presentes, se funden con los conceptos de las mentes creativas generando un discurso de belleza atemporal por demás delicioso para la mirada. Podemos decir que Design House es el museo del interiorismo en México en donde han participado desde jóvenes promesas hasta destacados arquitectos, sólo que en la casa todos son iguales, siendo el público el que elige a su favorito. Aquí no hay fama que alcance, lo importante es la magia que se crea en cada rincón.
Los retos por cumplir y las alianzas creadas
Para 2023, la DWM estará cumpliendo sus primeros 15 años, y para sus directores resulta excitante visualizar su trabajo en 15 años más.
Marco Coello refiere que “hay un antes y un después del diseño en México tras la DWM. Vislumbro mucha más colaboración y participación para los próximos 15 años. Buscaremos que el diseño y la arquitectura mexicanos sean reconocidos a nivel mundial como punta de lanza. Nos esforzaremos para que exista comunicación entre todos los grupos porque hay lugar para todos. No quisiéramos dejar de mencionar ni incluir ningún esfuerzo dentro de nuestra plataforma”.
Andrea Cesarman, por su parte, apuesta por una dinámica más aterrizada al tiempo presente: vivir un día a la vez y de esa manera poder notar los cambios casi inmediatamente para saber si los resultados son buenos o deben mejorarse. Para Cabrero, “lo importante es que este proyecto siga siendo un reflejo del alma y la pasión puestas detrás de cada uno, de cada cosa en cada plataforma. Debemos dejar que cada objeto o espacio cuente la historia de su autor y su visión del mundo para que siga siendo un diseño emblemático y consciente. Tenemos que robustecer la DWM a través de propuestas y entre pares de otras partes del mundo. Jamás tenemos que perder la capacidad de asombro, y en ese sentido, debemos buscar exportar todo este concepto para poder replicarlo en otras ciudades y países con una riqueza y tradiciones de diseño tan magníficas como las nuestras”.
A lo largo de la vida de Design Week Mexico o México Territorio Creativo (nombre que integra toda la programación en torno al diseño), las alianzas han sido fundamentales para su existencia y mantenimiento. Una de las más importantes es la que han creado con Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego y en especial, con la señora María Laura Medina de Salinas, quien, en palabras de Emilio Cabrero, “es incansable, talentosa; le gusta y cree en el proyecto. Ha sido una gran compañera de lucha y facilitadora de mucho de este proyecto con la infraestructura del Grupo Salinas”.
Al día de hoy, el trabajo de Design Week México se ha consagrado como un semillero de nuevas propuestas en torno al diseño y la creatividad mexicanas, buscando poner en alto el talento emergente, pero también reconoce el largo camino de quienes marcaron el paso como antecesores del diseño contemporáneo nacional, y celebra a todos bajo una programación que los integra y propicia una comunidad cada más grande y colaborativa.
Greta Arcila es historiadora del arte y maestra en Arte Moderno Contemporáneo por el Centro de Cultura Casa Lamm, con especialización en Arquitectura y Diseño Sustentable por la Universidad Iberoamericana. Asimismo ha realizado estudios de Estrategias Digitales en C E N T R O , y cursa una maestría en Editorial Publishing Marketing, en la Universidad de Yale, E E . U U . Fundó y dirige Glocal Design Magazine, revista especializada en diseño. Desde hace 10 años realiza la edición del Premio Noldi Schreck, y es periodista especializada en temas de arquitectura, diseño e interiorismo.