Gabriel Zaid utiliza la palabra milagro para referirse a obras insólitas que nacen, irrumpen o existen en la realidad, no sólo obras divinas, sino obras humanas que parecen guiadas por la Gracia y ante las cuales debemos estar alertas: “atrapar” esos milagros anima la vida, la enriquece, la ilumina, la justifica. Dar testimonio del milagro es tarea del poeta.
Pienso en la obra de Zaid como un milagro, no de la providencia (aunque cuenta), sino de la vocación apasionada y perseverante, del cultivado don de la claridad y de una férrea coherencia moral.
Quizá el núcleo de su actitud esté en su respeto a la persona humana, solitaria y solidaria”.
A lo largo de medio siglo he leído sus libros: poemas (los suyos, los suyos traducidos y los traducidos por él), sus ensayos sobre poesía, su crítica al mundo cultural, sus aportaciones ya clásicas al pensamiento económico (El progreso improductivo y La economía presidencial), sus aportaciones a la historia literaria de México, sus rescates de la cultura católica, sus críticas al poder y los poderes, sus textos sobre el vacío de la fama y la gloria de la creación. Y tanto, tanto más.
No cesa de sorprenderme su capacidad para leer la realidad social y comprenderla a partir de la práctica, con una imaginación sociológica similar a la de José Ortega y Gasset y Max Weber, en cuyas obras no hay determinismos, sino conexiones objetivas de factores materiales y espirituales, diversos, complejos. Pero Ortega y Weber no fueron ingenieros ni poetas. Zaid lo es como una unidad integrada y natural.
A veces pienso en él como una reencarnación de sus ancestros árabes en España, esos poetas filósofos, esos geómetras que rescataron a Aristóteles y abrieron los ojos de Occidente a la ciencia ensanchando la realidad, sin renunciar a Dios. Quizá el núcleo de su actitud esté en su respeto a la persona humana, solitaria y solidaria. Estoy hablando del amor cristiano.
La obra de Zaid está al alcance de todos. Ojalá atrapen el milagro perdurable que representa. Y ojalá el milagro de su persona en el mundo perdure por muchos años.