Galería del Seminario de Cultura Mexicana con la exposición Contra el ángel y sus cantos de Jesús Lugo Paredes.
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Instituciones y recintos culturales

La alianza de dos instituciones en beneficio de la cultura en México.

La periodista Yaiza Santos entrevista a Felipe Leal, director de Seminario de Cultura Mexicana, y a Sergio Vela, director de Arte & Cultura Grupo Salinas, que ahora se unen para fomentar la educación en México a partir de la gestión cultural. En esta interesante conversación dilucidan problemas culturales en México y la manera de mejorarlos a partir de los proyectos que estas instituciones privadas se han propuesto, como la democratización del arte en cada rincón del país con cine, teatro, ópera, talleres de arte, cuentacuentos y más para todos los sectores de la población, así como la construcción de públicos por medio de una programación regular. Nuevos caminos para el arte se están forjando.


Por Yaiza Santos

El Seminario de Cultura Mexicana cumplió 78 años este 28 de febrero. Fundado por diecinueve figuras ilustres del mundo artístico, científico y cultural, entre ellas Frida Kahlo, Manuel M. Ponce, Mariano Azuela y Luis Ortiz Monasterio, a iniciativa de la Secretaría de Educación Pública de José Vasconcelos y mediante Acuerdo Presidencial, su propósito ha sido siempre fomentar las artes, las humanidades y la ciencia y llevarlas a todos los rincones del país.

La remodelación en 2015 de su sede, donde sesionan los miembros, le dio un nuevo impulso. Se trata de un centro cultural situado en Presidente Masaryk 526 (Ciudad de México) que alberga galería de arte, sala de lectura, teatro (el foro Castalia, que cuenta con todos los requisitos técnicos para representar tanto danza, música, teatro y ópera como para dar conferencias o proyectar películas) y hasta un jardín contemplativo. “Aquí hay una actividad muy intensa”, asegura el arquitecto Felipe Leal, presidente de la mesa directiva, que recibe a Liber para hablar del pasado, el presente y el futuro del seminario.

Junto a él está Sergio Vela, miembro titular del mismo organismo y director general de Arte & Cultura Grupo Salinas. Las dos instituciones establecieron el pasado noviembre un acuerdo de colaboración que se prevé provechoso para ambas partes. Con las circunstancias de esta alianza, que Vela califica de “estratégica”, comienza esta conversación.

Sergio Vela: En materia cultural, como todas las cosas buenas en la vida, todo aquello que suma buena voluntad, multiplica beneficios. Vivimos una época en la que es pertinente y necesario estrechar vínculos. Desde Arte & Cultura planteamos la posibilidad de que el Seminario de Cultura Mexicana se integrara al consejo de programas sociales de Grupo Salinas, lo cual pudo ser llevado a cabo básicamente por una suma de voluntades. En primer lugar, porque Felipe Leal preside el seminario, y, siendo el extraordinario promotor que es, permite que haya este tipo de vínculo con una institución de derecho privado. En segundo lugar, porque el propio Ricardo Salinas está muy interesado en fortalecer una visión de prosperidad creciente para nuestra sociedad con pensamiento crítico, con inteligencia, con peso específico de individuos que tienen mucho que aportar. Y bueno, está la circunstancia afortunada de que yo me encuentro con un pie en el seminario –me incorporé en 2014–, y a la vez dirijo Arte & Cultura Grupo Salinas. El acuerdo implicará una serie de programas conjuntos y respaldo mutuo. Por una parte, a través de Arte & Cultura Grupo Salinas se puede potenciar la visibilidad de las actividades del seminario y apoyar con financiamiento la programación, y por otra, tener este diálogo con los integrantes del seminario beneficiará los programas educativos de Grupo Salinas. Es mucho lo que se va a hacer.

En materia cultural, como todas las cosas buenas en la vida, todo aquello que suma buena voluntad, multiplica beneficios. Vivimos una época en la que es pertinente y necesario estrechar vínculos.”

 

Sergio Vela: músico, melómano y gestor cultural. Miembro del Seminario de Cultura Mexicana y director de Arte & Cultura Grupo Salinas. Fotografía: Pascual Borzelli Iglesias.

Yaiza Santos. Esta alianza se produce en un momento de recorte presupuestal por parte del Estado a la cultura, justo cuando es perentoria la intervención privada en instituciones culturales.

Sergio Vela. Es muy afortunado que ocurra. Decía Hegel que la libertad es el reconocimiento de la necesidad. Quizá las circunstancias obligan aún a ser más reflexivos y actuar justamente en construcción de alianzas. Pero la idea de estrechar este tipo de vínculos precede a la actual escasez financiera, y si se resuelve la escasez financiera –como deseamos que en algún momento ocurra–, no por ello hay que renunciar a las alianzas.

Yaiza Santos: ¿Cómo es hoy el Seminario de Cultura Mexicana?

Felipe Leal: El seminario es un órgano consultivo de la Secretaría de Educación Pública, semejante a El Colegio Nacional. Lo forman veinticinco miembros de diferentes disciplinas –artes, humanidades, ciencias...– y su vocación se guía por el más puro estilo vasconcelista: llevar la cultura en misiones a los lugares más recónditos del país. Nuestra fortaleza no es únicamente esta sede, sino que contamos con sesenta corresponsalías, que son una especie de embajadas, en diferentes ciudades del país (más otras cuatro en el extranjero: en Guatemala, San Antonio, Madrid y Venecia). En cada una de estas corresponsalías, hay un embajador o una mesa directiva de embajadores, que son generalmente los cronistas del lugar, los académicos distinguidos, los artistas con cierto renombre, o la maestra o el maestro normalista; gente, en fin, ligada a la historia cultural de esa ciudad de una u otra forma, ya sea por la educación o por la cultura. Los veinticinco miembros que formamos parte del seminario tenemos la obligación de ir a estos lugares entre cinco y diez ocasiones o cinco al año a dar conferencias, talleres, conciertos, exposiciones, y hacer asequible el conocimiento que cada uno tiene de su disciplina. Supone, pues, una campaña de divulgación.

Recientemente, hemos empezado a trabajar con las normales superiores, y estamos llevando todas estas conferencias que te he mencionado a estas escuelas para contribuir en la formación de los futuros maestros. Las conferencias que se han dado hasta ahora han estado muy animadas, con una gran audiencia, con una extraordinaria respuesta. Nosotros vemos la cultura como una parte educativa, de formación, ese es nuestro espíritu; por eso es absolutamente vasconcelista: tú educas a través de la cultura.

Y.S. Puede que no esté muy claro para el público en qué se diferencian el Seminario de Cultura Mexicana de El Colegio Nacional, que además se fundaron con un año de diferencia (1942, el primero y 1943, el segundo). Por lo que dice, el seminario parece tener un papel más activo, o “itinerante”, con esas misiones culturales…

F.L. Es así. La diferencia es que nosotros tenemos corresponsalías, una cobertura nacional que no tiene El Colegio. Pueden tener colaboraciones con universidades, pero no la presencia. Nosotros llegamos a lugares donde realmente la oferta cultural es muy pobre o muy exigua –por ejemplo, Acámbaro, Guanajuato, Mocorito, Sinaloa, El Fuerte…

Y.S. ¿Cómo es la relación de estas misiones en lugares donde hay serios problemas de violencia?

F.L. Pues paradójicamente, los lugares donde más demanda tenemos son los estados más conflictivos del país: Sinaloa, Guanajuato, Veracruz, o los municipios conurbados de la Ciudad de México, Nezahualcóyotl y Coacalco.

Y.S. ¿Eso les lleva a alguna conclusión?

F.L. Pues que hay una avidez. Que a la par que la violencia y estos problemas, que existen y son graves, desde luego, hay otros sectores de la población que lo que quieren es superarse y mantienen su interés por la cultura.

S.V. Y claro, no es lo mismo, aunque el propósito sea igual, ir a dar una conferencia o presentar algo en Monterrey o Guadalajara, donde lo que uno hace se inserta dentro de una agenda mucho más amplia, que ir a un sitio donde prácticamente la vida cultural se reduce a lo que hace la corresponsalía. Quisiera yo aclarar que las corresponsalías, y sobre todo las que mejor trabajan, tienen sus propias iniciativas; no solamente reciben a los miembros titulares, sino que se han convertido en casas de cultura que van haciendo su propia promoción.

Nuestro espíritu es absolutamente vasconcelista: tú educas a través de la cultura.”

 

Felipe Leal, arquitecto, presidente del Seminario de Cultura Mexicana. Fotografía: Pascual Borzelli Iglesias.

F.L. Es muy interesante la idea de las corresponsalías, porque generan sus propios vínculos; con casas de la cultura, con el municipio, con asociaciones culturales, con las universidades y centros de educación superior… Arman una red con los diferentes actores sociales. Esto es maravilloso. La mayor riqueza es eso.

Ahora, el convenio con Grupo Salinas nos va a permitir programar algunas actividades con el apoyo y financiamiento de Arte & Cultura. Convenios similares tenemos con muchas instituciones: El Colegio de Sinaloa, El Colegio de la Frontera Norte, muchísimas universidades en el interior del país, con la Casa de México en España, etcétera, con los que compartimos gastos para las actividades.

Y.S. ¿Cómo se financia el seminario?

F.L. El recurso fundamental, lo que nos da para operar, es el que por ley orgánica tiene que dar el Estado a través de la Secretaría de Educación Pública. Esa ley orgánica –como la tiene la UNAM o El Colegio Nacional– nos da la condición de ser un aparato desregulado del Estado. Además, tenemos un grupo, que se llama Amigos del Seminario, donde se han agrupado algunas personas que simpatizan con las actividades del seminario y en ocasiones dan donativos.

Y.S. ¿Cómo se determina la programación del seminario? ¿Cada cuánto se reúnen los miembros?

F.L. Cada mes. La autoridad máxima del seminario es el consejo nacional, formado por los veinticinco miembros titulares. Ese consejo vota las decisiones que toma la mesa directiva, que opera el día a día. De acuerdo a los recursos que tenemos y a las peticiones de las corresponsalías, hacemos una programación anual. En las exposiciones, es tal la demanda que tiene la galería, que tenemos programado hasta 2021. La verdad, las instalaciones son muy buenas y la respuesta del público, también.

Además, bianualmente organizamos un coloquio en el interior del país, para aglutinar a las corresponsalías. En agosto lo vamos a hacer en Orizaba, Veracruz, y el tema –porque siempre son temáticos– será la desigualdad. Es un evento muy importante: acuden todas las corresponsalías, y las corresponsalías se pelean para ver dónde va a ser el coloquio. Los de Campeche ya andan levantando la mano para que dentro de dos años sea ahí.

Fachada de la sede del Seminario de Cultura Mexicana.

En cuanto a las propuestas tanto de miembros como de corresponsalías, el seminario es muy abierto, pero ahora estamos limitados por los recursos. Los recortes han sido draconianos, del 60%.

Y.S. ¿Cómo se eligen a los titulares?

S.V. Son elegidos por los propios miembros titulares cuando hay vacantes, porque el número máximo es de veinticinco. Antes de que se presenten y se discutan las candidaturas, el pleno acuerda qué áreas del conocimiento deberán preferirse, para luego pasar a la recepción de candidaturas –propuestas por los miembros titulares– y, en su momento, a la votación correspondiente. No hay una temporalidad precisa.

F.L. En promedio, cada dos o tres años. La permanencia de los miembros es de por vida o hasta la renuncia, si así lo decide el interesado. Las vacantes se abren cuando existen menos de veinticinco miembros, ya sea al fallecer, renunciar o haber sido promovido como emérito uno de los miembros titulares. La antigüedad actual de los miembros titulares oscila entre los cinco y los treinta años.

Y.S. Aparte de los titulares, tienen asociados, honorarios y eméritos. ¿Qué función realizan?

F.L. Cada miembro titular tiene un asociado, que es como su ayudante o una persona muy cercana, y que lo puede sustituir en caso de imprevisto. Los honorarios son personas que son afines o cercanos al seminario, que han formado parte o que han participado en algunas sesiones o mesas, que son simpatizantes, y a los que por su trayectoria se les da ese carácter de honorario. Y los eméritos son los que han tenido una larga trayectoria o un desempeño relevante como miembro titular. Tenemos cuatro ahora, y al último que acabamos de nombrar emérito es Eduardo Matos Moctezuma.

Y.S. Cuando se inauguró la sede, el arquitecto Leal dijo que el objetivo era tener más presencia para la sociedad mexicana. Repasando la programación, sorprende la variedad de temas, desde charlas dedicadas a Harry Potter hasta cuentos eróticos de Anaïs Nin. ¿Cómo llevan a cabo este propósito?

F.L. Queremos atender diferentes públicos; tenemos que tener un planteamiento universal. Sobre todo, en las exposiciones. Hemos tenido desde presos del Reclusorio Norte –alumnos del taller de pintura que les da un artista, no sabes qué cosa tan fuerte y tan interesante–, hasta el público más exclusivo de Polanco, Las Lomas o Santa Fe. La afluencia es muy alta. El día de la inauguración de las exposiciones, llegamos a tener 300 o 400 personas, y en cuanto a visitantes totales, depende del artista. Hemos tenido, por ejemplo, a Graciela Iturbide, Manuel Felguérez, Aceves Navarro, Arnaldo Coen, con los que conseguimos entre 1500 y 2000 visitantes. Después, tenemos eventos de cine, de teatro o de ópera que se han llenado –nuestro foro tiene cabida para 120 personas–, y la asistencia a los cuentacuentos en la sala de lectura va entre los 500 y los 800 al mes. Hemos ampliado muchísimo, pero aún nos falta. Ahora queremos estrenar que los normalistas vengan una vez al mes, no solamente ir nosotros a las normales. Y queremos fomentar la promoción a través de nuestra página web y las redes sociales.

Y.S. Una de las cosas que más llama la atención de la fundación del Seminario de Cultura Mexicana, sobre todo comparándola con El Colegio Nacional, es que de los quince miembros fundadores, cuatro eran mujeres (además de Frida, la pianista Esperanza Cruz, la cantante Fanny Anitúa y la educadora Matilde Gómez).

S.V. Sí, que El Colegio Nacional tardó mucho en aceptar a la doctora Beatriz de la Fuente [en 1985].

F.L. Y en sus últimas elecciones ha sido un tema fuerte...

Y.S. Un tema, el de “género”, puesto sobre la mesa de la actualidad. ¿Para ustedes también?

F.L. Es un tema que está, y de hecho hubo una gran incorporación de mujeres en años recientes. Fue muy buena incorporación.

Y.S. ¿Es un tema presente en las reuniones?

F.L. Sí, está presente, y ahora más, porque tenemos que elegir en próximas fechas a otros miembros. Tenemos extraordinarias mujeres miembros, y varios de los miembros más demandados por las corresponsalías son mujeres.

Tenemos extraordinarias mujeres miembros, y varios de los miembros más demandados por las corresponsalías son mujeres.”

 

Felipe Leal, un arquitecto para reconstruir el Seminario de Cultura Mexicana. Fotografía: Pascual Borzelli Iglesias.

S.V. Y en el transcurso de los últimos años fue presidido el seminario por una mujer, Silvia Molina.

F.L. Y en la mesa directiva actual, son tres mujeres y yo soy el único hombre.

Y.S. Sobre el asunto de las cuotas “de género”, alguna puede preguntar: ¿cómo sé yo si estoy siendo elegida por mis propios méritos o porque soy mujer?

S.V. Aquí, al menos, son elegidas por sus méritos. Más bien lo que hay que hacer es que las candidaturas ponderen igual los méritos masculinos y los femeninos.

F.L. En el trato que tenemos no siento yo la diferencia entre hombres y mujeres, de veras.

S.V. Para el próximo coloquio, de hecho, decidimos que, con los problemas que hay, el tema genéricamente a atacar es la desigualdad, y dentro de él, se encuentra el de la inclusión de las mujeres. No es que el seminario se esté sumando a una agenda externa, sino más bien que es muy sensible a los temas que están en el ambiente, porque estamos en contacto con la realidad.

Y.S. ¿Cuáles son, según ustedes, los principales problemas de México en cuanto a la cultura? 

S.V. México es una tierra de muchísimos contrastes. Es uno de los países, por lo menos del orbe occidental, con la vida cultural más intensa. Quizá pase un tanto desapercibido, pero en términos de creatividad, de promoción cultural, de industrias culturales, me parece que es extraordinario. Por supuesto, los temas de la desigualdad o de la centralización y descentralización están latentes, pero no creo que el principal problema resida en ellos. Creo que el problema contemporáneo más grave de nuestro tiempo –hablo a título personal– es que hay una profunda dependencia de la gestión de proyectos culturales a través de instituciones públicas. México tiene una larga tradición de promoción cultural a través de instituciones públicas, en una historia completamente distinta, por poner un caso paradigmático, a la de Estados Unidos, donde desde el principio quedó claro que Estado no se iba a hacer cargo de instituciones culturales. Cuando pensamos que el Museo Metropolitano de Nueva York, la Orquesta Sinfónica de Chicago o la Universidad de Harvard son instituciones de derecho privado, nos sorprendemos. ¿Por qué? Porque en México, por la propia historia de las instituciones, de la centralización, que viene desde tiempos virreinales, etcétera, y después, por un compromiso desde la Constitución de 1917, estas tareas quedaron asignadas al Estado. Pero yo creo que vivimos una época en la que debemos aprender, como sociedad, a buscar formas de gestión de proyectos que sean complementarias a lo que hace el Estado. No se trata de perder la protección del patrimonio que ejerce con gran tesón el Instituto Nacional de Antropología e Historia, las instituciones artísticas paradigmáticas empezando por las educativas del Instituto Nacional de Bellas Artes, el mecanismo financiero del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, pero es pertinente y necesario el concepto de corresponsabilidad. Cuando a mí me tocó encabezar la presidencia del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, justamente lo que destacaba yo es que debía haber una corresponsabilidad y una consiguiente complementariedad: fortalecer las instituciones públicas a través de patronatos provenientes del sector privado, y fortalecer la acción de individuos o grupos organizados de la sociedad civil a través de recursos públicos. Esto último, en la actualidad está en entredicho, porque el actual gobierno ha optado por no asignar recursos públicos a instituciones de derecho privado. En el caso del seminario, para redondear la idea que mencionaba antes Felipe, aunque tiene una financiación preponderantemente pública, a través de Amigos del Seminario puede complementar recursos; me parece que estamos en el camino correcto para lograr esta potenciación de fuentes de financiación. 

Creo que vivimos una época en la que debemos aprender, como sociedad, a buscar formas de gestión de proyectos que sean complementarias a lo que hace el Estado.

 

Sergio Vela: director de escena especializado en ópera. Fotografía: Pascual Borzelli Iglesias.

Y.S. De pronto es difícil que los empresarios más ricos tengan esta conciencia cultural…

S.V. Hay de todo, como dice el adagio, en la viña del Señor. Pero sí, no son tantos los empresarios que tienen una conciencia genuina y un interés por la materia cultural. Por eso, cuando los hay, hay que celebrarlos. Hay empresarios que tienen mucha conciencia filantrópica, pero no necesariamente de mecenazgo, y no es lo mismo. La filantropía atiende necesidades inmediatas, precarias, una situación menesterosa, pero el mecenazgo es apoyar y divulgar la obra de un artista que ya está. No es una cosa en contra de la otra, sino dos caminos distintos. Y quizá en un país con tanta desigualdad social y con tantas carencias como México, algunos prefieren apoyar una necesidad imperiosa. Pero no porque no sean imperiosas las necesidades culturales son menos importantes. Tan importante es una como otra.

Y.S. ¿Creen que esté bien equilibrada la asignación de recursos a la promoción del arte y la cultura respecto al público? Es decir, en México el Estado apoya mucho la creación de arte y de cultura, pero luego hay una carencia: ¿dónde está el público de la ópera, o el público de la danza…?

F.L. Creo que tocaste un tema fundamental, la construcción de públicos. Sí hay una incentivación por parte del Estado, pero los públicos no se han consolidado, son efímeros, están ahí y luego no. ¿Qué pasa? Pues es un fenómeno estructural muy complejo. A lo mejor es donde tendría que entrar más el Estado con apoyos. ¿Cómo puedes tener en Berlín cuatro orquestas y cuatro salones y todo está lleno? ¿Por qué? Porque generas un público para la música, ¡pero igual lo tienes para la arquitectura, y para la danza y para el cine!… Aquí hay todo tipo de proyectos que se acaban desmoronando, o que dependen de las transiciones o de los gobiernos.

S.V. Estás tocando, Felipe, un punto que creo que es muy certero: la continuidad o discontinuidad de la programación. Para que haya público tiene que haber un hábito de consumo cultural, y el público tiene que saber lo que se va a presentar en tal lugar con antelación. Los que más públicos han logrado ganar han sido los museos, porque se han programado con mayor antelación, pero en salas de concierto, teatros, etcétera, la programación suele ser irregular.

F.L. ¡O los festivales mismos! Fíjate, ¿quién va a mover un festival de Bayreuth, o Cannes, o la temporada de la ópera en Nueva York, o la Bienal de Venecia? La Bienal de Venecia es una institución que independientemente de todos los gobiernos, que en Italia cambian constantemente, es intocable. Y aquí tenías festivales que llegaron a tener una presencia muy fuerte, como el Cervantino, y se ha ido diluyendo. Todos los festivales van cayendo de acuerdo a la discontinuidad de la iniciativa, porque cada administración decide que lo va a reinventar, en vez de consolidarlo. Yo no he visto a nadie que quiera reinventar la Bienal de Venecia.

Jardín del Seminario de Cultura Mexicana

 

Miembros del Seminario de Cultura Mexicana

Titulares

Saúl Alcántara, Arquitectura y Paisaje.

Noráh Barba, Química.

Mauricio Beuchot, Filosofía.

Aurelio de los Reyes, Cine.

Sergio García Ramírez, Derecho.

Ángeles González Gamio, Crónica.

Omar Guerrero, Economía y Administración.

Arnoldo Kraus, Medicina.

Felipe Leal, Arquitectura.

Silvia Molina, Literatura.

Jaime Morera, Historia del Arte.

Herminia Pasantes, Neurociencia.

Jacqueline Peschard, Ciencias Sociales.

Carlos Prieto, Música.

Daniel Reséndiz, Ingeniería.

Fernando Serrano Migallón, Derecho.

Silvia Torres, Astronomía.

Hugo Hiriart, Literatura y Teatro.

Sergio Vela, Teatro.

Arnaldo Coen, Artes Plásticas.

Alejandro Luna, Teatro.

Rolando Cordera, Economía y Administración.

Eméritos

Clara Jusidman

Eduardo Matos

Elisa Vargaslugo

Salvador Aceves



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