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Literatura

Poemas de Julio Trujillo

La poesía de Julio Trujillo propone la mirada de un paseante, de un sujeto que circula frente a la naturaleza, pero que en vez de tomar distancia busca la proximidad, el encuentro con las cosas –sean estas animales u objetos– a través de los sentidos. Poeta sensual es también un poeta de la lucidez que mediante la palabra busca fijar los instantes en que con frecuencia nos encontramos en la otra orilla: la de la emoción estética. Ofrecemos tres poemas de este autor mexicano sobre el que David Huerta ha dicho que “escribe con rasgos diáfanos, bien perfilados”.

 


Dioses

¿Y cuántos dioses te sonrieron

hoy?

¿Estaba el maya en la tlapalería?

¿Y la señora de dos metros

que dice buenos días con todo el cuerpo?

Allá en el parque,

¿pudiste ver de algunas hojas sus retículas,

esa simétrica circulación fractal?

¿Pasaste de la sombra de los árboles

al sol

sin darte cuenta?

¿Supiste al respirar que eres la especie

prolongándose?

¿Centraste al caracol en tu mirilla,

fuiste un poco molusco

para medir parsimoniosamente el mundo?

¿Siseó

la sierpe de la luz?

¿Te colocaste nubes por sombrero?

¿Fuiste siendo?

 

Gato

Esfinge invertebrada,

garabato,

un ojo al infinito y otro al salto

del instante,

poeta místico en un rapto de vacío,

retina fija en la creación

del ya,

tendón de lo posible,

zarpa mental,

velocidad en la quietud,

grano de arena en la cintura 

del domingo,

durmiente alzando el cosmos al soñarlo,

paz de la guerra y guerra

de la paz,

motor de la inasible duración,

tajo del éxtasis,

placer de estar muriendo,

caligrafía de lo que huye,

ocio de Dios,

suprema indiferencia ante el vulgar

decurso,

ritmo secreto entre el relámpago

y el trueno,

coito

y universal fatiga,

dejadez,

no pasa nada,

no pasa nada,

no pasa nada.



Dr. Atl

Cómo nace un volcán en su mirada,

ojos de cámara magmática,

fijos

en no sé qué secreta ebullición.

Y en esas dos extáticas 

pupilas

se expande un horizonte curvilíneo.

Gira el mundo,

ruedan los astros en el cielo

y zumban los anillos de Saturno.

Cromos,

estoy hablando de un violeta alucinado,

de un verde maleficio

y de un carbonizado negro lava.

Estoy hablando de un azul

caliente.

Vamos a andar por las montañas,

bebamos de este oxígeno embriagante,

démonos baños de agua helada.

De par en par se abren las puertas del paisaje,

tierra bruja,

magnetizante serranía

que se resuelve en nubes,

lascas,

efervescencia y fantasía.

Luz,

vida centrífuga,

rudimentario amor por esta piedra

rotativa.


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