Sonata para violín y piano n.º 4 en la menor, op. 23
I. Presto
II. Andante scherzoso, più allegretto
III. Allegro molto
El crítico musical Juan Arturo Brennan nos habla de la obra:
Escuchen en nuestra playlist Beethoven 250 años, Sonata para violín y piano n.º 4 en la menor, op. 23, en la interpretación de Dénes Kovács, violín; Mihály Bächer, piano
Una grabación del sello Hungaroton
Sonata para violín y piano n.º 8 en sol mayor, op. 30 n.º 3
I. Allegro assai
II. Tempo di minuetto, ma molto moderato e grazioso
III. Allegro vivace
El crítico musical Juan Arturo Brennan nos habla de la obra:
Escuchen en nuestra playlist Beethoven 250 años, Sonata para violín y piano n.º 8 en sol mayor, op. 30 n.º 3, la interpretación de, Sophie Moser, violín; Katja Huhn, piano
Una grabación del sello Profil
Sonata para violín y piano n.º 9 en la mayor, op. 47, “A Kreutzer”
I. Adagio sostenuto – Presto
II. Andante con variazioni
III. Presto
IV. Fuga (Allegro ma non troppo)
El crítico musical Juan Arturo Brennan nos habla de la obra:
Escuchen en nuestra playlist Beethoven 250 años, Sonata para violín y piano n.º 9 en la mayor, op. 47 "Kreutzer", en la interpretación de Thomas Albertus Irnberger, violín; Michael Korstick, piano
Una grabación del sello Gramola
Notas al Programa 7
Las primeras composiciones de Beethoven son música; en sus últimas obras, Beethoven hace música.
Eduard Hanslick
He aquí una vista panorámica de las obras para violín y piano creadas por Ludwig van Beethoven (1770-1827):
-Fragmento de sonata en la mayor (1790-1792)
-Variaciones en fa mayor sobre ‘Se vuol ballare’ de Las bodas de Fígaro de Mozart, WoO 40 (1792-1793)
-Rondó en sol mayor, WoO 41 (1793-1794)
-Seis danzas alemanas, WoO 42 (1795)
-Tres sonatas, Op. 12 (1797-1798)
-Sonata, Op. 23 (1800)
-Sonata Primavera, Op. 24 (1800-1801)
-Tres sonatas, Op. 30 (1801-1802)
-Sonata A Kreutzer, Op. 47 (1802-1803)
-Sonata, Op. 96 (1812)
A esta lista habría que añadir, tentativamente, los Opp. 105 y 107 del catálogo de Beethoven, que contienen respectivamente seis y diez aires nacionales con variaciones, que pueden ser interpretados indistintamente con flauta y piano o con violín y piano. Es preciso notar que Beethoven compuso las primeras nueve de sus sonatas para violín y piano (o, mejor dicho a la usanza de la época y del propio compositor, para piano con acompañamiento de violín) en un período relativamente corto de seis años, mientras que entre la novena y la décima transcurrieron nueve años.
Suele decirse que, entre las Sonatas Op. 12 y las Sonatas Opp. 23 y 24, se aprecia un notable avance, tanto en aspectos técnicos como en el lenguaje empleado por Beethoven. Algunos analistas mencionan que las Sonatas Op. 12 habitan todavía el mundo de la música de salón, mientras que en las Sonatas Opp. 23 y 24 se percibe un mundo sonoro y expresivo más sólido, más riguroso y, sobre todo, más dramático. El hecho de que los musicólogos suelan referirse a la Sonata Op. 23 y la Sonata Op. 24 como una unidad tiene bases históricas fidedignas. Concebidas como un todo conceptual, y redactadas una detrás de otra, debieron haber sido editadas como un solo número de Opus; de hecho, el editor Tarquinio Mollo las publicó originalmente así, como Sonatas Op. 23 Nos. 1 y 2. Sin embargo, por alguna extraña razón técnica, las partes de violín se imprimieron en papeles de tamaño diverso, lo que dificultaba su venta conjunta. Así, Mollo tuvo que lanzar las dos sonatas por separado y con números independientes. La Sonata Op. 23 tiene como característica singular el hecho de que sus dos movimientos externos, Presto y Allegro molto, ocupan respectivamente el primer y tercer lugar, cuando la costumbre de la época sugeriría el orden inverso.
Me da usted la impresión de ser un hombre con varias cabezas, varios corazones y varias almas.
Joseph Haydn, a Beethoven
La tercera sonata del Op. 30 (una serie de tres que el compositor dedicó al zar Alejandro I de Rusia) es la octava de las diez sonatas redactadas por Beethoven a lo largo de su vida. A pesar de algunas acciones que bien pudieran caer bajo los rubros de la abierta tiranía (incluyendo probablemente el haber fraguado el asesinato de su padre para sucederlo en el trono), el zar Alejandro era muy apreciado en Viena. Se dice que Beethoven, ávido de conectarse con personajes poderosos y pudientes, solicitó permiso al monarca para dedicarle sus tres Sonatas Op. 30, a lo que Alejandro respondió, supuestamente enviando al compositor un anillo de diamantes. Se dice también que Beethoven esperaba, además del obsequio, un jugoso pago en efectivo por sus sonatas, pago que nunca se materializó.
Más interesante es el hecho, estrictamente musical, de que hay indicios que Beethoven trabajó estas tres sonatas con el violinista Ignaz Schuppanzigh, quien había sido su maestro. Al parecer, los musicólogos han detectado en los manuscritos autógrafos de las Sonata Op. 30 una serie de marcas, indicaciones y alteraciones que probablemente fueron hechas durante los primeros ensayos de estas obras con Schuppanzigh. En un texto publicado en 2012 por la Sociedad de Recitales de Vancouver con motivo de la interpretación de la integral de las sonatas para violín y piano de Beethoven, la Sonata Op. 30 No. 3 es caracterizada con estas palabras:
Esta sonata ha sido apodada “la más encantadora” de las Sonatas Op. 30. Como muchas otras obras en sol mayor, respira el aire de la naturaleza prístina, emociones despreocupadas, espíritu vivaz y alegría. De hecho, Beethoven compuso la sonata durante los placenteros días de verano que pasó en los hermosos bosques de las afueras de Viena en Heiligenstadt.
Debo confesar que vivo una vida miserable; vivo enteramente en mi música.
Ludwig van Beethoven
El violinista y compositor francés Rodolphe Kreutzer (1766-1831) trabajó al servicio de dos reyes franceses, Luis XVI y Luis XVIII. Además, durante la República estuvo al servicio de Napoleón y fue profesor de violín en el Instituto Nacional de Música. Cuando el Instituto se convirtió en el Conservatorio Nacional, Kreutzer siguió al servicio de la institución. Como compositor, Kreutzer creó varios conciertos, estudios y obras de cámara. Escribió también un método de violín que fue publicado en París en 1803 y compuso varias óperas serias y otras obras escénicas para diversos teatros parisinos. En 1798, llegó a Viena el general Bernadotte, emisario del Directorio Francés. En su comitiva se encontraba Kreutzer, y durante su estancia en la capital austriaca ambos conocieron a Ludwig van Beethoven. (Por cierto, se dice que fue Bernadotte quien sugirió al compositor escribir una sinfonía relacionada con Napoleón Bonaparte). El encuentro entre Beethoven y Kreutzer, así como el hecho de que el compositor alemán escuchó tocar al violinista francés, consta en una carta de Beethoven fechada el 4 de octubre de 1804. Entre 1802 y 1803, Beethoven compuso la Sonata Op. 47 para violín y piano, que es la famosa Sonata A Kreutzer. Las investigaciones musicológicas han demostrado que el compositor dedicó la sonata a Kreutzer sin el conocimiento del violinista francés, y que lo más probable es que Kreutzer nunca haya tocado la obra. Lo más curioso del asunto es que el destinatario original de la Sonata Op. 47 de Beethoven fue el violinista inglés (de origen africano y nacido en Polonia) George Bridgetower (1778-1860). La dedicatoria original de esta ambiciosa, compleja y profunda sonata decía así, originalmente en italiano:
Sonata mulata compuesta para el mulato Brischdauer, gran loco y compositor mulato.
La Sonata Op. 47 fue estrenada por Bridgetower y Beethoven el 24 de mayo de 1803 en el Teatro Augarten. El anecdotario picaresco beethoveniano cuenta que, después del estreno, el compositor y el violinista inglés tuvieron un desencuentro de opiniones sobre cierta dama, mientras bebían, a causa del cual Beethoven retiró la dedicatoria original y la transfirió a Kreutzer. Se dice que el violinista francés detestaba esta obra del ilustre compositor alemán.
El movimiento final de la Sonata Op. 47 fue originalmente compuesto por Beethoven para su Sonata Op. 30 No. 1, y más tarde incorporado a la Sonata A Kreutzer.
Juan Arturo Brennan