Música

Tres sonatas para violín y piano (núm. 5, 6 y 7)


Por Juan Arturo Brennan

Sonata para violín y piano n.º 6 en la mayor, op. 30 n.º 1

I. Allegro
II. Adagio molto espressivo
III. Allegetto con variazioni

El crítico musical Juan Arturo Brennan nos habla de la obra:

Escuchen en nuestra playlist de spotify Beethoven 250, Sonata para violín y piano n.º 6 en la mayor, op. 30 n.º 1, en la interpretación de Benjamin Schmid, violín; Alfredo Perl, piano

Una grabación del sello Oehms Classics

 

Sonata para violín y piano n.º 7 en do menor, op. 30 n.º 2

I. Allegro con brio
II. Adagio cantabile
III. Scherzo: Allegro
IV. Finale: Allegro

El crítico musical Juan Arturo Brennan nos habla de la obra:

Escuchen en nuestra playlist de spotify Beethoven 250, Sonata para violín y piano n.º 7 en do menor, op. 30 n.º 2

Arthur Grumiaux, violín; István Hajdu, piano

Una grabación del sello SWR Classic Archive

 

Sonata para violín y piano n.º 5 en fa mayor, op. 24, “Primavera”

I. Allegro
II. Adagio molto espressivo
III. Scherzo: Allegro molto
IV. Rondo: Allegro ma non troppo

El crítico musical Juan Arturo Brennan nos habla de la obra:

 

Notas del programa 3

Debiera haber un único Intercambio Artístico en el mundo, al cual el artista simplemente enviaría sus obras y recibiría a cambio todo lo que necesita. Como están las cosas, uno tiene que ser mitad mercader, encima de todo lo demás, ¡y vaya que lo hacemos bastante mal!

                                                                                        Ludwig van Beethoven  

 

La producción de música de cámara de Ludwig van Beethoven  (1770-1827) incluye diez sonatas para violín y piano, repartidas a lo largo de varios números de opus y a través de una cronología amplia. Las tres primeras de la serie son las sonatas que comprenden el Opus 12 y que fueron compuestas entre 1797 y 1798. En el  otro extremo de la serie se encuentra la Sonata Op. 96, escrita en 1812 y probablemente revisada en 1815. Beethoven pasó el verano de 1802 en la pequeña localidad de Heiligenstadt, cercana a Viena, por motivos de salud, tanto física como espiritual. Fue ahí donde, en octubre de ese año, el compositor redactó ese singular documento conocido como El testamento de Heiligenstadt. A pesar de la evidente tormenta emocional por la que estaba transitando, Beethoven no dejó de componer durante esos meses que pasó en Heiligenstadt; de ese período datan los últimos toques a la partitura de la Segunda sinfonía, las Bagatelas Op. 33 para piano y, probablemente, la primera de las dos sonatas para piano que conforman el Op. 31. De ese período datan también las tres Sonatas Op. 30 para violín y piano: No. 1 en la mayor, No. 2 en do menor, y No. 3 en sol mayor. Por esas fechas, Beethoven se dedicaba a realizar interesantes experimentos formales y armónicos; los musicólogos Joseph Kerman y Alan Tyson afirman que, entre esos experimentos, destaca de manera importante el plan armónico del primer movimiento de la Sonata Op. 30, No. 1, en el que el  compositor presenta el segundo grupo temático en una tonalidad inesperada, procedimiento que también utilizó en el Quinteto Op. 29 (para cuerdas) de 1801. Las tres Sonatas Op. 30, publicadas en Viena en 1803, fueron dedicadas por Beethoven al zar Alejandro I de Rusia con estas palabras:

Tres Sonatas para el Pianoforte con acompañamiento de violín, compuestas y dedicadas a Su Majestad Alejandro I, Emperador de todas las Rusias, por Ludwig van Beethoven.

El texto de la dedicatoria es particularmente interesante porque, literalmente, pone al piano por delante y al violín como un complemento, cuando la costumbre indicaba el procedimiento inverso. Sin duda, esto tuvo que ver con la conciencia del propio Beethoven sobre su status como pianista virtuoso y con el encumbramiento del teclado como el instrumento preferido de la sociedad de su tiempo.

 

La música de Beethoven es música que se refiere a la música.

Friedrich Nietzsche

 

Durante la segunda mitad del año 1800, Beethoven se dedicó a revisar los cuartetos de cuerda del Op. 18 y a escribir la Sonata Op. 22 para piano. Por esas fechas, se ocupó también en cumplir con un encargo que había recibido para componer un ballet que habría de ser coreografiado por el famoso Salvatore Viganò; de este encargo surgió la partitura de Las criaturas de Prometeo Op. 43. Fue en ese período que Beethoven compuso la cuarta y la quinta de sus sonatas para violín y piano, las que llevan los números de Opus 23 y 24. Como es el caso con tantas otras de sus obras, el compositor dedicó ambas sonatas a uno de los nobles personajes con los que tuvo tratos a lo largo de su vida, el conde Moritz von Fries, banquero y patrono de las artes a quien Beethoven habría de dedicar también su Quinteto Op. 29 para cuerdas y la Séptima sinfonía. La segunda de estas sonatas, la Sonata Op. 24 en fa mayor, es conocida con el título de Primavera, y es probablemente la más famosa de la serie. La Sonata Op. 24 se inicia en una vena plenamente clásica, que recuerda un poco la música de Mendelssohn, mientras que su movimiento lento es de un carácter más pastoral que introspectivo. El Scherzo es brevísimo, y parece plantear una discusión rítmica entre los dos instrumentos. El movimiento final es uno de los ejemplos tempranos del rondó beethoveniano, que conserva algunas características de los rondós de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) pero también apunta hacia otros horizontes formales.

En mayo de 1802, el Allgemeine Musikalische Zeitung publicaba este comentario sobre las Sonatas Opp. 23 y 24:

Están entre lo mejor que ha escrito Beethoven, es decir, entre lo mejor que se ha escrito. El espíritu atrevido y original del compositor se vuelve ahora más y más aparente.

El título de Primavera no es original de Beethoven, y le fue puesto a la sonata por manos ajenas, mucho tiempo después de su creación. Si bien es un hecho históricamente comprobado que Beethoven concibió las Sonatas Opp. 23 y 24 como una unidad, fueron publicadas por separado y con números distintos debido a ciertos malentendidos que ocurrieron al momento de su primera edición.

                                                                               Juan Arturo Brennan

 



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