Preludio
“La música de Beethoven [...] representa clásicamente la encarnación de la fuerza, de la grandeza y del drama humano, así como de la tragedia, tanto si se cita directamente como si se plagia”.
Michelle Chion
“La verdad inherente en el cine puede ser descubierta solamente no siendo burocrática, política y matemáticamente correctos. En otras palabras, yo juego con los hechos como los conocemos. Por medio de la imaginación y la fabricación, soy más veraz que los burócratas. Sigo diciendo a los jóvenes que la manipulación, la mezcla y la invención es de lo que trata realmente el cine”.[1]
Werner Herzog
“La música [de cine] no sólo refuerza e ilustra un contenido vertido en imágenes paralelas a la música, sino que abre la posibilidad de una impresión nueva, cualitativamente distinta del mismo material”.[2]
Andréi Tarkovsky
Primer acto
El piano se detiene, el silencio parece más grande de lo que acabamos de escuchar, el tiempo marcha más despacio, nadie en la casa, ni en toda la calle, quiere alterar aquella experiencia. El vecino de enfrente acaba de esgrimir los últimos detalles de su obra más reciente, algo inaudito –y así seguirá para el propio compositor–. Escuchamos a un titán y conocimos a una brillante estudiante de composición con muy buena pluma[3]. Toda Viena envidia las premières a las que asistimos y no tenemos ni que salir de nuestro comedor. También hemos presenciado el primer ensayo de la sinfonía que cambió todo, que hizo a Haydn suspirar y que, por un momento, tuvo el canto de un héroe ora emperador[4]. En otra ocasión, seguimos la sombra de la amada inmortal y de una herida que nunca terminó de sanar[5]. Alguna vez fuimos niños viviendo bajo un tirano, sordo y amigo[6]. Es una fantasía sobre Beethoven de la que somos testigos.
[1] Paul Cronin, Werner Herzog. A Guide for the Perplexed. Londres: Farber & Farber, p. 452. Traducción de Juan Cáceres.
[2] Andréi Tarkovsky, Esculpir en el tiempo. Madrid: Ediciones Rialp, 2002, p. 186.
[3] Agnieszka Holland, Copying Beethoven, EE. UU./Alemania, 2006.
[4] Simon Cellan Jones, Eroica, Reino Unido, 2003.
[5] Bernard Rose, Amada inmortal, EE. UU., 1994.
[6] David Devine, Beethoven lives upstairs, Canadá, 1992.