Albores de la Conquista. Libro XII del Códice Florentino..
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Historia

1519: el año que vivimos en peligro

El periodista cultural Juan Carlos Talavera narra lo acontecido en el IV Encuentro Libertad por el Saber, llevado a cabo en El Colegio Nacional del 13 al 19 de octubre de 2019. Con el fin de difundir el conocimiento en libertad, destacados investigadores, muchos de ellos miembros de El Colegio Nacional, se reunieron a pensar la Conquista y el crucial año de 1519 desde múltiples disciplinas y temas: la desmitificación de muchos sucesos en este periodo, la música tradicional y la memoria, los mercados, las epidemias y la salud, la geografía y la transformación del medio ambiente, la lengua y sus cambios, la literatura de caballerías y el poder de la palabra azteca.


Por Juan Carlos Talavera

Ocho días de mitos y hallazgos arqueológicos, de epidemias e inéditas observaciones astronómicas, coplas de raíz mestiza y ecos del canto cardenche sucedieron durante el IV Encuentro Libertad por el Saber: 1519. A quinientos años, que organizó El Colegio Nacional. El encuentro, dedicado a la memoria del historiador Miguel León-Portilla (1926-2019), convocó a algunas de las mentes más lúcidas de México, y sembró una reflexión colectiva desde la mirada histórica, literaria, musical y científica para abordar distintos ángulos de lo que hoy significa el año de 1519. Las 23 mesas, charlas y conferencias contaron con la participación de 40 expertos, la mitad del Colegio Nacional y el resto académicos invitados, del 13 al 19 de octubre, bajo una sola idea: difundir conocimiento en libertad.

En la apertura, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma se detuvo en la llegada de Hernán Cortés a la península de Yucatán y destacó la recepción tan desigual entre los indígenas veracruzanos y los miembros de la cultura maya, donde estos se mostraron más aguerridos. Luego develó algunos de los mitos que han persistido hasta nuestros días. Como el calificar a la Malinche de traidora, pese a que no era mexica. “Considero que la Malinche no fue una traidora; si hubiera sido mexica o azteca, entonces sí habría traicionado a su propio pueblo, pero fue todo lo contrario: un testigo que se unió con quienes podrían defenderlos en contra de Tenochtitlan”.

Eduardo Matos Moctezuma inauguró el encuentro combatiendo los mitos sobre la Conquista.

Otro mito común es afirmar que Cortés quemó sus naves: “Nos han dicho que Cortés quemó las naves, pero nunca las quemó… ¡Las encalló! Para que sus huestes inconformes con la expedición no huyeran a Cuba”. Matos Moctezuma también reafirmó la existencia de Bernal Díaz del Castillo –cuestionada por Christian Duverger en algunos de sus libros–, a partir de un texto recuperado por León-Portilla, quien demostró la presencia del conocido soldado desde junio de 1519. Y cuestionó la falsa idea de que 800 españoles conquistaron a miles de indígenas mexicas, pues debe considerarse a los miles de indígenas que provenían de Tlaxcala, Huejotzingo y de otros conquistados por el mundo mexica.

Cartel de la jornada inaugural del IV Encuentro Libertad por el Saber.

La apertura también contó con la participación del Tembembe Ensamble Continuo, agrupación de carácter barroco que interpretó el concierto Laberinto en la guitarra: nuestro son barroco, bajo la guía del compositor Mario Lavista. En un breve comentario previo, Lavista compartió la próxima publicación del opúsculo La música en la literatura náhuatl, como un homenaje mínimo a León-Portilla, y agradeció el apoyo de Arte y Cultura de Grupo Salinas, que encabeza el músico y director de escena Sergio Vela, para la realización de los conciertos de apertura y clausura.

Para contextualizar el recital, la historiadora del arte Jazmín Rincón destacó la fusión entre el repertorio del periodo barroco –que ha sobrevivido en manuscritos antiguos y son jarocho– y la evolución del son huasteco, que se ha nutrido de la tradición oral. El recital convirtió la velada en un laberinto de sones antiguos y ritmos híbridos, con fragmentos del Códice Saldívar IV (manuscrito de 1732), otros más de un libro atribuido a Santiago de Murcia, distintas coplas populares, improvisaciones y ecos del pasado. Para recrear la improvisación de estos ritmos mestizos, el ensamble aportó una improvisación con una décima dedicada al Colegio:

 

Hace ya quinientos años

de Europa llegaron cuerdas, 

con violín arco y sus cerdas.

Entonces fueron los amos

y con cuerdas hoy tocamos

por el gusto de bailar.

Hoy queremos celebrar

en un templo que hay que ver,

libertad por el saber,

libertad por el cantar.

 

Mario Lavista, uno de los músicos mexicanos contemporáneos más reconocidos, coordinó los conciertos de apertura y clausura del encuentro.

Jazmín Rincón, historiadora de arte, presentó el concierto de inauguración, una velada de sones antiguos y ritmos híbridos.

Capital natural y arqueológico

Otro flanco abordado en estas charlas fue la transformación del medio ambiente y la geografía en la ruta que siguió Hernán Cortés, a partir del conocimiento de expertos como José Sarukhán, Exequiel Ezcurra, Carlos Galindo y Jaime Urrutia Fucugauchi.

El primero señaló que Tabasco, Veracruz y Tlaxcala son los tres estados de México en donde Cortés permaneció más tiempo en 1519, durante su recorrido hacia México-Tenochtitlan. Sin embargo, aseguró que esas entidades ocupan hoy los últimos lugares en conservación de sus ecosistemas y de su patrimonio natural, debido a malas decisiones, siglos de poco cuidado y daños recientes a este capital natural. Mientras que Urrutia Fucugauchi revisó la geología y el clima histórico del valle de México en los últimos diez mil años, la vegetación y la fauna de la cuenca, e hizo una rica descripción sobre la historia geológica del valle de México.

La arqueóloga Linda Rosa Manzanilla Naim destacó que las transformaciones en el paisaje del valle no comenzaron con la llegada de los españoles.

Las transformaciones en el paisaje del valle no comenzaron con la llegada de los españoles, anotó la arqueóloga Linda Rosa Manzanilla Naim, quien más tarde participó con una exposición sobre la cultura de Teotihuacan, una ciudad con un patrón de asentamiento anómalo con respecto de las primeras ciudades de Mesoamérica. Un elemento fundamental para el crecimiento y la sustentabilidad de esta megaurbe, de acuerdo con Manzanilla, fue el tianguis de barrio, dado que Teotihuacan nunca tuvo un mercado como el de Tlatelolco. Esto influyó en la transformación de su entorno y definió a este estado de primera generación como incipiente y débil, dado que se basó en un pacto multiétnico, sobre una estructura corporativa, en donde los grupos foráneos fueron vitales para transmitir saberes, realizar experimentos y circular nuevas tecnologías.

Oro, estrategia y hallazgos

Comprender el año de 1519 sería impensable sin conocer datos sobre las estrategias no militares que utilizaron españoles e indígenas para ganar posición y terreno en el campo de batalla. Abordaron este panorama los académicos Alejandro Frank y José Antonio de la Peña, quienes refirieron los factores paralelos o colaterales que secundaron a los conquistadores, como sucedió con las enfermedades, específicamente la viruela, el sarampión y la escarlatina.

Leopoldo López Luján y la búsqueda del oro.

Frank definió a esa serie de hechos como “la estrategia oscura o inconsciente” que incidió en el corazón de la batalla. Ambos especialistas explicaron por qué el impacto de la infección fue tan mortal y asimétrico. Dicho impacto podría dimensionarse con la siguiente reflexión: en 1450 en el valle de México había una población cercana a los dieciséis millones de habitantes, mientras que para el 1600 sólo quedaban poco más de dos millones de personas. “Quizá en el enfrentamiento murió un millón de personas, pero la mayor parte de estas muertes se debieron a la viruela, el sarampión, la escarlatina y la tuberculosis”, apuntó Frank.

El oro impulsó a los conquistadores en su aventura. Leonardo López Luján recreó los pasos de aquella búsqueda y anunció el reciente hallazgo de una docena de piezas de oro en una ofrenda en la zona arqueológica de Templo Mayor.

Otro punto clave para la comprensión del año 1519 es el tema del oro, tal como lo diseccionó el arqueólogo Leonardo López Luján, elemento que impulsó a los conquistadores en su aventura. El investigador recreó los pasos de aquella búsqueda y anunció el reciente hallazgo de una docena de piezas de oro en una ofrenda en la zona arqueológica de Templo Mayor. El descubrimiento incluye a una loba ataviada con fragmentos de este preciado mineral, junto con una caja llena de copal, cuchillos de pedernal y caracoles del Atlántico y del Pacífico. El hallazgo ocurrió en la esquina de las calles de Argentina y Guatemala, en el primer cuadro del Centro Histórico, y revela la manera en que los mexicas utilizaban este material para adornar objetos o en el atavío de animales.

De acuerdo con las exploraciones de los petroglifos, en la ciudad teotihuacana de Xihuingo se habría registrado la explosión de una estrella supernova en marzo del año 393.

Sin embargo, el dato más interesante en el tema del oro es que, tras años de exploraciones y descubrimientos, no sólo se ha enriquecido la colección del Proyecto Templo Mayor, sino que la suma de todo el oro hallado en la zona a lo largo de 14 ofrendas exploradas, apenas acumula poco más de medio kilo de este mineral. Aquí se cuelan dos anécdotas más sobre ese mundo prehispánico que cambió con la llegada de Cortés. Ambas las expuso el investigador Jesús Galindo, quien recordó que, antes de 1519, Moctezuma pensaba en la posibilidad de derribar el Templo Mayor, debido a que “estaba tuerto”, o más bien ligeramente inclinado, a causa del terreno lacustre sobre el que se había construido. De acuerdo con las exploraciones de los petroglifos en la zona, en la ciudad teotihuacana de Xihuingo se habría registrado la explosión de una estrella supernova en marzo del año 393.

Lengua y música de Conquista

La llegada del español a Mesoamérica también se abordó durante estas charlas. La lingüista y filóloga Concepción Company Company hizo una pausa para recordar a León-Portilla, fallecido el pasado 1 de octubre, quien aportó una visión multidisciplinaria sobre el mundo indígena y logró más que muchas políticas lingüísticas de gobierno. “Él insistió en que las lenguas son patrimonios intangibles y que cuando se pierde una lengua, se pierde un patrimonio para la humanidad. Además, hizo una reflexión profunda sobre cómo fue el contacto, el encontronazo de la Conquista, y ha contribuido a quitar una cantidad gigante de estereotipos”, anotó la experta. Luego Company se ubicó en el terreno del idioma español, el cual se instaló como “lengua de conquista”. Sin embargo, a partir del siglo XVIII empezó a construirse un español propio, distinto al de España, no sólo en gramática y sintaxis, sino con la inclusión de indigenismos integrados a la vida cotidiana y, “con el correr del tiempo, se convirtió en lengua patrimonial de millones de americanos nativos”.

Con las huestes de Cortés también llegaron la música y algunos instrumentos, como la vihuela, gracias a personajes que cantaban cancioncillas que habrían aprendido en sus pueblos y, poco a poco, las adaptaron a territorio azteca.

Más tarde, el académico Aurelio González recordó que con las huestes de Cortés también llegó la música y algunos instrumentos, como la vihuela, gracias a personajes que han sido identificados como Porras y otro de apellido Ortiz, quienes seguramente cantaban aquellas cancioncillas que habrían aprendido en sus pueblos y, poco a poco, las adaptaron al territorio azteca. Quizá se trataba de melodías que hacían eco de amores apasionados y hablaban sobre la importancia de grandes caballeros. Probablemente ya las tocaban desde que estaban en la isla de Cuba y, sin saberlo, aquellas letras hacían referencia a una nueva realidad, “porque lo que retenemos en la memoria es lo que nos interesa y corresponde a nuestra vida cotidiana”.

Epidemias, narrativa y cenzontles

La salud fue otro tema abordado en el encuentro dedicado al año 1519. La intervención más documentada fue la del investigador y exsecretario de Salud, Julio Frenk, quien lamentó que el conocimiento de la medicina originaria, integrada a base de hierbas, no lo retomaran los recién llegados españoles. Y calculó que previo a la llegada de los españoles, la tercera parte de los niños moría antes de los cinco años, y que una tercera parte de las mujeres embarazadas fallecía por problemas relacionados con el parto. Sin embargo, después de 1519 los conquistadores desmantelaron poco a poco el sistema de salud pública imperante, “con lo que brotaron enfermedades diarreicas y respiratorias a causa de las inundaciones tras las estrategias militares, junto con infecciones que fueron importadas del viejo mundo y asolaron a la población nativa que no había tenido contacto con muchos de esos microorganismos”.

Vista del público durante la jornada inaugural.

Los registros indican que la primera epidemia de viruela se produjo en 1520 y la de sarampión en 1531, aunque fue hasta 1545 cuando la epidemia de una fiebre hemorrágica de origen desconocido azotó las calles de la vieja ciudad prehispánica. A partir de estos datos, los expertos han estimado que, en las primeras décadas de la Conquista, la población en todo el valle de México se redujo más del treinta por ciento, debido a estas enfermedades y a las pésimas condiciones de vida y de trabajo de los conquistados.

El investigador Carlos Viesca Treviño abordó la primera epidemia seria de la que se tuvo noticia en tiempos prehispánicos, la cual fue descrita por Alva Ixtlixóchitl (descendiente de Nezahualcóyotl), en el año 1018, en Tula, como una enfermedad que “pudría la cabeza” de los hombres, aunque años después llegaron las crisis de “catarro pestilente”, que hoy podrían ser catalogadas como cuadros de influenza.

“México es hijo literario de las novelas de caballerías, mucho más que de aquello que escribieron los indios”.

La literatura no podía quedar fuera de este año. ¿Qué leían los conquistadores? fue una de las preguntas que formuló el crítico literario Christopher Domínguez Michael, quien centró su exposición en una idea: es un hecho que existió una relación entre las novelas de caballería y el descubrimiento y la Conquista de América. Recordó que la cantidad de novelas de caballería que leían los españoles era infinita y que la más famosa fue Amadís de Gaula, una obra maestra de la literatura medieval que tuvo una gran aceptación durante el siglo XVI en toda la península ibérica. Esto hace pensar que “México es hijo literario de las novelas de caballerías, mucho más que de aquello que escribieron los indios”. Sin embargo, ese encuentro de dos literaturas podría resumirse de la siguiente forma: “por un lado tenemos a lectores fanáticos de la novela de caballería y, por el otro, una sociedad mexica o azteca que valuaba profundamente el poder de la palabra, pero que no lo consideraba un elemento de circulación laica”.

El historiador Javier Garciadiego recuperó el asombro de los españoles desde la mirada de Alfonso Reyes y su Visión de Anáhuac, un libro que describe “cómo los españoles vieron la ciudad de México-Tenochtitlan en 1519, pues habla sobre la diversidad de aves, la venta de oro, la abundancia de hierbas medicinales y la grandeza de los mercados, un libro que advierte la desecación de la capital mexica”.

La lingüista mixe Yásnaya Aguilar insistió en que el pasado indígena no es sólo el que está en los museos, sino también es el de los pueblos vivos que todavía pronuncian su nombre en más de 60 lenguas.

Cerró el narrador y cronista Juan Villoro, quien volvió sobre el lenguaje como instrumento de dominación y liberación, “dado que no puede hablarse de la Conquista sin hablar del idioma impuesto, el cual también nos ha permitido hacer un ejercicio crítico de la misma Conquista”, y lamentó que a la fecha existan hablantes de lenguas indígenas juzgados por la ley en español, una lengua que no entienden. “Debemos reconocer que los pueblos originarios siguen siendo objeto del despojo y que tenemos un colonialismo intrahistórico. Cuando terminó la Independencia de México, a principios del siglo XIX, señala la lingüista mixe Yásnaya Aguilar, el setenta por ciento de la población hablaba lenguas indígenas o tenía contacto con ellas, pero en la actualidad menos del diez por ciento las habla”. E insistió en que el pasado indígena no es sólo el que está en los museos, sino también es el de los pueblos vivos que todavía pronuncian su nombre en más de 60 lenguas.

El IV Encuentro Libertad por el Saber 1519. A quinientos años cerró con el concierto Aquellos otros: cantos del desierto, con el Coro Acardenchado, a convocatoria de Mario Lavista. Previamente Jazmín Rincón destacó que los cardencheros suelen cantar en sus comunidades alabanzas, alabados y pastorelas navideñas, debido a la evangelización franciscana y jesuita, aunque “la canción cardenche es una especie de secularización que tomó el canto polifónico o sin instrumentos para reconfigurarse en las historias que narran la vida de los campesinos”. Describió a estos músicos como cenzontles que cantan al calor del fuego después de su jornada, acompañados por tragos de sotol, quienes han hecho del desierto y de esta música una forma de liberar su mal de amor y su malestar con el mundo. “De ahí que el nombre cardenche refiera a una cactácea que crece en el desierto de Chihuahua, la cual posee un tipo de espinas que, si llegaran a clavarse en la piel, la desgarrarán aún más al intentar sacarlas”.

Con el canto de los cenzontles concluyó el encuentro.



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