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Instituciones y recintos culturales

Liber Festival: fiesta para el goce del espíritu

El periodista Felipe Jiménez efectuó una crónica del Liber Festival, que se llevó a cabo el pasado abril en León, Guanajuato. Entre las actividades de esta fiesta de gozo para el espíritu se estrenó en México la ópera Parsifal, con puesta en escena de Sergio Vela; se presentó la Novena sinfonía de Beethoven en conmemoración de los dos siglos de su estreno; se escucharon los conciertos de la pianista Ana Gabriela Fernández y el del violonchelista Steven Isserlis con la pianista Connie Shih. También se exhibió la exposición fotográfica Mirar al otro. Álbumes de México.


Por Felipe Jiménez

Al cabo de cinco años regresó el Liber Festival a la ciudad de León, Guanajuato, no por tener vocación de celebración lustral, sino porque al terminar la pandemia, en buena medida, han vuelto también las condiciones que hicieron posible la primera edición. La verdadera vocación del festival es asumir que la libertad es un requisito fundamental para el progreso de cualquier sociedad y entender que, en el terreno de la creación artística, la capacidad de actuar por voluntad propia es lo que garantiza el pleno desarrollo de la inteligencia, la sensibilidad, las ideas y la imaginación creativa.

Así, gracias a una alianza estratégica entre el Forum Cultural Guanajuato y Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego, Liber pretende contribuir al crecimiento armónico y virtuoso de nuestra sociedad, erigiéndose como una auténtica fiesta del espíritu. Con este esfuerzo, Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego busca acercar a la población a manifestaciones artísticas de la mayor calidad y promover la cultura como un valor fundamental para el enaltecimiento del género humano.

Ópera

Parsifal

18, 20 y 23 de abril | Teatro del Bicentenario

Tanto la iniciativa como la responsabilidad artística del estreno en México de la ópera Parsifal estuvieron a cargo de Sergio Vela, autor también de la puesta en escena, la escenografía y la iluminación. El propio maestro Vela, quien se desempeña asimismo como director general de Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego, relata que Jaime Ruiz Lobera, titular del Teatro del Bicentenario, tuvo la idea central con la que fue posible retomar el Liber Festival. Ruiz Lobera propuso, hace algo más de un año, que en este 2024 se pudiera llevar a Wagner por primera vez al Teatro del Bicentenario, invitando a Sergio Vela, wagneriano confeso, como responsable. El director de escena indica que exploraron distintas opciones. Se dieron cuenta de que uno de los retos más ambiciosos que podían asumir era el estreno en México de Parsifal, 142 años después de su estreno absoluto en Alemania.

Para ello, Vela tenía a su favor haber dirigido ya una puesta en escena de esta obra en el Festival Amazonas de Ópera de 2013, en Manaos, Brasil, con ocasión del bicentenario del natalicio del compositor alemán. El estreno de Parsifal en México sería, pues, una versión revisada y depurada de la puesta en escena presentada once años atrás.

La puesta en escena se caracterizó por su abstracción y simbolismo, su austeridad y minimalismo. Sobresalieron elementos rituales abstractos, con pantomima clásica y disciplinas teatrales orientales, como el teatro noh y el kabuki

Los obstáculos por sortear eran muchos, pero se produjeron circunstancias favorables que permitieron que “los astros se alinearan” en favor del proyecto: el apoyo del Banco Azteca y de la Fundación Azteca vino a sumar esfuerzos para multiplicar resultados. Y así, el empeño y la tenacidad del director de escena hicieron posible volver a celebrar el Liber Festival en el Forum Cultural Guanajuato, con Parsifal encabezando la programación.

Hay que decir que, con la producción de esta ópera, cristalizó un proyecto de empeños y resultados artísticos formidables; tanto que merece un capítulo entero en el libro de la historia lírica en México. La puesta en escena se caracterizó por su abstracción y simbolismo, por su austeridad y minimalismo. Sobresalieron elementos rituales abstractos, con pantomima clásica y disciplinas teatrales orientales, como el teatro noh y el kabuki. Los principales personajes avanzaban en el escenario con la palma de la mano extendida, o se abrían camino cortando el aire con la palma de la mano como si fuera un pequeño machete.

Sergio Vela consiguió un potente y atractivo discurso expresivo, de una belleza plástica sublime, tarea en la que contó con el eficaz apoyo de Ruby Tagle en el movimiento y la coreografía, y el talento de Violeta Rojas en el vestuario. Más que hacer recordar el trabajo de Robert Wilson, podemos decir que presenciamos un proyecto escénico de claro sello veliano.

Escena de la develación del Grial. En primer plano, Titurel, Amfortas y Parsifal. Al fondo, dos caballeros del Grial, cuatro escuderos y el guardaespaldas. Acto I, Parsifal. Fotografía: Carlos Alvar.
Klingsor y las doncellas-flores. Acto II, Parsifal. Fotografía: Carlos Alvar.

Los cantantes conformaron un reparto bien elegido, de muy buen nivel vocal, gran equilibrio y plenitud. El protagonista indiscutible por su permanencia en el escenario y la figura que encarnaba, que no era otra que la del narrador, fue el barítono argentino Hernán Iturralde, que representaba al personaje de Gurnemanz. Tres meses le llevó aprenderse el papel.

El tenor heroico búlgaro Martin Iliev encarnó un Parsifal de potente y sólido registro, con una presencia escénica de gran autoridad y nobleza. Fiona Craig era Kundry, el personaje femenino más importante. Mezzosoprano australiana con un timbre de cálida belleza, su residencia habitual en Viena la hace poseedora de una pronunciación y acento alemanes irreprochables. Sus rasgos asiáticos le confirieron a su personaje un exotismo especial.

En primer plano, Gurnemanz, al fondo, Parsifal y la lanza sagrada. Acto III, Parsifal, segunda función, 20 de abril de 2024. Fotografía: Naza PF.

Kundry maldice a Parsifal por haberla rechazado. Acto II, Parsifal. Fotografía: Carlos Alvar.
Ante el cadáver de Titurel, el guardaespaldas conmina a Amfortas a seguir caminando para celebrar la ceremonia del Grial. Parsifal. Fotografía: Naza PF.
Parsifal entronizado como nuevo rey del Santo Grial. Acto III, Parsifal. Fotografía: Naza PF

Jorge Lagunes, tenor veracruzano residente en Alemania, prestó su voz a Amfortas, el rey del Santo Grial, personaje del mayor histrionismo, que se arrastraba por el escenario a causa del dolor insoportable de su herida en el pecho. Gran lucimiento tuvo el actor-bailarín Iván Ramírez, quien dio vida al forzudo escolta del rey, siempre cubriéndole las espaldas.

El bajo-barítono mexicano Óscar Velázquez fue el único cantante que repitió del reparto original en Manaos. Interpretó a Klingsor, quien, al ser incapaz de controlar su propia libido, se emasculó, lo que le valió ser expulsado de la Orden de Caballeros del Grial. Finalmente, el bajo mexicano José Luis Reynoso encarnó a Titurel, rey padre de Amfortas, de aparición breve pero eficaz.

Al frente de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG), el Coro del Teatro Bicentenario, el Coro Juvenil del Conservatorio de Celaya y los Coros del Valle de Señora, el responsable de toda la parte musical de esta producción, Guido Maria Guida, director originario de Turín, Italia, brilló con luz propia. Cómplice artístico de Sergio Vela de antaño, con una colaboración que incluye la representación de la tetralogía completa de El anillo del nibelungo, Guida fue también asistente musical del luminoso compositor y director de orquesta Giuseppe Sinopoli entre 1982 y 1994. Precisamente, la primera orquesta mexicana dirigida por el maestro Guida, en 1994, fue la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG).

Probablemente, su mayor logro en esta ocasión fue la solidez, empaque y flexibilidad con los que sonaba la OSUG, además del eficaz trabajo realizado con los coros. La preparación a fondo y la motivación dieron sus frutos: un sonido diáfano de todo cuanto se tocó y se cantó. No en vano la reseña publicada en Pro Ópera no duda en referirse a Parsifalcomo “la producción operística más relevante realizada en México en años recientes”.

Guido María Guida, director concertador. Parsifal. Fotografía: Naza PF.
Vista de la sala del Teatro del Bicentenario “Roberto Plasencia Saldaña”, Parsifal. Fotografía: Naza PF.

Debilidad de Wagner en su despedida

Para dar un poco de contexto a la temática de la obra, conviene señalar que ningún otro drama musical de Richard Wagner ha sido criticado con tanta vehemencia y desde posiciones tan opuestas como Parsifal. Nietzsche, que había admirado a Wagner por la visión pesimista de la tetralogía El anillo del nibelungo, calificó de traición la despedida del mundo de Wagner. No podía perdonarle al compositor “que se hubiera inclinado ante la cruz por debilidad”. Desde un enfoque católico, la compañera sentimental de Franz Liszt, Carolyne zu Sayn-Wittgenstein, protestó enérgicamente por la supuesta burla que se hacía del sacramento de la eucaristía.

Ningún otro drama musical de Richard Wagner ha sido criticado con tanta vehemencia y desde posiciones tan opuestas como Parsifal.

 

Según la tradición, la sangre de Cristo fue recogida en un recipiente durante la crucifixión, el cual José de Arimatea llevó a Europa. El recipiente emite una luz roja que despide energía. Para Wagner, etimológicamente hablando, la palabra tenía que entenderse como sangue reale = San Gral = Sankt Gral = santo Grial. El Grial como copa dadora de vida: un símbolo de la madre primigenia. Wagner llamó al Grial “una espiritualización del tesoro de los nibelungos”. Según el compositor, la denominada lanza de Longinos, con la que se afirma que un soldado romano atravesó el cuerpo de Cristo cuando estaba en la cruz, es la antítesis complementaria del Grial: un símbolo de lo viril.

Encontramos el simbolismo del Grial en la liturgia protestante y luterana del siglo XIX. Correspondía a una pieza coral conocida como “El amén de Dresde”. Mendelssohn también la utilizó en el primer movimiento de su quinta sinfonía, conocida como “Reforma”. El motivo de la fe forma parte del entorno del Grial. La paloma que se menciona simboliza, en el cristianismo, el Espíritu Santo. Apareció durante el bautizo de Jesús a manos de Juan el Bautista. En el misterio del Grial, la llegada de la paloma es un hecho destacado, como lo revela el hijo de Parsifal, Lohengrin, en la narración del Grial: “Cada año baja una paloma del cielo para regenerar su fuerza milagrosa”. La ópera inicia precisamente con el motivo de la eucaristía, melodioso y sublime.

Encantamiento del Viernes Santo

¿En qué consiste el encantamiento del Viernes Santo? En abril de 1857, Wagner, estimulado por un magnífico día de primavera, bosquejó un drama a grandes rasgos. Era el primer esbozo en prosa de Parsifal. Wagner no había dejado de trabajar con este material desde 1854, cuando leyó el poema épico Parzival de Wolfram von Eschenbach. ¿Qué relación tienen la naturaleza floreciente, el día de la muerte de Cristo y la redención del Redentor? Es lo que el personaje de Parsifal le pregunta a Gurnemanz, caballero del Grial, mientras contempla un prado cubierto de flores. “En mi opinión, todo lo que ahora está floreciendo, respirando, viviendo y resucitando, debería estar afligido y ¡ay, llorar!”. Y el sabio anciano le contesta: “Todas las criaturas se están regocijando al ver la bella impronta del Redentor […] No lo pueden ver en la cruz, pero miran al hombre redimido que se siente libre del peso del pecado y del miedo”.

El beso de Kundry

Kundry es uno de los personajes femeninos más destacados no sólo en la obra de Wagner, sino de toda la literatura operística. Vive una permanente división: por una parte, como si fuera un animal, repta, se humilla, sirve a los caballeros de Grial, pero, por la otra, obedece las órdenes de Klingsor, y cuando lo hace, aparece como una mujer poseedora de un gran atractivo erótico. Su motivo musical como ser servil y doliente es misterioso, semejante a un suspiro: un suave movimiento ascendente y descendente.

Kundry con Parsifal, tras ser bautizada por él. Acto III, Parsifal. Fotografía: Carlos Alvar.

Kundry, que tuvo el atrevimiento de burlarse de Cristo camino del calvario, por lo que fue condenada a vagar eternamente, es el equivalente femenino de la figura del Judío Errante (también emparentada con el Holandés Errante). Busca la paz y anhela la redención, pero continuamente es enviada de aquí para allá. Como mensajera del Grial, representa el tipo de Eva, sometida al hombre. Como mujer hermosa y lujuriosa, subyugadora de los hombres, es una variante del ángel caído. Kundry es omnisciente; conoce la infancia de Parsifal y su táctica de seducción consiste en hacer que el joven héroe vaya tomando conciencia de sí.

Gracias a Kundry, Parsifal conoce y empieza a entender su pasado, que hasta entonces había carecido de importancia. El beso de Kundry tiene para él una trascendencia capital ya que, en ese mismo instante, “habiendo llegado al conocimiento gracias a la compasión”, se hace consciente de su misión. Wagner traduce el beso con el ya mencionado motivo de Kundry, pero esta vez el breve suspiro se transforma en una larga melodía llena de deseo erótico, cuyo estilo hace recordar la música de Tristán e Isolda.

Wagner pensaba que, en tiempos en los que la religión va desapareciendo como refugio y medio de expresión para el alma, el arte puede llegar a adoptar ese papel.

 

El robo del Grial

Los iniciados afirman que, al llegar a la vejez, a Wagner le hubiera gustado denominar festivales escénicos sacros a todas sus obras compuestas después de Lohengrin. Su deseo sólo pudo verse realizado en el caso de Parsifal. Esta denominación genérica remite a las escenas litúrgicas del Grial que tienen lugar en los actos I y III. Wagner murió seis meses después del estreno, con lo que se produjo una clara mitificación del autor entre sus admiradores. Por si fuera poco, Wagner reforzó el carácter excepcional de Parsifalentre sus piezas escénicas al conceder a Bayreuth el derecho exclusivo de representarla durante 30 años, además de desalentar al público de aplaudir después de la representación, como si la obra fuera una ceremonia religiosa. Con todo, no pudo impedir el robo del Grial: en 1903 Parsifal, entró a formar parte del repertorio de la Ópera Metropolitana de Nueva York.

Wagner pensaba que, en tiempos en los que la religión va desapareciendo como refugio y medio de expresión para el alma, el arte puede llegar a adoptar ese papel. Una obra artística puede hacer creíble, mediante el uso de símbolos, lo que en la religión se considera un suceso o un proceso real. Detrás de la acción de Parsifal aparecen tanto símbolos cristianos como budistas, y el pesimismo de Schopenhauer no pierde influencia. Así, de la misma manera que ya lo había hecho en la tetralogía del Anillo, Wagner también crea en Parsifal una mitología propia y un drama religioso sobre la civilización europea amenazada por la decadencia.

La posibilidad de la redención

Después del final pesimista de El ocaso de los dioses, que desembocaba en una catástrofe para la humanidad, Wagner quiso representar en escena, con un dramatismo igual de intenso, la posibilidad de la redención. En este sentido, Parsifales una continuación y una conclusión de su obra, aunque hay que tener presente que Wagner, desde 1845, acarició la idea de componer un drama sobre Parsifal, es decir, desde los tiempos en que trabajaba en Lohengrin y Tannhäuser.

El miedo a una catástrofe a escala mundial y la esperanza de vencer al poder del mal son motivos recurrentes, durante décadas, en su creatividad. Parsifal es una versión optimista de Tristán y del Anillo. Los hilos que la unen con los otros dramas musicales a veces son evidentes y a veces quedan ocultos. Algunos motivos aislados, así como la atmósfera musical en su conjunto, señalan hacia Lohengrin (el mundo del Grial, el motivo del cisne); el tema del Grial y el tema del papa (de la narración romana de Tannhäuser) están también emparentados.

Detrás de los protagonistas de Parsifal hay otros personajes: detrás de Kundry, Venus; detrás de Parsifal, el joven Sigfrido; detrás de Klingsor, Hagen. Los conocedores de la obra de Wagner descubren en el beso de Kundry al beso con el que Sigfrido despierta a Brunilda de su sueño. Amfortas, sangrante y preso del dolor, remite al Tristán moribundo.

En la primera versión de su drama, Wagner tenía la intención de hacer aparecer a Parsifal, durante sus años de errar por el mundo, junto a la cama del enfermo Tristán para que, con la fuerza milagrosa de la lanza, curara la herida que el deseo insaciable hacía sangrar incesantemente. Con ello, pretendía recalcar que Tristán y Amfortas son héroes caídos por la fuerza de un amor mágico y que tienen que sufrir un destino semejante. Al final, sin embargo, la redención gracias a Parsifal quedó reservada para Amfortas. En el Teatro del Bicentenario, el sustantivo se transformó en adjetivo al referirse a esta producción operística: presenciamos una puesta en escena redentora para todos los que tomaron parte en ella.

Ficha técnica

Festival escénico sacro en tres actos

Producción del Teatro del Bicentenario “Roberto Plasencia Saldaña”

Estreno en México, en el marco del Liber Festival 2024

Estreno absoluto: Festspielhaus de Bayreuth, Alemania, el 26 de julio de 1882

Guido Maria Guida, director concertador

Sergio Vela, puesta en escena, escenografía e iluminación

Violeta Rojas, vestuario

Ruby Tagle, movimiento y coreografía

Ghiju Díaz de León, proyecciones

Juliana Vanscoit, producción ejecutiva

Iván Cervantes, diseño escenotécnico y coordinación técnica

Ilka Monforte, maquillaje

Jaime Castro Pineda, director coral

Itzia Zerón, asistente de dirección

Parsifal, Martin Iliev

Kundry, Fiona Craig

Gurnemanz, Hernán Iturralde

Amfortas, Jorge Lagunes

Klingsor, Óscar Velázquez

Titurel, José Luis Reynoso

Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato

Coro del Teatro del Bicentenario

Coro Juvenil del Conservatorio de Celaya

Coros del Valle de Señora

Música

Bicentenario de la Novena sinfonía de Ludwig van Beethoven
Domingo 21 de abril | Teatro del Bicentenario

La programación de la nueva edición del Liber Festival incluyó también la interpretación de la obra que probablemente mejor simboliza la libertad y el espíritu de confraternidad entre los hombres. Se trata de la Novena sinfonía de Beethoven, de la que el 7 de mayo pasado se conmemoraron dos siglos de su estreno. La presentación de esta obra, en Viena, supuso la reaparición de Beethoven en un escenario después de diez años. Y fue también la última vez que apareció en público.

Julio Saldaña dirige a la orquesta durante la interpretación de la Novena sinfonía. Fotografía: Naza PF.

La Sinfonía en re menor, opus 125, es una obra insólita porque por primera vez una partitura sinfónica incluyó la utilización de la voz humana como medio expresivo, ello con un texto poético de Friedrich Schiller. Se trata también de la obra que hizo que un jovencísimo Richard Wagner se decidiera a estudiar música para poder musicalizar la obra de teatro que había escrito. A los 19 años ya estaba componiendo su primera ópera.

La Novena sinfonía, Teatro del Bicentenario “Roberto Plasencia Saldaña”, León, Guanajuato. Fotografía: Naza PF.

Personajes como Otto von Bismarck se sintieron fascinados por ella. El fundador del Estado alemán moderno llegó a decir que, si pudiera escuchar la Novena con frecuencia, sería más valiente. De hecho, el canciller la utilizó para subir la moral a sus tropas.

Durante el siglo XX, la Novena sinfonía vivió una dualidad casi esquizofrénica, producto de la polarización imperante en el mundo.

 

Como anécdota, cabe decir que Henriette Sontag, la soprano que estrenó la Novena sinfonía en Viena en 1824, estrenó también el Himno Nacional Mexicano en 1853 y murió víctima del cólera en el pueblo de Tlalpan, junto a la Ciudad de México. También vale la pena recordar que, a un costado del Palacio de Bellas Artes, en la capital mexicana, se encuentra el monumento a Beethoven donado por la comunidad alemana residente en México hace cien años, precisamente para conmemorar el centenario del estreno de la Novena sinfonía.

La orquesta participante en el concierto programado en el Liber Festival forma parte de uno de los esfuerzos más notables de Ricardo Salinas Pliego, el proyecto Esperanza Azteca, surgido de su afán por contribuir a la educación musical y la inserción en la vida creativa de los niños y jóvenes. Así, la Orquesta Sinfónica del Instituto Superior de Música Esperanza Azteca de Puebla, bajo la dirección de Julio Saldaña, ejecutó la Novena sinfonía de Beethoven, acompañada por el Coro del Teatro de Bicentenario y el Coro del Conservatorio de Celaya, bajo la dirección de Jaime Castro.

Durante el proceso de ensayos de la ópera Parsifal se seleccionó de entre los participantes a cuatro cantantes para que fueran los solistas en la ejecución de la obra de Beethoven: Sugey Castañeda, soprano; Alejandra Gómez, mezzosoprano; Olymar Salinas, tenor, y Óscar Velázquez, bajo-barítono.

Conviene recordar que, durante el siglo XX, la Novena sinfonía vivió una dualidad casi esquizofrénica, producto de la polarización imperante en el mundo. Por un lado, fue la pieza que el violonchelista Pablo Casals interpretó en la proclamación de la Segunda República española, en 1931. Por otra parte, sonó en el Festival de Bayreuth de 1933, al que acudió la plana mayor de la jerarquía nazi. Y en 1945, fue la pieza escogida por la radio alemana para anunciar el suicidio de Hitler.

Pero quizá el acontecimiento histórico más importante en la trayectoria de la Novena fue su interpretación en Berlín en la Navidad de 1989, pocas semanas después de la caída del muro. El concierto, dirigido por Leonard Bernstein, reunió a una orquesta con músicos de las dos Alemanias. Bernstein no pudo contener la emoción cuando el coro entonó la oda final, en la que la palabra freude(“alegría”) fue sustituida por freiheit (“libertad”).

Ficha técnica
Julio Saldaña, director concertador

Jaime Castro Pineda, director coral

Sugey Castañeda, soprano

Alejandra Gómez, mezzosoprano

Olymar Salinas, tenor

Óscar Velázquez, bajo-barítono

Orquesta Sinfónica del Instituto Superior de Música Esperanza Azteca

Coro del Teatro del Bicentenario

Coro Juvenil del Conservatorio de Celaya

Música

Concierto de cámara de Steven Isserlis y Connie Shih

Miércoles 17 de abril | Auditorio Mateo Herrera del Forum Cultural Guanajuato

Un público asombrosamente joven y educado abarrotó el Auditorio Mateo Herrera para escuchar el recital con el que dio inicio la parte musical de la programación del Liber Festival. La ovación que les tributaron al violonchelista británico Steven Isserlis y a la pianista canadiense Connie Shih da cuenta del buen pie con el que arrancó la fiesta para el goce del espíritu celebrada este 2024 en León.

Ambos músicos ofrecieron un repertorio ecléctico y de amplio espectro cronológico y estilístico, que fue desde la exquisita invención melódica de Franz Schubert hasta la neoclásica lucidez de Francis Poulenc. Entre ambos extremos, brilló el rigor del entrenamiento alemán del compositor italiano Ferruccio Busoni aplicado a una sencilla canción finlandesa; la delicada y lánguida expresión camerística de Gabriel Fauré; y las emotivas referencias al canto litúrgico de las sinagogas de Ernst Bloch.

Los atronadores aplausos hicieron regresar a los músicos al escenario para tocar un encore: la Sicilienne de Fauré. No se incluyó nada de Bach en el programa porque, según confesó Steven Isserlis en la conferencia de prensa previa al concierto, desde hace tiempo algunas sonatas suyas lo “intimidan”, aunque no deja de reconocer que se trata de un compositor fundamental en su trayectoria. También relató que actualmente una de sus grandes pasiones es la lectura de novelas de corte victoriano. Inglaterra vivió un momento literario de gloria en el siglo XIX, pero en su opinión en nuestros días son los compositores quienes confieren la gloria artística al Reino Unido.

Concierto de Steven Isserlis y Connie Shih, 17 de abril de 2024, Auditorio Mateo Herrera, León, Guanajuato. Fotografía: Grupo Salinas / Yahir.

La perfecta sincronización y complicidad de Isserlis y Shih llenaron de razón a quienes consideran que la combinación entre el violonchelo y el piano se cuenta entre las más afortunadas simbiosis instrumentales, resultado, además, del largo y complejo proceso de evolución que tuvieron la viola da gamba y el clavecín en el repertorio barroco, que transitó por instrumentos híbridos o de transición, como el arpeggione y el fortepiano.

No es ocioso elogiar aquí el instrumento ejecutado en el recital por Steven Isserlis: el violonchelo Stradivarius Marquis de Corberon, de 1726, prestado por la Real Academia de Música de Londres. Fue una verdadera suerte que haya podido viajar a Guanajuato este ejemplar, capaz de hacer palidecer de envidia al más exquisito coleccionista de instrumentos musicales.

Ficha técnica

Steven Isserlis, violonchelo

Connie Shih, piano

Programa:

Ferruccio Busoni Kultaselle. Variaciones sobre una canción folclórica finlandesa, BV 237

Gabriel Fauré Élégie, op. 24

Franz Schubert Sonata en la menor, D. 821, Arpeggione

Ernest Bloch De la vida judía, B. 54

Francis Poulenc Sonata para violonchelo y piano, FP 143

Miércoles 17 de abril / 20:00 horas

 

Música

Recital de Ana Gabriela Fernández

Viernes 19 de abril | Teatro Estudio del Teatro del Bicentenario “Roberto Plasencia Saldaña”, León, Guanajuato

Las transcripciones conforman un muy importante capítulo dentro de la literatura pianística universal. En ocasiones, dichas transcripciones se limitan a ser meros arreglos que adaptan melodías compuestas para orquesta o para órgano, por ejemplo, para ser interpretadas al piano. Pero cuando una transcripción va más allá de trasladar meramente las notas musicales, e introduce cambios sustanciales en determinados pasajes de la obra, entonces estamos ante una verdadera creación artística, para cuya realización hace falta un profundo conocimiento de la obra original y de las posibilidades del piano como instrumento. No en vano los grandes transcriptores de obras para piano han sido consumados pianistas, como Ferruccio Busoni, Johannes Brahms o Franz Liszt.

Precisamente el recital ofrecido por Ana Gabriela Fernández, pianista de origen cubano, avecindada en México, y una de las jóvenes intérpretes de mayor proyección en Iberoamérica, estuvo compuesto por una selección de transcripciones de pasajes de óperas realizadas por Liszt, todas ellas obras de dos compositores del siglo XIX que se admiraron mutuamente y rivalizaron entre sí. Se trata de Giuseppe Verdi y Richard Wagner. Las transcripciones de Liszt a partir de óperas de Verdi constituyen un verdadero alarde de música y virtuosismo pianístico, particularmente “Paraphrases”, sobre el cuarteto de la ópera Rigoletto (Bella figlia dell’ amore). Por otro lado, Liszt sostuvo una relación muy estrecha con Wagner, de quien fue suegro e íntimo amigo, por quien sintió una gran simpatía y admiración. Por supuesto que el compositor y pianista austrohúngaro empleó todo su talento para llevar al piano muchas de las más grandes páginas musicales de las óperas wagnerianas.

Tanto en el caso de Verdi como en el de Wagner, el trabajo de Liszt significó una gran difusión para las obras de ambos compositores, trasladando las melodías operísticas de las puestas en escena de los grandes teatros a numerosos salones de concierto en medio mundo. Y es que no se contaba aún con grabaciones discográficas ni ninguna otra forma de reproducción. Desde luego que las casas editoras propietarias de los derechos de autor de las partituras de los compositores fomentaron el trabajo de los transcriptores, que no sólo les garantizaba buenas ganancias, sino que abonaban en la difusión de un trabajo artístico merecedor de llegar al público más amplio posible.

Ana Gabriela Fernández interpretó siete transcripciones y paráfrasis de Liszt: “Miserere”, de la ópera El trovador de Giuseppe Verdi; “Marcha solemne hacia el Santo Grial”, de la ópera Parsifal de Richard Wagner; “Romanza de la estrella vespertina”, de la ópera Tannhäuser de Wagner; “Muerte de amor”, de la ópera Tristán e Isolda de Wagner; “Agnus Dei”, de la Misa de Réquiem de Verdi; “Canto de las hilanderas”, de la ópera El holandés errante de Wagner; y “Paráfrasis de concierto sobre Rigoletto”, tras la ópera Rigoletto de Verdi.

Recital de Ana Gabriela Fernández, Teatro Estudio del Teatro del Bicentenario “Roberto Plasencia Saldaña”, 19 de abril de 2024. Fotografía: Carlos Alvar.

Exposición

Mirar al otro. Álbumes de México. Colección de Ricardo B. Salinas Pliego

Del 17 de abril al 21 de julio de 2024 | Museo de Arte e Historia de Guanajuato

Mirar al otro. Álbumes de México, Museo de Arte e Historia de Guanajuato. Fotografía: Carlos Alvar.

El Museo de Arte e Historia de Guanajuato exhibe la exposición Mirar al otro. Álbumes de México, muestra que permite conocer el México del siglo XIX y principios del XX a través de la lente de José María Lupercio, Cruces y Campa, Paul Strand, C. B. Waite, Carl Lumholtz y la Keystone View Company, con imágenes pertenecientes a la colección fotográfica de Ricardo B. Salinas Pliego. La curaduría estuvo a cargo de Mauricio Maillé, apoyado en Emma J. Hernández Tena, coordinadora de la muestra.

La exhibición pone de relieve el poder narrativo de la fotografía desde su origen y hace patente el papel fundamental de los álbumes fotográficos para organizar, contar y compartir todo tipo de historias, desde relatos íntimos hasta proyectos científicos, viajes de exploración y acontecimientos políticos.

En palabras de Sergio Vela, director general de Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego, citando a Émile Zola: “‘ ‘No se puede declarar que se ha visto algo en verdad hasta que se lo ha fotografiado’. Si bien esta última afirmación es un tanto arriesgada, no cabe duda de que la mirada del fotógrafo a través de la lente es, desde mediados del XIX, una de las maneras más logradas de documentar la realidad”.

Horarios: martes a viernes, de 10 a 17 h. Sábado y domingo, de 11 a 18 h.

 

Experiencia en realidad virtual

Pabellón del Encuentro

Miércoles 17 al domingo 21 de abril 2024 | Vestíbulo de Educación del Museo de Arte e Historia de Guanajuato.

El Pabellón del Encuentro es una experiencia inmersiva con un diseño arquitectónico ideado exclusivamente para la realidad virtual. Los espectadores pudieron viajar en el tiempo y, partiendo del actual Zócalo de la Ciudad de México, fueron transportados al centro ceremonial de Tenochtitlan, que hace cinco siglos se ubicaba en ese mismo lugar; también a bordo de una de las naves de Hernán Cortés, llegaron a la playa de la Villa Rica en 1519, y partieron hacia el Encuentro con el tlatoani mexica Moctezuma Xocoyotzin, preámbulo de la caída de Tenochtitlan.

La experiencia del Pabellón del Encuentro se apega a los hechos históricos, al tiempo que busca emocionar e introducir al espectador en la magnificencia de la gran Tenochtitlan; hace patentes los profundos cambios que implicó la llegada de los españoles a Mesoamérica y la ulterior conquista del territorio que hoy llamamos México, cuyo resultado fue nuestra nación, pluricultural y multiétnica.

La voz de la joven indígena Xochiquetzalli guio al visitante en su recorrido, desde el presente en el Zócalo de la Ciudad de México hasta el pasado prehispánico en la Gran Tenochtitlan.

El diseño de la experiencia inmersiva estuvo a cargo de Álvaro Hegewisch, director ejecutivo de Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego.

Pabellón del encuentro, un viaje por la historia. Fotografía: Carlos Alvar.

Cine

Ciclo de cine Liber Festival

En el ciclo de cine se exhibieron las películas Los caifanes (el viernes 19 de abril) de Juan Ibáñez; Río Escondido (el miércoles 22 de mayo) de Emilio Fernández, el Indio; La sombra del caudillo (el miércoles 29 de mayo) de Julio Bracho y El Rey del Barrio (el miércoles 5 de junio)

Escena de las películas Los caifanes, Río Escondido, La sombra del caudillo y El Rey del Barrio.

de Gilberto Martínez Solares. Auténticos clásicos del cine mexicano que, gracias a la restauración realizada por Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego, en conjunción con la Cineteca Nacional, refulgen nuevamente con su esplendor original.

Referencias bibliográficas:

Alcalá, César. “Wagner reutilizado en la mitología catalana: de Parsifal y Siegfried a Carlos el Calvo y Sant Jordi”. El Debate de Madrid (diario). [Consulta: 16/03/2023]. En línea:

<https://www.eldebate.com/historia/20230316/los-mitos-reutilizados-intelectuales-catalanes-explicar-pasado-historico_100686.html>.

Espinosa, Pablo. “Un puñado de artistas comprendió a cabalidad la magia de Richard Wagner”. La Jornada (diario). [Consulta: 24/10/2013]. En línea:

<https://www.jornada.com.mx/2013/05/24/cultura/a05n1cul>.

Hernández de la Fuente, David. “Montsalvat: poetas y místicos tras los pasos del Grial en España”. La Razón de Madrid (diario). [Consulta: 03/10/2022]. En línea:

<https://www.larazon.es/cultura/historia/20221003/giq56e6kgjbf3atz2kh5n2dq2e.html>.

Jiménez, Felipe. “Mirar al otro. Álbumes de México”. Liber, 22 (2023). En línea:

<https://revista-liber.org/articulo/mirar-al-otro-albumes-de-mexico>.

Martín Triana, José María. “El libro de la ópera”. Madrid: Alianza Editorial, 1992.

Vatican News. “José de Arimatea y Nicodemo, discípulos del Señor”. En línea:

<https://www.vaticannews.va/es/santos/08/31/ss--jose-de-arimatea-y-nicodemo--discipulos-del-senor.html



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