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Arquitectura

EDIFICIOS AGUSTINOS: Patrimonio cultural de Malinalco

La arquitecta Sandra Hurtado González ofrece un testimonio del proceso de restauración del Templo del Divino Salvador y del antiguo convento de la Transfiguración en Malinalco, los cuales sufrieron daños durante el sismo del 2017. Estas construcciones agustinas son parte del patrimonio cultural de México cuya preservación es un compromiso primordial.


Por Sandra Hurtado González

Ubicados en el municipio de Malinalco, Estado de México, el Templo del Divino Salvador y el antiguo convento de la Transfiguración han sido en el curso de los siglos testigos de importantes procesos históricos, sociales y culturales como la Conquista y la evangelización. De estos acontecimientos han quedado valiosos vestigios arquitectónicos y pictóricos que al paso del tiempo han consolidado la identidad cultural de la población. Por estas razones, su reconocimiento y valorización cultural es fundamental para su protección y restauración, cuyo objetivo es dejar un legado patrimonial que pueda apreciarse por visitantes y generaciones futuras.

La región de Malinalco –topónimo cuyo significado es “donde se adora a Malinalxóchitl”, la flor del malinalli– alberga un rico pasado histórico, reflejado en asentamientos culturales que datan del Posclásico Temprano y Tardío, donde quedan restos de construcciones de carácter ceremonial y militar ubicados en lo alto del Cerro de los Ídolos. En este conjunto arqueológico destaca la Casa del Sol o Cuauhcalli, construida durante el siglo XVI bajo el gobierno del tlatoani Ahuítzotl, siendo una muestra de la presencia mexica en la región.

La conquista de Malinalco y de Ocuilan la efectuó el militar y cronista Andrés de Tapia, quien dejó al español Cristóbal de Rodríguez de Ávalos como responsable de las primeras encomiendas, y de la edificación del convento. Este gran trabajo no hubiera sido posible sin la ayuda de la orden de los agustinos, a quienes tempranamente se les asignaría la mayor tarea evangelizadora de la región. En 1540, se resolvió que el encomendero Rodríguez financiaría la construcción del conjunto religioso[1], que, si en principio recibió el nombre de San Cristóbal, posteriormente se cambió por el de Divino Salvador. El diseño del conjunto arquitectónico posiblemente sea obra de Diego de Chávez, quien, se presume, también realizó los conventos de Ocuilan y Yuriria. Según una crónica de fray Juan de Tapia enviada al rey Felipe II, fechada en 1571, el templo de Malinalco había sido terminado, mientras que el convento continuaba en obras, siendo residencia de tres religiosos. Tal fue el ímpetu por ver finalizados los trabajos de construcción, que en septiembre de 1580 se le informó al virrey que la población de Malinalco no iría a trabajar a las minas, pues se hallaba ocupada en la construcción del convento. Sería hasta 1717 cuando se integrarían los últimos elementos arquitectónicos como la torre campanario.

El proceso histórico de la conquista y evangelización de Malinalco fue de gran importancia al traer consigo la creación de una amalgama cultural que se materializó con la construcción del templo y convento de la región, que todavía se pueden apreciar en la actualidad a pesar de los daños causados por el sismo de 2017.

La arquitectura del Templo del Divino Salvador y del antiguo convento de la Transfiguración

La arquitectura de los conventos agustinos es un importante documento histórico mediante el cual se pueden comprender las distintas dinámicas de la vida cotidiana en dichos claustros, así como sus peculiaridades religiosas, representadas, con frecuencia, en sus muros, donde predominan elementos pictóricos y decorativos con innumerables detalles artísticos que, a pesar de los desastres naturales, aún es posible apreciar.

Antes de puntualizar las características del templo y del convento, debe comentarse el espacio que lo delimita, es decir, la barda atrial, la cual enmarca al conjunto religioso constituido de la siguiente manera: al poniente, el atrio; al oriente, el templo; y al sur, el portal de peregrinos, el antiguo convento y la huerta, elemento representativo de estas órdenes contemplativas.

Detalle de la portada del Templo del Divino Salvador, 1973. Expediente técnico Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, Secretaria de Cultura.

 

Conformada por muros de mampostería de piedra con un remate mixtilíneo y tres ingresos, la barda atrial posee un acceso principal o arcada real, con jambas de piedra y pilastras que soportan dos arcos de medio punto coronados por un óculo. El remate alberga una cruz latina flanqueada por dos pináculos. Al traspasar los dos vanos resguardados por portones de herrería, un camino nos conduce al atrio y a la cruz atrial, que descansa en una base de cantera.

Al acercarnos al conjunto religioso, nos recibe una fachada, que debido a su discurso religioso, concentrado en sus elementos artísticos, es uno de los espacios más sobresalientes del templo del Divino Salvador. En el cuerpo principal, nos encontramos un vano de acceso, enmarcado por un arco de medio punto moldurado y flanqueado por dos pares de pilastras de fuste cajeado y capitel dórico, que albergan hornacinas con veneras. De igual manera, sobre el friso del entablamento del primer cuerpo se observan unas veneras y ángeles en alto relieve. En el segundo cuerpo se sitúa un nicho central con peana y capialzado rodeado por un par de pilastras de fuste estriado que sostiene un entablamento. En el tercer cuerpo, se halla un vano que aloja una ventana coral con emplomados y vidrios de colores. Flanquean la ventana sendas columnas de fuste estriado y capitel corintio, soportes de un entablamento y un frontón dentado, en cuyo tímpano se halla depositado un bajo relieve con figura de crucifijo. A un costado de la ventana coral, destacan cabezas de querubines y ángeles que enfatizan la carga religiosa de la fachada.

El campanario es uno de los elementos en los templos virreinales dignos de comentario. Cabe mencionar que muchos de ellos se construyeron en años posteriores, como el campanario del templo del Divino Salvador, culminado en 1717. De planta arquitectónica cuadrangular, posee una base con remate de entablamento sobrio. Presenta tres cuerpos, el primero con pilastras que soportan tres arcos de medio punto, en cuyos vanos se encuentran los travesaños que sostienen a las campanas.

Una de las expresiones arquitectónicas que con frecuencia se observa en los conjuntos religiosos del siglo XVI es el uso de contrafuertes. De grandes proporciones, trataron de ofrecer soluciones estructurales para garantizar la estabilidad de las iglesias. En tanto sirven de apoyo fundamental para muros y bóvedas, se ubican a lo largo del templo, así como en la nave y el presbiterio.

Parte del dramatismo religioso del interior lo aporta la iluminación, resuelta con ventanas con emplomados y vidrios de colores.

El interior del templo es una de las mayores manifestaciones de la evangelización en Malinalco. Resuelto en una planta de una nave, con un solo nivel que cuenta con coro y sotocoro. Los muros y la cubierta se elaboraron con mampostería de piedra. Y aunque las fachadas laterales y la posterior estén sin aplanar, los muros interiores y la bóveda se caracterizan por sus aplanados y su pintura al temple, así como por elementos decorativos elaborados con yesería y pan de oro, cuyo conjunto muestra la riqueza artística del recinto. También interesante es la transición de estilos artísticos que representa la integración de altares neoclásicos; entre ellos, el altar mayor que resguarda la imagen del Divino Salvador. Parte del dramatismo religioso del interior lo aporta la iluminación, resuelta con ventanas con emplomados y vidrios de colores.

Las cubiertas del templo, a su vez, poseen características de los templos de la época, como la construcción de las naves principales a partir de bóvedas de cañón que descansan en arcos fajones de medio punto. Hay en el ábside una bóveda de pañuelo, y en el segundo entre eje de la nave se observa un arco fajón de mampostería de piedra (arco triunfal), con soporte en dos pares de impostas que marcan el cambio de la nave al presbiterio. Finalmente, al fondo se localiza el presbiterio, que cuenta con pechinas que descansan en arcos torales.

Vista general de la nave y coro. Fotografía de Elisa Saldierna S.

 

Con respecto al portal de peregrinos, cabe mencionar que no se comunica con el templo; es una sucesión de siete arcos de medio punto con apoyo en columnas de base rectangular. Asimismo, se observa la presencia de gárgolas talladas en piedra, una serie de medallones alusivos a la toponimia de Malinalco, y símbolos de la orden de San Agustín. Los muros y la cubierta se construyeron con mampostería de piedra; y en los muros interiores y la bóveda hay pinturas al temple que registran anagramas e inscripciones de gran calidad artística. Por último, el portal de peregrinos dispone de un vano que aloja una puerta para entrar al claustro.

Vista general de la nave y detalles de pintura al temple.
Fotografía de Elisa Saldierna S.

Vista hacia la fachada principal del portal de peregrinos, Malinalco.
Fotografía de Elisa Saldierna S.

Vista de uno de los pasillos del claustro, donde destaca la decoración en muros y bóvedas a base de pintura al temple.
Fotografía de Elisa Saldierna S.

El convento

Espacio emblemático del conjunto religioso, el convento posee características particulares que forman parte de la orden de los agustinos. De dos niveles, los muros y la cubierta se construyeron con mampostería de piedra. Fachadas interiores, muros y bóveda ofrecen aplanados con pintura al temple. El claustro bajo se dispone alrededor de un patio de planta cuadrada, en cuyos lados se emplazan arcos de medio punto. Los pasillos del claustro bajo presentan un sistema de cubierta con arcos elípticos rebajados que se apoyan en impostas, mientras que las esquinas tienen un sistema con bóveda nervada. En el lado poniente, se ubica una capilla con un acceso para circular hacia el claustro alto, donde, entre los motivos de pintura al temple en muros y bóvedas, destacan algunos vestigios de las estaciones del viacrucis.

Su valor patrimonial es incalculable, ya que representa el proceso histórico y cultural de las órdenes religiosas que buscaron llevar su mensaje espiritual a los habitantes de la región.

Como se ha podido observar, el valor patrimonial del Templo del Divino Salvador y el antiguo convento de la Transfiguración es incalculable, ya que representa un proceso histórico y cultural de las órdenes religiosas, que a través de su arquitectura y recursos didácticos buscaron llevar su mensaje espiritual a los habitantes de la región. Del mismo modo, la historia de este conjunto religioso también ha involucrado al pueblo de Malinalco, cuya identidad se encuentra bien afianzada. No es casual que el templo y el convento agustino fueran declarados monumentos históricos el 1 de abril de 1937, y que con el paso del tiempo hayan recibido distintas intervenciones para proteger y restaurar sus elementos arquitectónicos y artísticos.

El sismo del 19 de septiembre de 2017 afectó muchos inmuebles históricos que sufrieron daños en sus elementos estructurales y artísticos. Desgraciadamente, estas averías son acumulables y con el paso del tiempo propician mayores afectaciones que exigen trabajos mucho más especializados de restauración. Por estas razones, la intervención oportuna del Templo de Divino Salvador y del antiguo convento de la Transfiguración debería ser un tema prioritario en la agenda del municipio y de todas aquellas instituciones y organismos dedicados a la conservación del patrimonio cultural.

El equipo de arquitectos y especialistas de la empresa Restaura, Conservación Inmueble realizó varios recorridos en el lugar para determinar algunas de las principales intervenciones que requiere el inmueble, las cuales se enumeran a continuación.

Una de las primeras acciones para prevenir desastres mayores fue el apuntalamiento de los elementos arquitectónicos del conjunto religioso afectados por el sismo. A su vez, se dispuso la colocación de estructuras y cubiertas que protegieran de los agentes meteorológicos a los elementos artísticos y bienes muebles, que podrían verse comprometidos por daños irremediables.

Vista de la nave hacia el presbiterio, ábside y altar mayor. Fotografía de Elisa Saldierna S.

 

A pesar de las acciones de protección temporal y preventiva, nada es más necesario que la puesta en marcha de un proyecto de restauración que contemple trabajos de conservación en elementos arquitectónicos como la barda atrial, la fachada, el reloj monumental, la torre campanario, los muros, las naves y la cúpula, donde son necesarios trabajos de liberación en aplanados y piezas de cantera en mal estado; consolidación mediante inyección de grietas; fabricación de mampostería; integración de nuevas piezas de cantera; rejunteo; acabados; restauración de la pintura al temple y demás trabajos de restauración, que en conjunto estarán sustentados en técnicas y procedimientos aprobados por instituciones como el INAH.

Referencias bibliográficas

Jarquín Ortega, María Teresa. Historia general ilustrada del Estado de México, t. 3. México: Gobierno del Estado de México, 2011.

Ledesma Ibarra, Carlos Alfonso, “El convento de San Salvador en Malinalco. Una revisión documental e historiográfica desde la historia del arte”, Contribuciones desde Coatepec, 30 (enero-junio 2016), 2016. Pp. 51-72.

Ledesma Ibarra, Carlos Alfonso. Las capillas de barrio de Malinalco, tesis para optar por el título de Maestro en Historia del Arte, México, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2006.

Malinalco, Enciclopedia de los municipios y delegaciones de México, Estado de México. Disponible aquí.

Romero Quiroz, Javier. Malinalco y su historia. México: Gobierno del Estado de México, 1980.

Archivo Jorge Enciso, Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, INAH.

Archivo de la Dirección de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural. Secretaría de Cultura.

 

 



[1] Javier Romero Quiroz, Historia de Malinalco, pp. 231-232.



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