El ensamble Tambuco, de izquierda a derecha: Alfonso Bringas, Ricardo Gallardo, Raúl Tudón y Miguel González, capilla del Centro Cultural Helénico. Fotografía: Jesús Cornejo.
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Música y ópera

Tambuco: 30 años a tambor batiente

Liber celebra los 30 años de Tambuco, Cuarteto de Percusiones de México. El crítico musical Juan Arturo Brennan reflexiona sobre la trayectoria y proyectos de los músicos Ricardo Gallardo, Alfredo Bringas, Raúl Tudón y Miguel González, integrantes del ensamble cuyo enfoque ecléctico, sólida discografía y labor de difusión han sido un pilar de la música moderna y contemporánea de México.


Por Juan Arturo Brennan

El archivo cuidadosamente conservado y sistematizado de la compositora, promotora, maestra y divulgadora Ana Lara contiene trozos importantes de la historia musical contemporánea de México. Con la generosidad que la caracteriza, compartió conmigo un documento que es invaluable en sí mismo y, a la vez, muy útil para este texto. Recibí de ella, como archivos adjuntos de un correo electrónico, las imágenes de dos páginas del programa de mano de un concierto realizado en el contexto de los World Music Days,bajo los auspicios de la ISCM (Sociedad Internacional de Música Contemporánea, por sus siglas en inglés); de hecho, era el concierto inaugural.

Percusiones y Electroacústica en Teotihuacán era el título del programa, en el que se interpretaron obras de Nicola Cisternino, Manuel Enríquez y Diego Minciacchi. Las labores de dirección estuvieron repartidas entre Aldo Brizzi y Diego Minciacchi. En la carátula del programa se daba crédito a, entre otros músicos, un grupo de percusiones llamado Los Ejecutores. Más adelante, en la página de las semblanzas de rigor, se publicó este breve párrafo:

Los Ejecutores, percusiones. Integrado por varios de los más destacados percusionistas de México, este grupo se propone difundir ampliamente todos los géneros de la percusión contemporánea, lo cual distingue sus presentaciones de los conciertos formales. También se preocupan por la creación y el estreno de obras escritas especialmente para este ensamble. Ricardo Gallardo, Alfredo Bringas, Raúl Tudón e Iván Manzanilla, que integran Los Ejecutores, se han presentado en numerosas ocasiones en muchas partes del país y realizan diferentes actividades dentro del ámbito musical de México.

La fecha: sábado 20 de noviembre de 1993. Unos días después, el jueves 25, los percusionistas participaron en otro concierto del evento, realizado en el Antiguo Palacio de la Inquisición, con un programa conformado por obras de David Vayo, Takehito Shimazu, James Wood y Ricardo Zohn-Muldoon. Estas son las dos primeras coordenadas del acta de nacimiento de aquellos Ejecutores que, para su siguiente presentación, ya eran Tambuco, Ensamble de Percusiones de México, un grupo que a lo largo de 30 años no sólo ha demostrado una estabilidad y durabilidad ejemplares, sino que es, desde su fundación misma, uno de los pilares del discurso de la música moderna y contemporánea en México. Justo es anotar aquí, por rigor histórico, que hay un antecedente a esta primera presencia de Los Ejecutores: los miembros del incipiente grupo se formaron en el seno de la Orquesta de Percusiones de la UNAM, que fue un semillero importante de notables percusionistas mexicanos. Ahora bien: hacerse llamar Los Ejecutores en esta instancia temprana de su historia es una muestra más de una de las cualidades esenciales de los miembros de Tambuco: un contagioso sentido del humor a prueba de todo. Es mucho lo que podría yo escribir al respecto; me limito, sin embargo, a decir que convivir con los Tambucos (o Tambukis, como a veces se refieren lúdicamente a ellos mismos) es una fuente inagotable de ironía, sarcasmo, risa y carcajada abierta. (Dicen que dicen que el sentido del humor es una prueba irrefutable de inteligencia, y vaya que estos cuatro tamborileros son músicos de una inteligencia singular).

La tercera Gala Centenaria, conmemorativa de los 100 años del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, se celebró el domingo 27 de mayo con las actuaciones de Tambuco y Katalin Károlyi, con Héctor Infanzón como invitado especial. Fotografía: Anne Delècole.

 

Formado hoy por Ricardo Gallardo (su director artístico), Alfredo Bringas, Raúl Tudón y Miguel González, el ensamble Tambuco, ya con este nombre, ha visto pasar por sus filas a otros destacados percusionistas, como Iván Manzanilla y Claudia Oliveira. Ese nombre que hoy los identifica es tan contundente que dondequiera que se pronuncie la palabra “tambuco” se asume que se refiere al ensamble. No faltará, sin embargo, la rata de diccionario (¿yo, acaso?) que se deje llevar por la curiosidad para averiguar que tambuco es la caja situada encima de la ventana, dentro de la cual se enrolla la persiana, y que es también el nombre de los recipientes de madera en los que se transporta el agua en la costa caribeña de Colombia. Se trata, por qué no decirlo, de un nombre tropical, sabroso y contundente. Mucho más relevante, sin embargo, es el hecho de que Tambuco sea el título de una obra indispensable del repertorio mexicano para percusiones, una pieza para seis percusionistas escrita en 1964 por Carlos Chávez (1899-1978). Junto con la Toccata del propio Chávez, Tambuco es uno de los pilares del vasto repertorio de Tambuco, un repertorio que asombra tanto por lo numeroso como por lo variado. En la lista de las músicas que Tambuco interpreta están, por un lado, todos los clásicos indispensables de las primeras décadas del siglo XX y, por el otro, un número ingente de partituras que compositores de todas las latitudes han dedicado al ensamble, y otras tantas que ellos han encargado, sobre todo a compositores mexicanos. De aquí se sigue lógicamente a la idea de que una parte importante (y de enfoque muy ecléctico) de ese repertorio ha sido registrado por Tambuco en una sólida discografía, una colección de grabaciones que se antoja indispensable para entender el desarrollo de la percusión en México y en algunas otras latitudes. Como uno de muchos ejemplos posibles está la participación destacada de Tambuco en el volumen 3 de la grabación integral de la música de cámara de Carlos Chávez producida por el sello Cambria en 2005. Ahí están, sí, versiones de referencia de las ya mencionadas Tambuco y Toccata, además de Xochipilli, y participaciones importantes de los miembros del ensamble en Cuatro melodías tradicionales indias del Ecuador, Lamentaciones, Cantos de México y, destacadamente, la sólida interpretación de Ricardo Gallardo de ese complejo galimatías rítmico que es la Partita para timbales de Chávez. No deja de ser interesante que Tambuco, la Toccata y Xochipilli hayan sido grabadas también en 1994 para el sello Dorian Recordings bajo la dirección de Eduardo Mata, con quien establecieron una cercana y fructífera relación de trabajo creativo. Resumen del tema discográfico: catorce álbumes propios de Tambuco (todos ellos con un repertorio expertamente elegido y ejecutado) más incontables grabaciones en colaboración con La Camerata, el Cuarteto Kronos, Gonzalo Macías, María Granillo, Héctor Infanzón y muchos otros músicos. Algunos de los hitos notables que hay al interior de esta colección de registros sonoros de Tambuco surgieron, de una u otra manera, como consecuencia de la Wanderlust que desde el principio ha caracterizado al ensamble, una pasión viajera que los ha llevado a tocar en 37 países en los cinco continentes, lo que no es poca cosa. Y ya que de colaboraciones se trata, la lista (extensa y de excelencia) de los artistas con los que Tambuco ha tocado incluye a otras figuras como Gustavo Dudamel, Enrique Diemecke, Keiko Abe, Paul McCandless, Stewart Copeland, Robert van Sice, Glen Vélez, Steven Schick, Valerie Naranjo, etcétera. Vale decir aquí que la vocación colaborativa de Tambuco ha llevado al ensamble a participar también en proyectos interdisciplinarios y multimedia.

Raúl Tudón, Ricardo Gallardo, Alfonso Bringas y Miguel González en el estudio del ensamble. Fotografía: Jesús Cornejo.

 

Tambuco es un grupo que desde muy temprano entendió el valor de la difusión, de las nuevas tecnologías y de las redes sociales. Además de lo que ello significa como potencial de comunicación con sus audiencias, esta conciencia ha dado como resultado que una parte importante del legado de Tambuco haya quedado registrado en diversas plataformas audiovisuales, destacadamente el canal de YouTube del grupo. La selección de videos ahí preservados permite al espectador, sobre todo, reforzar la percepción de un repertorio caracterizado por la enorme variedad de expresiones, estilos y lenguajes de la música que tocan y, simultáneamente, por la muy diversa proveniencia de los compositores (numerosísimos), cuya música han abordado al paso de tres décadas. Y sí, en ese canal hay grabaciones (sobre todo en concierto) de una buena cantidad de composiciones, algunas de ellas ya clásicos del repertorio. Sin embargo, al interior de esa espléndida colección de músicas en imagen hay una breve colección que me parece indispensable destacar, no sólo por su valor intrínseco, sino porque es una muestra contundente del enfoque serio, comprometido, variado e incluyente que Tambuco ha dado siempre a su trabajo. He aquí la breve historia…

Es bien sabido que el espantoso encierro que sufrimos todos con motivo de la pandemia afectó de manera particularmente grave a las comunidades artísticas, que no sólo perdieron de un día para otro sus fuentes de trabajo y el contacto con su público, sino que fueron vergonzosamente abandonadas a su suerte por un régimen al que el arte y la cultura no le merecen sino desprecio. Pasado el shock inicial de las nuevas circunstancias, un número incontable de músicos se dio a la tarea de producir, a título personal, videos caseros a través de los cuales intentaron, por una parte, mantenerse activos y, por la otra, conservar un mínimo vínculo con el público a través de las redes sociales. Por razones profesionales, me tocó ver y escuchar muchos de esos videos, la mayor parte de los cuales eran atroces, verdaderamente impresentables en su calidad musical, sus parámetros técnicos y, no menos lamentable, en la actitud de los músicos. En ese contexto, Tambuco ideó y llevó a cabo un ejemplar proyecto de música a distancia que, un par de años después, sigue siendo de un alto valor; un valor que, me parece, conservará al paso del tiempo. Se trata de una decena de videos de una serie titulada “Los instrumentos de Tambuco”, en los cuales los miembros del grupo hablan, explican y, sobre todo, tocan, proponiendo al público un sabroso y enriquecedor viaje a través de las familias del innumerable instrumental de percusión. Los títulos de los capítulos expresan cabalmente la amplitud del proyecto y la variedad de su materia: Silbatos, Raspadores, Sonajas, Lameláfonos, Metal, Tambores, Arcos/Gongs, Madera, Tambores de marco, Cerámica. Huelga decir que en estos breves, pero muy completos videos sale a relucir el conocimiento profundo que los miembros de Tambuco tienen de su instrumental, pero también su habilidad para explicar un poco de la historia y las características de cada familia instrumental y cada instrumento individual. Y, destacadamente, en el contexto que he mencionado líneas arriba, estos videos didácticos están realizados con un apreciable grado de profesionalismo, con una estimable atención a la calidad de la imagen, la pureza del sonido, y a los asuntos pertinentes a la realización y la edición. Una de las virtudes visuales destacadas de este notable proyecto es el hecho de que los videos fueron grabados en el entorno que le es natural al grupo: el espacio que funciona simultáneamente como bodega de instrumentos y salón de ensayos, situado en Zoncuantla, entre Xalapa y Coatepec. (Por cierto: este espacio, así como otros utilizados por Tambuco a través de los años para fines similares, tiene un nombre más que explícito: la tambucueva). En suma: ahí donde la gran mayoría de los videos musicales realizados durante la pandemia está merecidamente condenada al olvido, esta serie de Tambuco será duradera y quedará como una muestra más de la calidad, el rigor y el compromiso que han caracterizado al cuarteto durante estos 30 años.

A título personal, puesto que de eso se trata, debo decir que desde hace tres décadas me considero como miembro emérito (esto lo digo yo) del club de fans de Tambuco. Conocí a sus integrantes desde la Orquesta de Percusiones de la UNAM, y una vez fundado el cuarteto, he estado cercano a su trayectoria y sus proyectos, y hace mucho tiempo que, venturosamente, perdí la cuenta de la cantidad de conciertos y recitales de Tambuco a los que he asistido. Hacer un recuento, así fuera mínimo, de lo que he mirado y escuchado con Tambuco en estos años, resultaría quizá en un inventario farragoso y enumerativo. Por ello, prefiero referirme sólo a dos de sus conciertos… literalmente, dos botones de muestra. Es mera coincidencia, habiéndolos elegido al azar, que estos dos recuerdos de Tambuco se refieran al corto período de junio y julio de 2018. Retomo aquí algunas de mis percepciones de aquellos dos conciertos de Tambuco, editadas para mayor claridad, y que fueron publicadas originalmente en el diario La Jornada. La primera se refiere a la presencia del ensamble en el centenario del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris:

Para concluir, la tardía obra del gran György Ligeti titulada Síppal, dobbal, nádihegedűvel (‘Con pífanos, tambores y violines’), compacto ciclo de canciones sobre textos de Sándor Weöres, en el que el compositor toca numerosas bases, incluyendo lo ritual, lo salvaje, lo expresionista, lo popular, lo hipnótico, lo arrullador, lo lúdico y hasta lo tropical, todo ello con numerosas y perceptibles referencias a la tradición musical húngara. De atractivo particular, el hecho de que Ligeti escribió el ciclo precisamente para Katalin Károlyi, quien evidentemente conoce y desentraña la partitura mejor que nadie. Como es usual en el caso de Tambuco, la preparación de este complejo programa y las ejecuciones de las obras, del muy alto nivel que es usual en el grupo, con cimas destacadas en las partituras de Castillo, Ravel y Reich. Indispensable, seguirle la pista a Tambuco en este 2018, año en el que el ejemplar ensamble de percusiones cumple 25 años de trayectoria.

La segunda alude a un concierto de temporada de la Orquesta Sinfónica de Minería:

El fin de semana pasado se programó una joya absoluta de la música contemporánea: From me flows what you call time, del japonés Tōru Takemitsu (1930-1996). En principio es posible afirmar que la pieza es ante todo un sofisticado y evocativo estudio en timbres instrumentales; a una orquesta rica y diversificada, Takemitsu añade un quinteto solista de percusiones encargado de un vasto arsenal de instrumentos provenientes de al menos cuatro continentes, y propone roles destacados para dos arpas y una celesta que no hacen sino enriquecer su asombrosa paleta de colores sonoros. Para las partes solistas, fue convocado, evidentemente, el cuarteto Tambuco, con la complicidad de Iván Manzanilla, uno de sus miembros fundadores. […] Además del sólido uso constructivo de un motivo de cinco notas como una de las anclas estructurales del discurso, hay cincos por todas partes, empezando por los cinco percusionistas solistas y pasando por dos juegos de cinco campanas colgantes, tañidas con dos juegos de cinco listones de colores. A la vez, el manejo del tempo y del tiempo en esta obra es de un refinamiento sublime. ¡Qué difícil elegir momentos destacados de una partitura tan rica y compleja! Sin embargo, entre los puntos cimeros indudables está un episodio a manera de cadenza en el que Takemitsu propone una sucesión de solos de gongs, cencerros, steel drums y ocho lengüetas de teponaztli, cuyo resultado es magia sonora pura. Sobra decir que en las manos y las baquetas de Tambuco y Manzanilla, este y los demás episodios de percusión, tanto los solos como las amalgamas con la orquesta, resultaron de un altísimo nivel técnico y expresivo.

Con motivo del X X V aniversario de Tambuco, en 2018 se celebró un concierto conmemorativo en el Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México. Fotografía: Anne Delècole.

Ya están en marcha los planes del cuarteto para este 2023 conmemorativo. Pronto, un concierto en la Sala Nezahualcóyotl con música de Julio Estrada. Más tarde, el regreso del grupo al Festival Internacional Cervantino y el concierto de aniversario en el Palacio de Bellas Artes.

Si Ligeti y Takemitsu están en la cumbre de los compositores a los que Tambuco ha dedicado su atención, una mirada rápida a la discografía arriba mencionada permite descubrir una cantidad y variedad deslumbrante de autores. ¿Quiénes? He aquí, elegidos al azar, algunos mexicanos: Javier Álvarez, Mario Lavista, Santiago Ojeda, Carlos Sánchez-Gutiérrez, Eduardo Soto Millán, Eugenio Toussaint, Raúl Tudón… Y como contraparte, estos extranjeros: Paul Barker, Henk de Vlieger, Graham Fitkin, William Kraft, Minoru Miki, Akira Nishimura, Amadeo Roldán, Steve Reich. Y que no se diga (como se dice por ahí) que Tambuco ha ignorado a las compositoras: ahí están sus interpretaciones y grabaciones de Keiko Abe, Gabriela Ortiz, Claudia Oliveira, María Granillo, Georgina Derbez, Marcela Rodríguez, Ana Lara, Claudia Calderón.

Después de esta compacta serie de inventarios y comentarios sobre Tambuco, es preciso enfatizar el hecho de que ya están en marcha los planes del cuarteto para este 2023 conmemorativo. Pronto, un concierto en la Sala Nezahualcóyotl con música de Julio Estrada. Más tarde, el regreso del grupo al Festival Internacional Cervantino (después de diez años de injustificada ausencia) y el concierto de aniversario en el Palacio de Bellas Artes, así como una presentación en el Festival de Música de Morelia. Todo ello, sobra decir, y sin hipérbole alguna, imperdible. Por otro lado, en el marco de la celebración de esos largos y productivos 30 años de golpear toda clase de instrumentos y objetos raros, el ensamble ha organizado la Convocatoria Tambuco 30-30, una serie de residencias artísticas para compositores y percusionistas menores de 30 años, con el fin de fomentar la composición musical y perfeccionar la técnica instrumental en la especialidad de percusiones.

Por todo ello, y mucho más, Tambuco, Cuarteto de Percusiones de México, es considerado y apreciado con justicia como uno de los ensambles esenciales en la historia de la música contemporánea en el país. ¡Larga vida a Tambuco! Y a celebrar sus 30 años de existencia con bombo y platillos, como corresponde.

Miguel González, Alfonso Bringas, Raúl Tudón y Ricardo Gallardo en el estudio del ensamble. Fotografía: Jesús Cornejo.

 

 

LOS INSTRUMENTOS DE TAMBUCO

En Liber estamos convencidos de que los videos de la serie “Los instrumentos de Tambuco” merecen nuestra enfática recomendación de verlos y escucharlos; he aquí sus respectivos vínculos.

Episodio 1: Silbatos

Episodio 2: Raspadores

Episodio 3: Sonajas

Episodio 4: Lameláfonos

Episodio 5: Metal

Episodio 6: Tambores

Episodio 7: Arcos – Gongs

Episodio 8: Madera

Episodio 9: Tambores de marco

Episodio 10: Cerámica

 

 



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