La música permanece en el horizonte histórico de México como un sueño que se sigue realizando. En los trescientos años del período colonial se cantaron y bailaron en la Nueva España una gran variedad de melodías populares: jarchas, sones, minuetos, jarabes, zarambeques, danzas y contradanzas. Estos géneros constituyeron un contrapeso a la música de las catedrales: misas, maitines y villancicos que se creaban ex profeso para celebrar las fiestas. Lamentablemente, gran parte de este corpus sonoro no sobrevivió la prueba del tiempo. Hoy sabemos de la existencia de ciertos jarabes y tarantelas gracias, paradójicamente, a la prohibición de la que fueron objeto por el Tribunal del Santo Oficio, que consideraba aquellas danzas como “de mala costumbre”, por bailarse con “ademanes, manoseos y zarandeos, contrarios a toda honestidad”. Sin embargo, parte de este repertorio ha sobrevivido, de la misma forma que lo han hecho los libros de Cantigas españolas de los siglos XV y XVI. ¿Como sonaban las melodías de aquellos tiempos? ¿Cómo se bailaban los minuetos y contradanzas del México virreinal?
Fundado por Carmen Elena Armijo y bajo la dirección del Manuel. Mejía Armijo, Segrel se nutre fundamentalmente del panorama lírico, literario y musical del Siglo de Oro.
Desde 1996, el ensamble de música antigua y novohispana Segrel se ha dado a la tarea de ofrecernos una generosa respuesta. Fundado por Carmen Elena Armijo, Segrel ha construido su labor artística con base en una premisa fundamental: recurrir directamente a las fuentes históricas, como documentos, instrumentos e imágenes, para reconstruir con fidelidad el repertorio al que están dedicados; otorgando, además, una gran importancia a la danza y la poesía popular. Este propósito interdisciplinario es una de sus mayores fortalezas. Bajo la dirección del Manuel Mejía Armijo, experto en instrumentos de cuerda pulsada como el laúd y la guitarras renacentista y barroca, Segrel se nutre fundamentalmente del panorama lírico, literario y musical del Siglo de Oro español. Sin embargo, ha extendido su repertorio desde la Edad Media, hasta el siglo XIX y las canciones populares del México independiente. Suelen incluir refranes, adivinanzas picarescas, danzas tradicionales y gozosas poesías en sus presentaciones en vivo.
Segrel utiliza una variada colección de instrumentos originales, copias fieles de los que se usaban en la Península ibérica y en las principales ciudades del virreinato, entre ellos están la viola da gamba, la flauta de pico, la guitarrilla –o guitarra renacentista–, la vihuela de arco, el violín y la guitarra barroca (un instrumento trazado por el famoso luthier italiano Antonio Stradivari). Además, con el canto, la jarana, el caparazón de tortuga y la quinta huapanguera, Segrel aviva la fragua musical que hermana el son jarocho con el barroco español. Es preciso mencionar que entre las tonadas, danzas y contradanzas que interpreta el grupo, destaca el zapateado y la gallardía de Martín Pérez y Casilda Madrazo, también encargada de las castañuelas.
Segrel ha grabado cuatro discos: Los sonidos de la épica, poesía y música en el Cantar del Mío Cid (2003); Antigua lírica popular hispánica: siglos XV al XVIII (2008) con melodías del Cancionero de la Colombina (1495) y del manuscrito de la Corte de los Reyes Católicos (1505-1521); Los sonidos de la lírica medieval hispánica: siglos X al XVI (2010) y Un Sarao en Chalco (2013). Esta última producción constituye todo un descubrimiento. Aquí, el grupo grabó una selección de los más de trescientos minuetos, danzas y contradanzas que integran el manuscrito de Joseph María García, fechado en Chalco en 1772. Este manuscrito consta de dos volúmenes cosidos a mano, resguardados en el Southwest Museum de California, Estados Unidos. Además del disco, Segrel y la fundación Mecenas Arte y Cultura editaron un volumen que reúne un centenar de partituras, vinculadas especialmente a la danza. En él se presenta cada pieza con su correspondiente línea melódica y las indicaciones de su posible coreografía.
La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu.”
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
La obra de Segrel es americana y española. Pero también andaluza, mozárabe, jarocha. Sus conciertos y grabaciones son testimonio del virreinato hispanoamericano y del medioevo español. Sus integrantes abrevan del gran caudal de información disponible en torno a la música instrumental profana de los siglos XI al XVIII. No es la suya una labor que evoque la nostalgia de otros tiempos. A través de la música antigua y sus sutiles condimentos, Segrel reaviva la luz del entendimiento humano y el intercambio cultural entre pueblos aparentemente distintos.
Segrel es ritmo, es contrapunto, es melodía.
Segrel es la palabra que danza.
Segrel es un capítulo vivo de nuestra cultura.