Editorial
La madrugada del 21 de febrero de 1978, mien- tras excavaban para colocar un cableado sub- terráneo, los trabajadores de una compañía eléctrica se toparon con una piedra redonda de color rosáceo. Los arqueólogos del I N A H convocados por la mañana para apreciar el insólito monolito, aún semienterrado, advirtieron que representaba a una mujer desmembrada con cascabeles en las mejillas, atributos propios de la diosa lunar Coyolxauhqui. ¿No es altamente simbólica la emergencia de una deidad femenina, indisociable del mito de Huitzilo- pochtli, para discernir cabalmente la cosmovisión mexica? Como si el México profundo nos recordara que sin la mujer es imposible comprender nuestra historia. Para celebrar este hallazgo clave, a 45 años del regreso de Coyolxauhqui, la ...